SAGO AG molesta con campaña estatal de promoción de la Reforma Agraria

Hace ya poco más de un año, el Gobierno, a través de su Ministerio de Agricultura, inició una campaña de conmemoración de los 50 años de la promulgación de la ley 16.640, cuerpo legal que permitió darle un acelerado impulso a la Reforma Agraria cuyo origen real fue en el año 1962, durante el Gobierno de Jorge Alessandri, hito que es minimizado por el actual Ejecutivo que se la jugó por destacar este segundo hito como, lo que ha juicio del gremio demuestra la visión ideológica subyacente detrás de la recuerdo.

Por estos días, el Minagri, se encuentra desarrollando además una agenda de charlas a niños, denominada “Conociendo la Reforma Agraria”, en el mismo tono que SAGO considera una "tergiversación de los hechos".

En junio de 2016, SAGO AG hizo ver al Ministerio de Agricultura, por medio de una carta, lo que calificó como “impropia utilización de sus plataformas web para resaltar un proceso que sobre todo desde 1967 en adelante, generó heridas profundas en Chile. Pero el proceso sigue su curso inalterable”.

El mes pasado, fue el turno de la Universidad de Los Lagos de llevar a cabo un seminario sobre la materia, el que según el gremio, “lejos de confrontar ideas distintas, se pareció más a un mitin de propaganda política que la aleja de su rol público, algo que, según se nos ha informado extraoficialmente, reparará en parte por medio de la realización de nuevas jornadas de reflexión sobre la materia”.

El vicepresidente de SAGO AG, Harold Brethauer, aseveró que “es muy preocupante que las instituciones del Estado insistan en reescribir la historia de este proceso que no sólo fue un desastre productivo y económico, sino que también constituyó un atropello flagrante a los derechos humanos de miles de chilenos”.

Para fundamentar su posición, el dirigente gremial indicó que la Declaración Universal de Derechos Humanos señala en su artículo 17 que toda persona tendrá derecho a la propiedad individual y que nadie podrá ser privado arbitrariamente de ésta, “algo que de nada sirvió a los afectados que quedaron en la más absoluta indefensión y tuvieron que resignarse a recibir pagarés no reajustables a quince años, que se hicieron humo en la inflación de tres dígitos de la época. Muchísimos fueron expulsados violentamente por grupos armados ilegales y obligados a salir solo con lo puesto. Muchos otros se vieron obligados a vender a precios irrisorios producto del chantaje y las constantes amenazas, tal como hoy está ocurriendo nuevamente en La Araucanía y donde un importante sector del país sostiene la misma actitud permisiva que ya vivimos antes”.

ALCANCES PRODUCTIVOS

De acuerdo a SAGO, la Reforma Agraria iniciada en 1962 con un espíritu acotado -tal como en 1993 comenzó el proceso de compra de tierras por parte de la Conadi-, culminó a fines de 1973 con un balance lapidario: 5.800 predios expropiados que sumaban en conjunto 10 millones de hectáreas, es decir, casi la totalidad de los terrenos con aptitud agrícola de Chile, a un costo para el Estado de 40 mil millones de dólares, cifra a la cual se debe agregar el descomunal costo patrimonial soportado por los agricultores despojados, estimado en otros 60 mil millones de dólares.

“Un altísimo número de quienes dejaron de ser dueños de sus terrenos debido a la satanización de la propiedad privada propia de aquella época, jamás recibieron compensación alguna, mientras que aquellos que tuvieron “más suerte”, obtuvieron una ínfima parte del valor real”, agregó Brethauer.

Según un estudio del PhD en Economía e investigador asociado Universidad Católica de Chile, Alberto Valdés, de las 10 millones de hectáreas que contempló la Reforma Agraria, 5.477.514 fueron expropiadas en el periodo de la Unidad Popular -1970 a 1973-, tiempo en el cual la producción agrícola agregada del país cayó un 6,5%, contagiando al área industrial y contribuyendo decisivamente a paralizar la economía. Este punto que vale la pena poner en contexto, cada vez que se intenta achacar ese nefasto resultado a todos aquellos que fueron despojados de la tierra que trabajaron toda una vida.

Ya hacia fines de los 50, el modelo colectivista de producción agrícola impulsado por la Unidad Popular había sido puesto en tela de juicio por la propia Unión Soviética, órbita a la que pertenecía el país durante aquellos años de plena Guerra Fría, porque su negativo impacto en los índices de productividad y nulo aporte para mejorar la calidad de vida de las personas estaban totalmente probados, no obstante, la ideología se impuso en nuestro país y esta pésima reforma se implementó a rajatabla.

RECUERDO DE UN FUNCIONARIO

Rodrigo Montesinos Vásquez, ex ingeniero agrónomo del SAG Comisionado en la Cora, explicó a través de una misiva a El Austral de Osorno que le tocó vivir la Reforma Agraria por dentro. “Nuestro jefe era un joven profesor de gimnasia que se presentaba en la oficina vistiendo el uniforme verde oliva de la brigada Ramona Parra del partido comunista y le tocaba dirigir a agrónomos y médicos veterinarios. Su acento cubano delataba alguna capacitación en dicho país para aplicarla en Chile. El resto de los jefes eran técnicos electricistas o activistas. Los campesinos solo cambiaron el patrón antiguo por el nuevo patrón Estado. Ellos no participaban de los planes de explotación elaborados por nosotros los funcionarios, clamaban por capacitación que nunca tuvieron y observaban sorprendidos la llegada de tractores rusos que nunca pidieron, ignorando que los tractores habían sido trocados por el gobierno a cambio de ayuda económica”.

Agregó que “le confesaban su inocente ilusión de ser propietarios algún día, ignorando las declaraciones públicas del ministro Chonchol que no contemplaba la entrega individual de la tierra sino formar grandes haciendas estatales, la máxima aspiración de un marxista. Ni el gobierno de la DC ni el de la UP entregaron un solo título de dominio a los campesinos. Solo lo hizo el gobierno militar en cuanto se hizo cargo. La Reforma Agraria solo produjo hambre al país, ya no había harina para el pan y el estanco de la carne solo permitía el consumo un día a la semana. La Reforma Agraria solo debe ser recordada como el peor engendro legal de la historia chilena, que sembró los vientos que se transformaron en tempestades”.


Fuente:
Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno
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