¿Es posible ser feliz en el trabajo (y… no morir en el intento?)

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl / Académico e Investigador (UACH)



“Cuando el trabajo es un placer, la vida es una alegría. Cuando el trabajo es un deber, la vida es una esclavitud” (Maximilien Robespierre, abogado, escritor y orador francés).

“No se puede ser feliz en la vida, si no se es feliz en el trabajo”.

De acuerdo con diversas investigaciones, así como con las experiencias que reportan algunos de mis pacientes cuando llegan a mi consulta, son muchos los trabajadores que, lamentablemente, no tienen la buena fortuna –o la suerte– de pasarlo bien en sus puestos de trabajo y en las oficinas donde se desempeñan.

Ahora bien, antes de entregar algunas estrategias y tácticas de funcionamiento con el fin de poder sobrellevar un trabajo insalubre de la mejor forma posible, señalemos de partida que la FELICIDAD es una experiencia de alegría, de bienestar, de satisfacción y aquellas personas que son felices son más sanas, tienden a vivir más que quienes no lo son, mantienen mejores relaciones de pareja, toleran mejor el dolor, reciben mejores ingresos que el promedio de la gente y generan un buen clima laboral. El gran desafío en relación con el párrafo anterior, es que USTED es el principal arquitecto y persona responsable de su propia felicidad (o infelicidad).

Hagamos ahora las siguientes preguntas: ¿Quién no se ha quejado alguna vez por tener a un jefe tóxico, mañoso y maniático que hace insufrible el trabajo diario? ¿O de lo mal que nos pagan por nuestra labor? ¿O de los compañeros de oficina envidiosos, flojos, copuchentos y que le hacen el quite al trabajo, mientras uno intenta realizar su labor diaria de la mejor forma posible? ¿O de la infraestructura deficiente de la oficina donde se trabaja y la mala comida que nos sirven en el casino?

Es altamente posible, que ninguna de las personas que está leyendo este artículo esté en condiciones de tirar la primera piedra. En este sentido, las condiciones laborales negativas que viven muchos trabajadores, no son, precisamente, muy sanas para el cuerpo o para la estabilidad mental. ¡Qué óptimo sería, si uno pudiese levantarse cada día contento y luego salir feliz a trabajar! Si éste fuera el caso, la carga laboral de cada uno de nosotros sería muy distinta y claramente más llevadera.

Si bien no existen “recetas” para revertir el hecho de estar realizando un trabajo ingrato, sí existen ciertas “estrategias de funcionamiento” y algunas “tácticas para tener paz y tranquilidad” que pueden permitirle a usted superar de buena manera algunas de estas situaciones laborales poco gratas, y ayudarle a mejorar su situación personal para que sea capaz de levantarse todos los días –ojalá contento(a)– para ir a trabajar. Quienes viven el drama de desempeñarse día a día en un trabajo poco satisfactorio, saben que la recomendación de que “hay que adaptarse al trabajo y punto”, es insuficiente y no resuelve los problemas de fondo.

Si usted quiere estar dentro de aquél grupo de personas que desean intentar aceptar y disfrutar un trabajo que se ha convertido en una suerte de “sacrificio diario”, sería recomendable que usted evaluara la posibilidad de cambiar su propio “chip mental interno” y pusiera algo de atención a las siguientes propuestas y recomendaciones, con el fin de entrar en una suerte de espiral de emociones positivas y ayudar a (re)construir la propia felicidad.

Usted se preguntará… ¿para qué o por qué razón yo debería hacer este intento con todo el esfuerzo que ello significa? La respuesta es muy sencilla: ¡Para volver a experimentar la grata sensación de que nuestra vida es buena, que tiene sentido y que vale la pena realizar todo el esfuerzo que uno haga!

De acuerdo con diversos expertos e investigadores, uno de los primeros pasos que la persona deber dar, es intentar recuperar la motivación por el trabajo que se está realizando, un tema, que de por sí, requiere de un proceso que es gradual. Primero que todo, permítase hacer un alto en su trabajo, analícelo de forma detallada –manteniendo, eso sí, su cabeza bien fría y objetiva mientras lo hace– y, a continuación, haga un listado de todos los aspectos, tanto positivos como negativos de su trabajo.

Luego, comience a enumerar los diversos motivos que lo impulsan a usted a realizar su trabajo, puesto que sólo después que usted haya hecho un “reconocimiento” de dichos motivos –por ejemplo: el bienestar y educación de los hijos, por el bienestar de la pareja, por la necesidad de adquirir algunos bienes, por querer seguir progresando en la vida, por acumular experiencia, etc.– su trabajo puede volver a adquirir sentido para usted y ser algo más gratificante.

Se sobre entiende, que para cada uno de nosotros no todos los motivos tienen el mismo valor, el mismo origen o la misma intensidad, por cuanto, así como el salario que se recibe puede ser para algunas personas un buen motivo para mantenerse en el empleo, para otros lo puede ser la búsqueda de realización personal y profesional, acumular experiencia, o incluso, el mismo ambiente laboral donde la persona se desempeña. Si bien los motivos varían con cada circunstancia y con cada una de las personas en cuestión, los “motivos personales” pueden asumir diversas “etiquetas”, como por ejemplo: motivos económicos, sociales, intelectuales, profesionales, religiosos, etc. Estos “motivos personales” son los que empujan, por decirlo de algún modo, para que una persona recobre su energía y la fuerza que necesita para poder realizar su trabajo, al mismo tiempo que sentirse satisfecho consigo mismo al final de la jornada laboral.

Por lo tanto, una vez que usted ya realizó su “diagnóstico” de los motivos personales que lo impulsan a trabajar, donde además ha consignado el listado de los aspectos positivos y negativos de su trabajo, ahora intente responder a las siguientes tres preguntas:

1. De todo aquello que me molesta de mi trabajo, ¿qué es lo que yo puedo cambiar?

2. ¿Cómo podría manejar de mejor forma aquellas cosas que no puedo cambiar?

3. ¿Cómo puedo aprovechar –o valorar– de mejor forma los aspectos positivos de mi trabajo?

En función de las respuestas a estas tres preguntas, cada uno de nosotros deberá diseñar lo que antes señalé como “estrategias de funcionamiento” y, en este caso específico, podríamos hablar de “estrategias de aguante”, las cuales, por cierto, más que intentar soportar las actividades diarias de mi labor, lo que tengo que hacer, es (re)descubrir el significado de mi vida, de mi trabajo y LA MOTIVACIÓN para realizar dicho trabajo y llevarlo a cabo.

Si antes hablamos de las “estrategias de funcionamiento”, ahora hablaremos de algunas “tácticas para tener paz y tranquilidad”:

1. Aprenda, ya sea a evitar o bien a tolerar aquellas cosas que le molestan: es la mejor actitud que usted puede adoptar con el fin de hacerle el quite a los conflictos que pueden enfermarlo y deteriorar su salud mental y física.

2. No permita que su trabajo se transforme en un mero hábito y haga de sus tareas diarias algo que sea un poco más creativo y que le permita sorprenderse a sí mismo de sus capacidades: cultive el optimismo, practique la amabilidad, cuide sus relaciones interpersonales, exprese gratitud.

3. Enfrente cada día como si éste fuera un reto personal, y entregue lo mejor de usted en cada actividad que lleva a cabo. Lo anterior significa que usted debe aprender a desarrollar estrategias para enfrentar y manejar el estrés.

4. Entregue un “valor agregado” a las tareas que desempeña, de modo tal, que tanto usted como sus jefes noten el cambio. La razón es simple: el florecimiento humano se da sólo en un ambiente de positividad.

5. Fije metas y fechas para sus objetivos y cúmplalos. Esta manera de proceder es la forma de verificar el avance de su proceso personal de cambio.

6. En forma paralela, busque la manera de desarrollar otras competencias y habilidades: descubra sus propios talentos ocultos y aprovéchelos, ya que de esta forma usted podrá mejorar no sólo su desempeño laboral, sino que podrá crecer como persona. Si puede estudiar otra cosa mientras trabaja: ¡hágalo! Es cierto que implica grandes sacrificios, pero también es cierto que es un gran desafío personal que le entregará satisfacciones extraordinarias.

7. Evite a los “vampiros emocionales” que chupan y drenan su energía, y rodéese de gente positiva y energética que le ayudarán a sentirse mejor y más satisfecho.

8. Evite ser de esas personas que se quejan constantemente, de otra forma, usted corre el riesgo de la profecía auto-cumplida y que determina que usted se convierta en un “quejador profesional”. Todos los trabajos tienen luces y sombras: usted trate de concentrarse en las luces de su trabajo y, de vez en cuando, practique el arte de la gratitud.

9. Desarrolle el rasgo de la paciencia y comience desde ya a buscar otras alternativas de trabajo, puesto que tal como el dicho lo señala: “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”. Mientras tanto, trate de hacer de su trabajo actual, algo un poco más divertido. Las razones para haber entregado estas “ESTRATEGIAS DE FUNCIONAMIENTO” y sus correspondientes “TÁCTICAS PARA TENER PAZ Y TRANQUILIDAD”, se reducen a lo siguiente: el acto de recuperar la motivación se convierte, automáticamente, en la clave para que su trabajo deje de ser, finalmente, una carga, una molestia, una tortura o un sacrificio.

¡Mucho éxito en este nuevo y gran desafío personal!



Fuente: flotitoc@gmail.com
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