El perfil de las “Brujas” Chilenas: ¡Lo que no hay que hacer… ni ser!

Por 
Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl - Académico, investigador y escritor



“Ni todas las brujas llevan escobas, ni todas las princesas llevan corona”.

“A veces, cuando quieres conseguir algo, no tienes más remedio que comportarte como una auténtica bruja” (Madonna, cantante y actriz norteamericana).

Si bien, la imagen típica de una bruja (o de un brujo) es muy variable, esta imagen se construye en directa relación con el tipo de cultura que prevalece en cada sociedad, y aún cuando originalmente a las brujas se las asociaba con la práctica de la brujería, en el mundo contemporáneo, la brujería ha sido reemplazada por otros tipos de prácticas, métodos y estrategias, tales como la manipulación, el engaño, la seducción, la mentira, la venganza, la maldad, etc.

Hasta mediados de los años 80, las teleseries chilenas mostraban, generalmente, a la mujer chilena como una dueña de casa, sumisa frente a la autoridad del marido (o pareja) y una pobre víctima sometida ante una sociedad machista.

Hoy en día, las “brujas modernas” son mujeres muy seductoras, atractivas, profesionales, competentes y capaces de movilizar, irritar o dejar “lelo” al más pintado, tranquilo y controlado de los hombres. Su estereotipo corresponde al de las “brujas de las teleseries”, estereotipos que, lamentablemente, también están muy cerca de nosotros en la vida real, haciéndole la vida imposible a hombres y a mujeres por igual. ¡Especialmente a sus propias congéneres y rivales en amores!

Tanto las teleseries nacionales, como así también aquellas de origen extranjero, ya sean brasileñas, mexicanas, colombianas –últimamente también las de origen turco e hindú– utilizan seis o siete estereotipos femeninos –o “brujildas”– fácilmente reconocibles en nuestra sociedad.

En esta exploración estereotípica prepárese para conocer cuál de las caracterizaciones que se presentarán a continuación podría, eventualmente, describir a una polola, a una pareja, a una esposa, a una madre o a una “amiga con beneficios”. O también, a una rival en amores.

Cuando en una investigación se le pregunta a diferentes hombres por el tipo de mujeres que van por la vida “vestidas” con traje de bruja que ellos conozcan, estos “santos” varones comienzan a revelar una serie de frases, expresiones, comportamientos, actitudes y conductas comunes que caracterizan a estas seductoras mujeres, pero lo hacen bajo la absoluta reserva de su identidad… no vaya a ser que su señora los pille, se enoje y se espante ante tamaña descripción. Analicemos a algunas de estas brujas:

1.La “bruja sensual”: que representa a aquellas damiselas con una actitud del tipo gatuna o de “mujer fatal”, que vive rodeada de hombres que se inclinan a sus pies y que les rinden honores y pleitesía, donde ninguno de estos varones se atreve a negarle aquello que ellas quieren. Estas brujas usan ropas muy ajustadas a sus cuerpos curvilíneos, hacen cambios de look atrevidos, gustan vestir colores fuertes que llamen la atención, donde los colores rojo y negro se destacan por sobre otros. Dado que estas “brujas” están conscientes de su encanto irresistible, le sacan provecho y el máximo partido, ya sea para quedarse con el hombre de su preferencia, lograr el objetivo deseado, o bien, para obtener un puesto o el ascenso que buscan en el trabajo.

2.La “bruja arribista”: rodearse de riquezas, joyas, autos lujosos y exquisitos perfumes la llenan de placer, satisfacción y alegría. Su inteligencia, sagacidad y habilidades están al servicio de sus oscuros objetivos y designios que muchas veces pueden ser muy egoístas, al punto de estar muy dispuesta a desplumar al hombre que cumpla con ciertos requisitos bien precisos –en términos de poder, riqueza y status–, ya que este tipo de mujeres nunca estará dispuesta a salir con un hombre que no tenga un auto estiloso y que no la “regalonee” con flores, chocolates y joyas.

3.La “bruja celópata”: se caracteriza por ser una mujer impulsiva, al mismo tiempo que controladora de su entorno, y cuyos celos la llevan a vigilar de manera estrecha y con “marcación al hombre” a cada posible mujer que se atreva a acercarse a su marido o pareja. La “bruja celópata” se refiere a sus pares de manera muy descalificadora y despectiva, calificando a sus competidoras de “sueltas”, “libertinas”, “yeguas desbocadas”, etc. Es capaz de llamar por celular seis o siete veces en el día a su pareja para saber exactamente dónde está y qué está haciendo en ese preciso instante. Asimismo, lo interroga, una y otra vez, acerca de sus ex novias, o bien, le pregunta si encuentra atractivas o no a sus propias amigas. Dado que suele ser una mujer muy vengativa, es preciso tener mucho cuidado con ella, ya que no tiene reparos en enfrentarse directamente con otras mujeres, incluyendo a su propia suegra, que en este caso, viene a ser la “vieja de m…”

4.La “bruja que sueña con ser famosa”: son aquellas mujeres que posan para una fotografía como si fueran estrellas de cine y que sueñan con que su entorno cercano las reconozcan como una persona destacada, y que las feliciten por sus habilidades, logros y virtudes, ya que aparecen ante los hombres como mujeres creativas, imaginativas, soñadoras, aún cuando algo infantiles. Casi siempre tienen a su alrededor a algún hombre que ha perdido la cordura y el control sobre sí mismo ante su belleza y sensualidad.

5.La “bruja maniática del orden”: son aquellas mujeres que desean tener cada cosa en su lugar –incluyendo a su pareja–, que todo combine a la perfección en términos de colores y formatos, y que todo se vea muy bien e impecable: los zapatos deben combinar con la cartera y el vestido; los cojines, las almohadas y el cubrecama deben “armonizar” en el dormitorio. En su obsesión por el orden, prefieren evitar dar alguna fiesta en sus casas y tampoco invitan a familiares ni amigos a sus hogares, con el fin de que no ensucien, desorganicen o desordenen su casa.

6.La “bruja romántica”: es la típica mujer soñadora que espera a su príncipe azul, con el objetivo de casarse con aquél hombre que haya sido seleccionado de entre todos sus pretendientes –generalmente un hombre tradicional y conservador–, con el fin de formar una familia numerosa, contándole a su futuro consorte el tipo de casa que comprarán, el número y el nombre de los hijos que tendrán y hasta las mascotas que habrá en su hogar. A este tipo de mujeres les gusta que vayan a verla llevándole chocolates, flores y osos de peluche. Si bien puede ser una mujer muy sexy, es, al mismo tiempo, algo ingenua e inocentona, con el llanto fácil y a flor de piel, y que se siente conmovida con mucha facilidad ante la desgracia ajena.

7.La “bruja vengativa”: este tipo de mujeres pueden ser muy peligrosas cuando alguien se les “cruza” por delante y queda en su punto de mira. En este caso, da lo mismo que la persona que se les “cruzó” sea hombre o mujer. Generalmente, la “bruja vengativa” tiene algunos rasgos obsesivos y una tendencia a ser malvada, ya que no duda en hacer daño y herir a otras personas en contra de las cuales ella ha apuntado su artillería. Es burlona, despiadada y en sus deseos de venganza puede llegar incluso a echar maldiciones sobre las personas, así como también buscar el apoyo de las fuerzas del mal por culpa del amor de un hombre que no responde a sus requerimientos y sentimientos. Y pobre de aquella mujer que la bruja vengativa considere que es la culpable de haberle robado a “su hombre”. Por otra parte, las brujas vengativas piensan que son siempre los demás los culpables de sus fracasos y miserias en la vida y en amores, pudiéndose convertir en verdaderos “vampiros emocionales”.

Digamos también, que los estereotipos femeninos no sólo están presentes en la realidad chilena, sino que son estereotipos universales y propios de cada país. Para qué señalar que en el mundo masculino también existen los “brujos chilenos”, quienes, igualmente, se presentan ante el público que los observa como sujetos sobre-sexualizados, con serios problemas de celos, con ciertos aires de arribismo y que buscan también sus 15 minutos de fama.

Finalmente, es preciso señalar que aquí no se ha buscado hacer pensar a los lectores y lectoras que algunas mujeres son “brujas” por el sólo hecho de compartir –o de presentar– alguno de los rasgos que se han descrito en este artículo, ya que no se trata de ofrecer una imagen parcializada de las mujeres como personas “impulsivas y manipuladoras” y que están permanentemente peleándose con otras mujeres por el hombre que desean conquistar. Así como tampoco se trata de visualizar a ciertos varones como vistosamente “coquetos y seductores” y que van de gigolós por la vida.
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