La "increíble" historia detrás de la expropiación a agricultor de Osorno

En tiempos en que el país enfrenta definiciones en torno a los alcances del derecho de propiedad, bueno es poner atención a la expropiación forzada de un campo, tras un extenso proceso judicial que llegó a su fin de la peor manera para el productor local, quien tras hacer valer sus argumentos en Primera y Segunda instancia, lo perdió todo en un fallo dividido de la Corte Suprema.

Desde 2006 a la fecha, el grupo de empresas Pilmaiquén, controladora de diversos proyectos y centrales hidroeléctricas, entre ellos la central Rucatayo, y titulares de una serie de derechos de agua en la zona sur del país obtenidos en su mayoría de manera gratuita a partir de la creación del Código de Aguas, debió enfrentar sucesivos procesos administrativos y judiciales para lograr realizar los estudios de factibilidad de los proyectos eléctricos, “Osorno”, “Los Lagos” y el mismo Rucatayo (en operaciones desde 2013), todos en la cuenca del río Pilmaiquén.

El origen de estos distintos procesos, tuvo que ver con que el grupo de empresas jamás logró entendimiento con los particulares, que de una u otra forma, se ven afectados por sus proyectos industriales de alto impacto que se asientan en sectores rurales.

En este contexto los montos fijados por las comisiones que tasan las compensaciones económicas que debieron recibir los particulares en cuyos terrenos se instalan las centrales y demás construcciones, fueron siempre motivos de tensión y en los cuales la empresa trató siempre de minimizar inversiones a costa de la propiedad de otros, al pretender que los montos por las compensaciones sean en relación a los valores agrícolas de los terrenos, como si el agricultor deseara venderlo, y que no se consideren las aptitudes industriales con que claramente cuentan aquellos inmuebles en los cuales se emplazan estos proyectos.

El ícono de la forma de operar del grupo económico liderado en su momento por Hernán Büchi, Bruno Phillippi y otros, es el del agricultor Juan Carlos Fuchslocher, quien hoy está a un paso de que, a instancias de la empresa, tribunales de Osorno rematen su campo y demás bienes.

QUÉ ES PILMAIQUÉN

Pilmaiquén S.A es una empresa que luego de la venta de la central Pilmaiquén en el año 2000 (hoy propiedad de Enel) mantuvo derechos de aguas sobre el río y construyó luego la Central Rucatayo, la cual entró en operaciones en mayo de 2012 y cuya producción anual llegó en 2013 a los 291.647 MWh, que le generaron ingresos por M$ 21.847.003, equivalentes a US$ 41.644 miles. A fines de ese año, la compañía determinó comprar en US$80 millones el total de la participación accionaria que Energía Renovable Limitada, filial de Citigroup, N.A., poseía en la filial Empresa Eléctrica Rucatayo S.A., lo que generó divisiones al interior del directorio, ya que tres de sus integrantes, Bruno Philippi, Hernán Büchi y Francisco Courbis rechazaron públicamente la fusión “por estimarla inconveniente para los intereses de la compañía”. Esta operación se dio porque el grupo inversor se cansó de esperar la venta, ya que se suponía que la "pasada" desde la construcción a la venta sería mucho más corta...

Al 2013, la firma tenía dentro de sus principales accionistas a Isidoro Quiroga y María Victoria Quiroga con un 10,82%; Germán Guerrero Falcón, Germán Guerrero Espinoza y Rodrigo Guerrero Falcón, un 22,06%; y Bruno Phillipi, en conjunto con la sucesión de Andrés Concha, con un 26,47%. Los tres principales contrataron los servicios de Providence Capital, para la evaluación de diversas alternativas de venta de su participación accionaria en la compañía.

Entre los nuevos proyectos se cuenta la Central Hidroeléctrica Osorno, que también utiliza el río Pilmaiquén y su potencia será de 54,3 MW. Su aprobación de construcción de Obras Hidráulicas fue presentada a la DGA el 2007, mientras que la ambiental fue en 2009. En 2014 se le autorizó la construcción de las obras hidráulicas del proyecto que ha generado rechazo en comunidades indígenas.

Otro de los proyectos es la Central Hidroeléctrica Los Lagos (50,8 MW), que considera el aprovechamiento de un derecho en el río Pilmaiquén de 200 m3/s y de una caída bruta de 30,66 m que se generará con la construcción de una presa, ubicada aproximadamente 19,7km. aguas abajo de la central hidroeléctrica Pilmaiquén. Según los estados de permisos, la aprobación de construcción de Obras Hidráulicas fue presentada a la DGA en 2007 y la aprobación ambiental, en 2009.

En su memoria anual 2014, la empresa destacó como los hitos centrales del ejercicio que a inicios del año 2014 había logrado alcanzar el 100% de la propiedad de la Central Rucatayo y que aspiraba a “iniciar la construcción de la Central Osorno a comienzos del año 2015 y si se logra la autorización de la DGA como esperaba, iniciar la Central Los Lagos a comienzos del año 2016”.

La compañía continuó los estudios preliminares respecto del potencial hidroeléctrico de los restantes derechos de aguas que posee y a nivel de prefactibilidad está resultando rentable la Central Trafún de 18 MW, lo que permitiría considerar los atributos de Energía Renovable No Convencional (ERNC). Asimismo, se han identificado otros dos proyectos que podrían totalizar otros 32 MW, aproximadamente. Todo esto, antes de vender a la estatal noruega Statkraft.

EXPROPIACIÓN FORZADA

En tiempos en el país enfrenta definiciones en torno a los alcances del derecho de propiedad, bueno es poner atención a la expropiación forzada de un campo que el grupo Pilmaiquén, propiedad hasta 2015 del grupo económico liderado por Büchi, Phillipi, Guerrero y otros, hicieron a un agricultor osornino para instalar una hidroeléctrica que vendieron a la empresa estatal noruega Statkraft.

El año 2007, la empresa Pilmaiquén llegó a un acuerdo para pagar 930 millones de pesos por un terreno 28 hectáreas propiedad del agricultor Juan Carlos Fuchslocher, donde pretendía instalar una central hidroeléctrica. Este proceso de negociación llegó incluso hasta la etapa de redacción del contrato correspondiente.

Sin embargo, se generan luego del acuerdo diversas dilaciones por parte de la empresa, hasta que en 2009, argumentando problemas económicos, la empresa desiste del acuerdo. Se llegó al punto que la empresa manifestaba no saber si el proyecto sería viable, dada la incertidumbre externa. Luego de aquello, al exteriorizar la decisión de ejecutar definitivamente el proyecto, la empresa desistió de firmar los acuerdos alcanzados con las partes y decidió forzar el desarrollo del proyecto, dado que contaba con los derechos de agua y las mediciones en terreno necesarias. Así, ya sin recurrir a los propietarios ribereños, pidió la constitución de una “Comisión de Hombres Buenos” para que fije el valor por las 28 hectáreas propiedad del agricultor osornino. Es decir, tiró por la borda lo acordado, y retomó el proyecto, pero intentando abaratar costos, a costa del propietario del predio.

EN LA BÚSQUEDA DE LAS REBAJAS

La “Comisión de Hombres Buenos” fijó el valor de las 28 hectáreas que se ocuparían para el proyecto, en 760 millones de pesos. La empresa consignó el valor en el Tribunal y con ello, el agricultor debía ver como se instalaban faenas en su propiedad. El proyecto era una realidad y el agricultor debía recibir el dinero, aún cuando la cantidad, era 170 millones inferior de lo prometido años antes por la empresa.

No conformes con haber obtenido una rebaja considerable en el monto inicialmente pactado con el propietario, la empresa buscó abaratar aún más el proyecto, a costa del dueño del predio. Lo hizo esta vez, reclamando Pilmaiquén del precio fijado de 760 millones de pesos, “por estimarlo alto”. A raíz de esta demanda, a Juan Carlos Fuchslocher no le quedó otro camino que presentar una demanda en sentido contrario, es decir, por considerar que el valor era bajo.

El Primer Juzgado de Osorno resolvió que correspondía pagar 930 millones de pesos, porque ese era el compromiso alcanzado por ambas partes, en 2007. Se imponía el sentido común.

La empresa apeló al fallo, obligando al agricultor osornino a ejercer la misma acción.

NO SÓLO REBAJA: TAMBIÉN COMPENSACIONES

A estas alturas no obstante, la empresa ya no se conformaba con rebajar el costo del proyecto a costa de Juan Carlos Fuchslocher. Ahora además, dedujo una demanda en su contra por 18.000.0000.000. Fundó su demanda en que Juan Carlos Fuchslocher con su actitud habría retrasado el proyecto. La demanda de los 18 mil millones fue rechazada con costas del juicio que debían ser pagadas por Pilmaiquén.

LO PEOR ESTABA POR VENIR

Lo peor para Fuchslocher estaba por venir: increíblemente, en el juicio sobre reclamación del valor fijado por la Comisión de Hombre Buenos, la Corte Suprema determinó que, pese a la evidente aptitud eléctrica del terreno, que generaba que no se debiera invertir nada en encajonar el río, ya que el cajón natural existía, lo que la empresa debía pagar en realidad eran 200 millones, aún contra la voluntad del dueño, que solo había accedido al proyecto pues legalmente no le cabía otra posibilidad.

El fallo era una sorpresa inmensa, pues a la fecha, por servidumbres para instalar simples torres para cableado eléctrico, las empresas pagaban más dinero en contratos voluntarios que permiten a los dueños continuar usando íntegramente el campo, que lo que la Corte Suprema establecía por el uso íntegro de las 28 hectáreas, y en un contexto ciertamente mas invasivo para el entorno rural, dado por todo lo que implica una Central Hidroeléctrica a metros del hogar.

En este contexto, “el abusador Fuchslocher” perdía sus 28 hectáreas, de igual forma como si las hubiera enajenado voluntariamente a otro agricultor y además debía devolver más de 700 millones que había recibido de la empresa años antes, luego de la consignación que esta hiciera para ingresar al predio...

Como Fuchslocher no tiene ya el dinero, se le embargaron por la empresa todos los bienes que tiene, incluido el remanente de tu campo, sus vacas, y derechos de agua. Pese a que a través de uno de sus asesores la empresa informara a Fuchslocher que no exigiría el pago, pues nunca habría sido esa la idea, la empresa ha solicitado el cumplimiento de la sentencia, lo que ha notificado el 19 de mayo de 2017, lo que implica que prontamente Juan Carlos Fuchslocher y su madre, deberán abandonar el predio centenariamente familiar, ante la imposibilidad de restituir lo pagado.

La empresa logra así rebajar los costos del proyecto, a costa de quien tenía aquello que constituía lo más preciado para el proyecto: la ribera de río en uno de sus mejores sectores. El triunfo en la rebaja de costos de la empresa, deriva en que Juan Carlos Fuchslocher quedarán en la calle.

EL VOTO CERCANO EN LA SUPREMA

El tribunal de Osorno, y luego la Corte de Apelaciones de Valdivia en fallo de 3 por 0, había desechado la pretensión de la empresa. En tanto, la votación en la Corte Suprema fue 3 a 2… y en ella, el voto que zanjó el tema corresponde a un abogado integrante, quien además redactó el fallo. Aquel corresponde al abogado Rodrigo Correa. Coincidencia o no, dicho abogado ha compartido sala con Ramón Cifuentes, abogado de la empresa Pilmaiquén, en la redacción de fallos de la Comisión de Ética del Colegio de Abogados de Chile. La defensa de Fuchslocher aseveró que, por la transparencia debida, este debería haberse abstenido de conocer la causa en que participaba su colega comisionado de la Comisión de Ética.


Por:
Equipo Paislobo
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