Los extraños cabos sueltos de la investigación por “fiebre Q”

Los extraños cabos sueltos de la investigación por “fiebre Q”

El 18 de octubre pasado, y tras semanas de mantener en ascuas a la opinión pública por la investigación que llevaba a cabo desde agosto, a raíz de la aparición de casos que calificó como “neumonías atípicas”, la Seremía de Salud de Los Lagos entregó datos a su juicio definitivos: Estábamos en presencia de un brote de “fiebre Q”, producida por la bacteria Coxiella Burnetti, enfermedad zoonótica endémica presente en todo tipo de rumiantes, mayoritariamente en ovinos, caprinos y en menor medida en bovinos, además de perros, gatos, pájaros y animales silvestres de todo tipo.

La atención mediática generada por la investigación, dio paso luego a una serie de noticias que fueron confundiendo a la opinión pública. En primer lugar, la presencia de la Coxiella Burnetti data de hace al menos dos décadas en Chile y el primer hallazgo documentado en humanos se generó en 1998, en la región Metropolitana. Para mayor abundamiento, un estudio de 1999 realizado en cinco regiones del país había determinado que estaba presente en el 70% de los predios analizados, con una prevalencia en el 16% de los animales muestreados y se estima que 20 años después, esto es mucho mayor, dado que se trata de una bacteria muy resistente y que por ello está presente en todo el mundo.

¿Por qué entonces una alerta sanitaria acompañada de un despliegue de Gobierno en medios tanto a nivel nacional como local tras tres meses de suspenso? Es una pregunta para la cual no hay respuestas claras.

La primera duda que surgió tras el anuncio, fue que Chile tuvo que desatar una alerta internacional a la Organización Mundial de Salud, a la Organización Panamericana de Salud y enviar muestras a Canadá para que le señalen que en al menos 3 de los casos sospechosos, constataban la presencia de esta bacteria endémica para el propio Chile; de la cual se tiene registro de larga data y en un gran número de animales distintos.

EL BAJO PERFIL DEL SAG

Bajo el argumento de que se trataba de un problema de salud en humanos, la vocería del caso fue asumida por el Minsal, relegando a un rol totalmente secundario al Ministerio de Agricultura, pero especialmente al SAG, organismo que considera a la Coxiella Burnetti una enfermedad subclínica, razón por la cual y en palabras simples, a pesar de conocer su presencia en Chile desde el siglo pasado, no cuenta con programas de vigilancia activa, lo que significa que, simplemente, no la busca… hasta ahora.

En las últimas semanas, luego de meses de silencio, el SAG habló para señalar que la Coxiella Burnetti, que en humanos genera la fiebre Q, además de estar presente en una gran variedad de animales del país, es común en la totalidad de las naciones, a excepción únicamente de Nueva Zelandia y que en todos estos, no es una enfermedad bajo programa de control, sencillamente porque se asume endémica y que no requiere de medidas específicas por su bajo impacto productivo y comercial, pero por sobre todo, consecuencias poco relevantes en la salud humana.

LOS ASPECTOS DE LA ALARMA

Desde agosto, el Ministerio de Salud tiene en estudio un total de 59 casos de la provincia de Osorno como sospechosos. ¿Los criterios para aislarlos dentro de las 2.500 neumonías registradas entre las regiones de Los Ríos y la provincia de Osorno?: que se den en pacientes que trabajen en la actividad pecuaria, que además de los síntomas de una gripe severa, presenten cuadros febriles y gastrointestinales y que estén en un rango de edad hasta los 65 años. Hasta ahora, sólo 3 de las muestras enviadas a Canadá han resultado positivas de fiebre Q –generada por Coxiella Burnetti-, uno de ellos trabajador de Manuka, otro profesional de la salud y un tercero, familiar de trabajador del rubro pecuario. El resto, permanece estudio.

DIPUTADO EMPLAZA

El martes recién pasado, el presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara Baja, Iván Flores, en una acalorada conferencia de prensa, comparó la Coxiella Burnetti con el virus ISA que puso en jaque a la industria de los salmones, acusó falta de acciones concretas y pidió acelerar los trámites de alerta sanitaria por el brote. A las pocas horas, el Gobierno daba a conocer la alarma, generando gran impacto tanto en Chile como a nivel internacional. Fedeleche se preocupó y procedió a expresar su preocupación por el daño de imagen a la lechería en particular y a la ganadería en general, ante el riesgo de una sicosis colectiva por consumo de lácteos.

Las autoridades de Salud y también el SAG, comenzaron entonces a morigerar el discurso y a salir al paso al diputado Flores, al cual se le sumó Patricio Vallespín. Explicaron que las medidas de prevención y seguridad laboral existentes para otras enfermedades son también aplicables para la Coxiella Burnetti, que en aquellos que no trabajan en el rubro pecuario, puede trasmitirse al consumir leche no pasteurizada, razón por la cual el riesgo para los consumidores es mínimo, y que en ningún caso se transmite por medio del consumo de carne.

¿Y LOS ENFERMOS DEL HOSPITAL BASE?

Pocos recuerdan a estas alturas el origen de la alarma pública de agosto. A fines de julio, tres funcionarios del Hospital Base resultaron contagiados por una neumonía severa –uno de ellos es el caso confirmado de fiebre Q en Canadá-. Las Fenats acusó entonces falta de protocolos y recursos para el resguardo de la salud de los funcionarios, a lo que se respondió que lo que había ocurrido, es que se estaba en presencia de una enfermedad grave y desconocida en Chile.

Se estableció que el origen de todo era un trabajador que llegó grave al recinto asistencial. Este era trabajador de la lechera Manuka, una de las más grandes del mundo, y en el marco de su hospitalización, estuvo incluso conectado a ventilación mecánica. Él es otro de los tres casos positivos de fiebre Q en el laboratorio de Canadá.

Lo extraño de todo, es que la fiebre Q tiene una baja probabilidad de contagio entre humanos; se puede contagiar a través de cualquiera de los animales infectados, sin embargo, no todas generan la enfermedad o bien se presentan con signos generales o simplemente son asintomáticas. Esto queda claro en un hecho: Manuka ha declarado que 40 de los casos en estudio de sus trabajadores, sólo seis tuvieron que ser hospitalizados y el resto fue atendido de manera ambulatoria y a la pregunta de por qué presentan la mayor cantidad de casos, respondió por medio de una declaración pública que ello se origina porque la investigación de las autoridades comenzó en ellos y que, en segundo término, ellos son la empresa pecuaria que tiene más trabajadores en Chile: 640 de manera directa y otros 200 indirectos.

En tanto, el profesor de Biología y consejero regional, Alexis Casanova, salió al paso este jueves para acusar irresponsabilidad de las autoridades por la alarma pública generada y a cuestionar que con apenas tres casos confirmados de una enfermedad endémica, se establezca una alarma sanitaria para tres regiones, en un contexto donde las neumonías de la región de Los Ríos y provincia de Osorno permanecen en los mismos niveles de años anteriores.

Así se continúa escribiendo la telenovela de la “fiebre Q” que dura ya tres meses y que desde esta semana, tiene a tres regiones de Chile bajo una muy publicitada nacional e internacionalmente, alerta sanitaria.


Fuente:
Reporteros PL

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