Obesidad: un mal que afecta a demasiadas personas en Chile y en el Mundo
Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
De acuerdo con la información que entrega regularmente el Ministerio de Salud, Chile estaría ocupando un pódium en el concierto internacional de obesidad a nivel de Latinoamérica, ya que se posiciona en un (poco honroso) tercer lugar, después de Estados Unidos y de México. Los datos indican, asimismo, que nuestro país se anota en el ranking mundial con alrededor de un 60% de chilenos mayores de 15 años con sobrepeso y obesidad mórbida –algunas investigaciones indican que en realidad habría un 70% de chilenos con sobrepeso–, en tanto que tenemos al 80% de la población marcando un alto nivel de sedentarismo. Cifras poco halagadoras y, lo que es peor, poco halagüeñas, si miramos hacia lo que nos depara el futuro.
Dicho de manera muy resumida: Chile es el tercer país con el estilo de vida menos saludable de América Latina, por cuanto, nuestra población infantil y adulta parece distinguirse por la abundante ingesta de comida chatarra, por una notable falta de actividad física, así como por la práctica de un sedentarismo a ultranza (en función de la cantidad de horas que pasamos, por ejemplo, sentados frente al televisor), sin que importe mucho el sexo de la persona o la edad del sujeto. Los resultados son desastrosos por igual.
En un hecho que ya no es objeto de discusión, los chilenos nos estamos alimentando mal, nos estamos moviendo muy poco y, lentamente, estamos “envenenando con grasa” nuestro cuerpo, con los resultados que son de esperar: sobrepeso y obesidad, mala calidad de vida, problemas estéticos, problemas con la autoestima e imagen corporal. Y lo que es peor, presencia de diversas enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad: diabetes, hipertensión arterial, elevados niveles de colesterol, desarrollo de diversos tipos de cánceres, accidentes cardiovasculares, etc. Tanto los adultos como los niños –en un caso claro de aprendizaje por imitación social– están lejos de cumplir con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en razón de lo cual, consumimos mucho más de lo permitido de aquellos alimentos considerados como muy poco saludables: exceso de azúcares, grasas saturadas, alimentos altamente procesados, mucha sal, ingesta de alcohol, consumo de bebidas azucaradas, etc.
El grave problema con el exceso de calorías, es que como éstas no alcanzan a gastarse –por la no realización de actividades de tipo físicas–, las calorías se van directamente a “depósito” en el cuerpo, es decir, comienzan a dar origen a los indeseables rollos alrededor de la cintura, abdomen, piernas y brazos, con consecuencias que muchas personas desconocen y que no son sólo de tipo estético. Sólo a modo de ejemplo: un estudio del año 2008 publicado por la prestigiosa revista médica inglesa The Lancet mostró que –para el caso de los hombres– un aumento de 16 kilos representaba un incremento en la probabilidad de experimentar cáncer de esófago, tiroides, de colon y riñón que iba de un 24 a un 52%. Además, entre los hombres gordos se presentaban más tumores rectales y melanomas malignos que en los hombres con peso normal.
Para el caso de las mujeres, el solo aumento de 14 kilos sobre su peso normal implicaba un incremento de un 34 a un 59% de mayor riesgo de desarrollar cáncer de útero, esófago, colon, vesícula, endometrio y riñón.
Más arriba yo hablé de la existencia de una epidemia a nivel mundial, de la cual Chile no está libre. Una investigación multidisciplinaria detectó que el número de personas con sobrepeso aumentó de 857 millones en el año 1980 a 2.100 millones en el año 2013, cifra que supone que el 30% de la población mundial padece de este grave problema de salud.
La OMS por su parte, en su informe anual publicado en enero de 2015 señaló que nada menos que 600 millones de personas eran obesas o padecían derechamente de obesidad mórbida.
Es necesario señalar que hay sujetos que no disponen en su organismo de la hormona leptina, la hormona “vigía”, aquella que controla el metabolismo de la grasa, la hormona que mantiene el balance energético del cuerpo y que regula el hambre y la saciedad, en función de lo cual –aún cuando estas personas se preocupen de controlar de manera estricta su dieta y realizar mucha actividad física– la dificultad de estos individuos para controlar el apetito, supera todos sus esfuerzos y fuerza de voluntad.
No obstante lo anterior, las investigaciones demuestran que la mayoría de las personas con sobrepeso y obesidad sí dispone de esta hormona, razón por la cual, su mayor y gran problema va por la vía del desorden alimenticio, la ingesta de comida poco saludable, la falta de ejercicio físico y el escaso respeto que tienen por la salud y el cuidado de su propio cuerpo. Un error fatal que se termina pagando muy caro.
Hoy en día, existe demasiada evidencia convincente de que la adiposidad corporal y la adiposidad abdominal aumentan el riesgo de cáncer colonorrectal, una enfermedad muy desgraciada que afecta a hombres y mujeres por igual. Es una enfermedad que puede ser considerada muy “democrática” en sus efectos finales.
Ahora bien, una forma de difundir y dar a conocer esta información con el objetivo de educar a la gente y lograr que las personas se sumen a las iniciativas de salud preventiva que permitan poner un PARELÉ a esta epidemia, es a través de los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, ya que la finalidad última de entregar todos estos datos, es que las personas entiendan de que es hora de cambiar el estilo de vida que llevamos, de otra forma, el futuro se ve muy oscuro y plagado de enfermedades peligrosas, aún cuando todas ellas evitables… si es que actuamos a tiempo.
¿Por qué razón destaco esto? Muy sencillo. La misma OMS ha consignado en sus informes, que en el año 2013 nada menos que 42 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o sufrían de obesidad mórbida, en tanto que un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) de mayo de 2015 aseguraba que Chile tiene la segunda tasa más alta de Latinoamérica con niños obesos.
No es un futuro que podría describirse como “esplendoroso”.
Fuente: Franco Lotito C - flotitoc@gmail.com
De acuerdo con la información que entrega regularmente el Ministerio de Salud, Chile estaría ocupando un pódium en el concierto internacional de obesidad a nivel de Latinoamérica, ya que se posiciona en un (poco honroso) tercer lugar, después de Estados Unidos y de México. Los datos indican, asimismo, que nuestro país se anota en el ranking mundial con alrededor de un 60% de chilenos mayores de 15 años con sobrepeso y obesidad mórbida –algunas investigaciones indican que en realidad habría un 70% de chilenos con sobrepeso–, en tanto que tenemos al 80% de la población marcando un alto nivel de sedentarismo. Cifras poco halagadoras y, lo que es peor, poco halagüeñas, si miramos hacia lo que nos depara el futuro.
Dicho de manera muy resumida: Chile es el tercer país con el estilo de vida menos saludable de América Latina, por cuanto, nuestra población infantil y adulta parece distinguirse por la abundante ingesta de comida chatarra, por una notable falta de actividad física, así como por la práctica de un sedentarismo a ultranza (en función de la cantidad de horas que pasamos, por ejemplo, sentados frente al televisor), sin que importe mucho el sexo de la persona o la edad del sujeto. Los resultados son desastrosos por igual.
En un hecho que ya no es objeto de discusión, los chilenos nos estamos alimentando mal, nos estamos moviendo muy poco y, lentamente, estamos “envenenando con grasa” nuestro cuerpo, con los resultados que son de esperar: sobrepeso y obesidad, mala calidad de vida, problemas estéticos, problemas con la autoestima e imagen corporal. Y lo que es peor, presencia de diversas enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad: diabetes, hipertensión arterial, elevados niveles de colesterol, desarrollo de diversos tipos de cánceres, accidentes cardiovasculares, etc. Tanto los adultos como los niños –en un caso claro de aprendizaje por imitación social– están lejos de cumplir con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en razón de lo cual, consumimos mucho más de lo permitido de aquellos alimentos considerados como muy poco saludables: exceso de azúcares, grasas saturadas, alimentos altamente procesados, mucha sal, ingesta de alcohol, consumo de bebidas azucaradas, etc.
El grave problema con el exceso de calorías, es que como éstas no alcanzan a gastarse –por la no realización de actividades de tipo físicas–, las calorías se van directamente a “depósito” en el cuerpo, es decir, comienzan a dar origen a los indeseables rollos alrededor de la cintura, abdomen, piernas y brazos, con consecuencias que muchas personas desconocen y que no son sólo de tipo estético. Sólo a modo de ejemplo: un estudio del año 2008 publicado por la prestigiosa revista médica inglesa The Lancet mostró que –para el caso de los hombres– un aumento de 16 kilos representaba un incremento en la probabilidad de experimentar cáncer de esófago, tiroides, de colon y riñón que iba de un 24 a un 52%. Además, entre los hombres gordos se presentaban más tumores rectales y melanomas malignos que en los hombres con peso normal.
Para el caso de las mujeres, el solo aumento de 14 kilos sobre su peso normal implicaba un incremento de un 34 a un 59% de mayor riesgo de desarrollar cáncer de útero, esófago, colon, vesícula, endometrio y riñón.
Más arriba yo hablé de la existencia de una epidemia a nivel mundial, de la cual Chile no está libre. Una investigación multidisciplinaria detectó que el número de personas con sobrepeso aumentó de 857 millones en el año 1980 a 2.100 millones en el año 2013, cifra que supone que el 30% de la población mundial padece de este grave problema de salud.
La OMS por su parte, en su informe anual publicado en enero de 2015 señaló que nada menos que 600 millones de personas eran obesas o padecían derechamente de obesidad mórbida.
Es necesario señalar que hay sujetos que no disponen en su organismo de la hormona leptina, la hormona “vigía”, aquella que controla el metabolismo de la grasa, la hormona que mantiene el balance energético del cuerpo y que regula el hambre y la saciedad, en función de lo cual –aún cuando estas personas se preocupen de controlar de manera estricta su dieta y realizar mucha actividad física– la dificultad de estos individuos para controlar el apetito, supera todos sus esfuerzos y fuerza de voluntad.
No obstante lo anterior, las investigaciones demuestran que la mayoría de las personas con sobrepeso y obesidad sí dispone de esta hormona, razón por la cual, su mayor y gran problema va por la vía del desorden alimenticio, la ingesta de comida poco saludable, la falta de ejercicio físico y el escaso respeto que tienen por la salud y el cuidado de su propio cuerpo. Un error fatal que se termina pagando muy caro.
Hoy en día, existe demasiada evidencia convincente de que la adiposidad corporal y la adiposidad abdominal aumentan el riesgo de cáncer colonorrectal, una enfermedad muy desgraciada que afecta a hombres y mujeres por igual. Es una enfermedad que puede ser considerada muy “democrática” en sus efectos finales.
Ahora bien, una forma de difundir y dar a conocer esta información con el objetivo de educar a la gente y lograr que las personas se sumen a las iniciativas de salud preventiva que permitan poner un PARELÉ a esta epidemia, es a través de los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, ya que la finalidad última de entregar todos estos datos, es que las personas entiendan de que es hora de cambiar el estilo de vida que llevamos, de otra forma, el futuro se ve muy oscuro y plagado de enfermedades peligrosas, aún cuando todas ellas evitables… si es que actuamos a tiempo.
¿Por qué razón destaco esto? Muy sencillo. La misma OMS ha consignado en sus informes, que en el año 2013 nada menos que 42 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o sufrían de obesidad mórbida, en tanto que un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) de mayo de 2015 aseguraba que Chile tiene la segunda tasa más alta de Latinoamérica con niños obesos.
No es un futuro que podría describirse como “esplendoroso”.
Fuente: Franco Lotito C - flotitoc@gmail.com