Tolerancia y Educación

Por Carlos Alberto López Monje
Director de Comunicaciones y 
Asuntos Estudiantiles 
Universidad Tecnológica de Chile INACAP Osorno

Hoy en día, se le ha enquistado en la mentalidad del hombre el sentido de la competencia, el individualismo y aniquilamiento del otro; se privilegia el denigrar al competidor donde maquiavélicamente “el fin justifica los medios”; todo por sobre la confrontación sana de ideas, proyectos y verdaderas discusiones. Quizás, lo que ha faltado, ha sido desarrollar la capacidad de diálogo, escuchar y comunicar, y un concepto clave que reúne esos factores es la tolerancia.

Este concepto proviene etimológicamente del latín “tolerare”, que significa soportar o sostener, creándose una noción que define el grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla moral. La tolerancia involucra aceptación, respeto, actitud, escuchar, comprensión y empatía, donde mencionarla no se condice con la problemática y el dilema que surge de aplicarla o practicarla y desarrollarla sincera y verdaderamente.

Tolerar es escuchar, aunque no estemos de acuerdo con la opinión distinta, porque ello implica respeto a los demás y a la libertad expresión de ideas, donde la discusión sana y el debate constructivo debe ser incentivado al interior de las aulas de las instituciones de educación superior, en actividades académicas, en las clases y en la permanente relación entre docentes y alumnos, o entre pares, en instancias de extensión, vida estudiantil o vinculación con el medio, a través de foros, intervenciones entre expositores y el público, u otros espacios donde se desarrolle el diálogo y y compartir ideas.

La tolerancia nos llama a erradicar de nuestras vidas las estandarizaciones, prejuicios, presunciones, generalizaciones y suposiciones; es importante reconocer que hay vidas ajenas a la mía, que la verdad no es absoluta y que hay prójimos; ello se desarrolla con empatía, no solamente poniéndose en el lugar del otro sino comprendiendo y analizando las motivaciones del otro. La tolerancia nunca debe dormir en nuestros corazones y pensamientos, porque sabemos que el derecho y la libertad de uno termina cuando empieza el derecho y libertad de los demás. Podemos y debemos aprender a cultivar la tolerancia con discusión y la crítica, considerada como un juicio con aristas valóricas, profesionales e intelectuales pero siempre con una base bien elaborada, con un sólido argumento que construya y no destruya.
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