Las evaluaciones son procesos permanentes

Por: Hugo Pérez White.

Los seres humanos desde que somos engendrados en el vientre materno, estamos sometidos a continuas evaluaciones.

Los primeros evaluadores somos los progenitores, posteriormente los médicos, que controlan el desarrollo físico y sicológico de los niños y el principal evaluador es el entorno familiar que diariamente modifica conductas y entrega valores morales.

El gran paso en nuestro desarrollo socio cultural es el ingreso a la educación sistemática a través de la escuela la cual en forma planificada tratará de corregir las conductas, hábitos y costumbres, que podrían ser un obstáculo para una mejor inserción en una sociedad dispuesta a hacerlo uno de los suyos mostrándole todos los focos de perdición que la calle y la noche ofrecen.

Cada vez que hay una evaluación existen personas que piensan y deciden por los demás, opiniones que determinan los ganadores del cargo que se anhela en la empresa, o la factibilidad de ser elegido para un servicio público, o designaciones políticas a un puesto de confianza, esperar la obtención de una beca, ejemplos dados sólo por nombrar algunos, en que las evaluaciones son necesarias y fundamentales.

No siempre a los cargos de dirección empresarial o de representación popular llegan las personas con la idoneidad suficiente requerida y de quienes se esperaba más rendimiento fuerza, optimismo y capacidad intelectual, factores básicos para satisfacer las expectativas puestas en ellos.

Cada momento de la vida hay que aprovecharlo para mejorar lo existente, respetando a las personas, a las instituciones legalmente constituidas, al medio ambiente en que estamos insertos y mantener en la comunidad una sana convivencia que permita respirar un verdadero aire de libertad y de respeto mutuo.

Cuando una sociedad es evaluada y sus resultados indican que está enferma, hay que aplicar los correctivos de inmediato y hacer imperar la cordura, el equilibrio emocional y así evitar las desavenencias que podamos tener por la propia idiosincrasia humana, a veces con fatales e inesperadas consecuencias.

Hay instancias legales que respaldan y defienden los derechos de las personas y a ellas debemos recurrir cuando las diferencias puedan ser foco de un conflicto y no hacer justicia con nuestras propias manos.

El poder judicial evalúa los hechos que afectan la vida social, los gobiernos y sus ministerios también lo hacen con sus proyectos que beneficien a una comunidad o sectores determinados de la sociedad y ella en sí misma lo practica permanentemente en la vida diaria lo que indica que la evaluación es un proceso permanente en nuestras vidas y a pesar de su subjetividad no hay drama alguno de que seamos constantemente evaluados directa o indirectamente.

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