La necesaria renovación de rostros y de prácticas

Recientemente se dieron a conocer las candidaturas parlamentarias aceptadas por el Servicio Electoral, en las que de 120 diputados en ejercicio, 93 buscarán nuevamente ser reelectos. Esto, a pesar de la necesidad planteada por la ciudadanía en torno a la renovación de  quienes ejercen cargos de representación popular; que de acuerdo a estudios de opinión pública constituyen uno de los elementos base para la baja tasa de aprobación de los cuerpos legislativos y la actividad política en general.

Lamentablemente, la estructura existente no facilita la obtención de resultados distintos. El sistema Binominal genera que los dos principales bloques políticos queden prácticamente empatados en representación. A esto se suma el hecho de que sólo se puedan presentar dos candidatos por pacto, de los cuales generalmente uno corre con la ventaja de ser el parlamentario en ejercicio, restando incertidumbre y generando una tendencia al estancamiento. A pesar de los numerosos intentos de reforma del modelo electoral, ninguno ha logrado ser aprobado. Sólo se han logrado cambios menores, como la introducción de la Ley de Primarias, que por falta de acuerdo fue usada residualmente.

Como osorninos dimos un gran ejemplo, al ser uno de los trece distritos en los que se realizaron primarias convencionales en la Nueva Mayoría, demostrando en los hechos la importancia de nominar a nuestros representantes localmente, sin injerencia de Santiago. Se trató de un ejercicio democrático cuyo uso debe ser masificado, en aras del reencantamiento de la ciudadanía con lo público. A esto se suman otros esfuerzos como el límite a la reelección, proyecto que se encuentra en trámite en el Congreso Nacional tras su anhelada aprobación en la Cámara de Diputados.

A pesar de todo, estos esfuerzos no serán suficientes sin antes cambiar el esquema general de las reglas electorales. Debemos impulsar un nuevo modelo que sea capaz de atraer a la ciudadanía, bajo principios de competitividad, proporcionalidad e inclusión capaces de manifestar el abanico de opiniones presentes en la sociedad. Esto conllevará una mayor incertidumbre, que a su vez atraerá a más ciudadanos a participar, empoderándolos y haciéndolos efectivamente partícipes de las elecciones. De este modo se hará posible la entrada de nuevos candidatos, entregando posibilidades reales para que sean electos. Sólo así se generará la tan esperada renovación.

¿Pero es tarea sólo de los candidatos o los partidos políticos retadores exigir renovación a quienes se han eternizado en cargos de representación? Claro que no.

La renovación pasa por generar, socializar y aceptar colectivamente que la política no sólo se construye desde los partidos sino desde la ciudadanía que asume un rol activo en plantear temas hoy tan exclusivos y excluyentes a las dirigencias militantes. Quienes hoy manifiestan una desilusión ciudadana por la política cansada, repetida y falta de ideas, deben hacerse cargo de exigir organizada y públicamente esta necesaria renovación a partir de los rostros pero con formas y prácticas distintas; es el momento, hay argumentos. 

La política no es exclusiva de los "políticos". Nos pertenece a todos y debemos vivirla en pos de esa transformación a la que aspiramos.  

Debemos avanzar hacia estos consensos, en el que los únicos ganadores serán la democracia chilena y, finalmente, los ciudadanos.

Gustavo Salvo
Candidato a diputado distrito 55
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