Los 7 secretos para lograr la felicidad cotidiana
Dr. Franco Lotito C. - www.aurigaservicios.cl
Docente e Investigador (UACh)
Andar por la vida con una sonrisa en la cara hoy en día parece una rareza. Sin embargo, existe un grupo de personas que logra superar de manera exitosa los diversos problemas que le plantea la vida cotidiana, y llevan una vida plena y feliz que resulta envidiable a los ojos de quienes observan a estas personas.
¿Cuál es, entonces, el secreto que guardan estos individuos felices y satisfechos con sus vidas? La clave de este misterio se encuentra en que su energía vital no es de tipo físico, sino que emocional. Es una viveza de la mente y del espíritu que conecta a las personas con la satisfacción y el goce de la vida. Es lo que la psicoterapeuta norteamericana Mira Kirshenbaum denomina "el factor de la Energía Emocional" –así titula ella su libro– detrás del cual, se esconden siete secretos para poder alcanzar la felicidad cotidiana y del día a día junto a la pareja.
Uno de los factores que más descorazona a las personas, es el "aburrimiento" que experimentan por la vida que llevan. Las preguntas que hay que plantearse al respecto de este punto, son dos: ¿Por qué mi actual estilo de vida no me produce satisfacción? ¿Qué puedo hacer para cambiar esta situación?
El primer secreto para lograr la felicidad cotidiana está vinculado con un hecho esencial: recobrar (o recuperar) el sentido de la vida. No espere a tener que experimentar un momento de crisis profunda –enfermedad grave como un cáncer, divorcio o separación, hijos que abandonan el "nido", caer en una severa depresión– para efectos de hacerse una pregunta que muchas personas pasan por alto durante demasiado tiempo: ¿qué o cuáles son las cosas que realmente me importan en la vida? Una vez que el lector ha respondido de manera honesta a esta pregunta, el siguiente paso, es descubrir, qué es lo que la persona puede hacer para que aquellas cosas que ha identificado en su lista de prioridades, se conviertan, de ahora en más, en sus objetivos de vida.
El segundo secreto para alcanzar la felicidad surge de una pregunta muy sencilla: ¿hay algo que usted cotidianamente no haría? Si es así, entonces ¡comience a hacerlo! La razón es muy simple y poderosa: en lo genuinamente nuevo se encuentra asentada la energía emocional. Probar un estilo –o tipo– de comida que usted nunca ha degustado antes, desarrollar un nuevo hobby, practicar un tipo de deporte que encarne un desafío para la persona, hasta el acto de escuchar música que nunca antes ha oído, representan los primeros incentivos –o pequeños cambios– que ayudarán a poner en marcha el gran cambio final, por oposición al actual modo de (sobre)vivir que ha escogido la persona para sí misma.
El tercer secreto lo llamaremos la "zona de diversión" y el trasfondo es uno solo: en ocasiones, la vida parece diseñada con un sólo objetivo, cual es, drenar y agotar nuestra energía, por cuanto, todos nosotros tenemos múltiples compromisos, trabajamos mucho y muy duro y, cada cierto tiempo, nos enfrentamos a diversas crisis (de pareja, laboral, familiar, económica, etc.). Esto nos lleva a sufrir de "fatiga emocional" y nos conduce a una suerte de agotamiento del espíritu. La clave secreta que tienen aquellos sujetos que logran superar de manera exitosa los problemas es, justamente, la diversión y la capacidad de goce individual. Por si el lector no lo sabe –o no se ha dado cuenta–, la gente que es feliz, tiene exactamente los mismos conflictos y dificultades que uno, pero ellos se las han arreglado para disfrutar, incluso, aquellas situaciones y experiencias poco afortunadas. Nuestro principal problema, es que la mayoría de nosotros, adultos, nos hemos privado de la diversión y de pasarlo bien, y eso, por cierto, afecta la energía emocional. Y otra cosa: muchas personas están un poco confundidas, y creen, que “ir de compras” es el equivalente a gozar de la vida. Este error es de tipo mayúsculo, ya que implica no sólo una pérdida camuflada de energía emocional, sino que un drenaje inútil de tipo económico.
El cuarto secreto no es fácil de llevar a cabo, pero representa un requisito de primer orden con el fin de resguardar la energía emocional: mantenerse apasionado en y por la vida. Esta "pasión" va a depender de manera proporcional a cuán bien se sienta una persona con la realización de una determinada actividad. Si existe frustración con el tipo de trabajo que uno realiza, por cierto que esa condición representa un obstáculo en el logro de la felicidad cotidiana. Sin embargo, aún cuando así fuera, el lector dispone de diversas formas probadas de sortear esta dificultad, a saber, realizar actividades, donde la persona pueda disfrutar con plenitud los momentos de ocio y tener la libertad de ocupar a gusto el tiempo libre del que dispone, por cuanto, en esas actividades la persona siente que está invirtiendo el nivel de energía, el grado de concentración y todo el tiempo que la persona haya decidido dedicarle. Esta es la gran diferencia con el hecho de tener que ir al trabajo sólo para cumplir con una rutina que la persona, simplemente, no quisiera hacer. ¿Y de qué tipo de actividades para disfrutar el tiempo de ocio estamos hablando? Muchas y diversas: practicar algún tipo de deporte aventura, jardinear, hacer tai-chi para relajarse antes de ir a trabajar, poner en práctica la colección de recetas de cocinas, meditar, salir a pasear, mantener un mascota, etc. Todas estas actividades –y muchas otras afines a los gustos personales– pueden llenar de felicidad y de energía a las personas que las practican.
El quinto secreto tiene un trasfondo cuasi bíblico: estar dispuesto a dar, para recibir. Mientras más se da, más se reciben los beneficios. Es por ello que resulta tan importante preocuparse –de manera genuina– por las personas que nos rodean, de sonreír y aparecer con una sonrisa en la cara, de ayudar cuando uno puede hacerlo, de forma real y concreta. Si no somos capaces de sonreírles a las personas que uno ama, si no es la primera cosa que hacemos en la mañana, lo que estamos logrando, es robar energía a uno mismo, a la pareja y a la relación con el otro. Además, si fuera verdad que todo lo que sale –bueno o malo– vuelve a nosotros, entonces ¿no es preferible asegurarnos que haya algo bueno y positivo circulando en torno nuestro? Y otra cosa de suma importancia con este quinto secreto: aprenda a agradecer por todo aquello que usted recibe. Este acto de agradecimiento, estimula a su cerebro a producir un torrente de endorfinas beneficiosas para su organismo.
¿Cuánto demora usted en tomar una decisión? La pregunta tiene su razón de ser, por cuanto, el sexto secreto depende directamente del grado de asertividad y nivel de cumplimiento con el que las personas proceden con sus promesas y compromisos. Posponer una determinación o decisión que alguien ha tomado –luego de un tiempo prudente de reflexión– y mantenerla dando vueltas en la cabeza de manera indefinida, agota y quita mucha energía emocional, y las personas que carecen de energía emocional se estancan y se quedan pegados en los obstáculos, Se convierten en esos sujetos que titubean y vacilan durante toda su vida y que son incapaces de jugárselas por sus propias opciones personales. Por el contrario, quienes gozan de un alto nivel de energía emocional toman, simplemente, una decisión, sin mirar atrás. En la tierra de la energía emocional lo que importa es terminar de una vez con la ambivalencia. ¿Cómo romper el círculo vicioso de la indecisión? La respuesta es una sola: las personas tienen que renunciar a pensar que tienen que tomar LA decisión correcta. Lo importante es tomar una buena decisión, y que esta decisión permita a la persona sentirse feliz y grato con ella, especialmente, cuando nos hemos asegurado, que con nuestra decisión no estamos dañando a los demás adrede y a sabiendas del daño que ocasionamos.
El último secreto se relaciona con el acto de dejar atrás de nosotros los sentimientos de culpa por aquello que hicimos –o dejamos de hacer–, por cuanto, en ocasiones, este sentimiento de culpa se instala como un aspecto central en la vida de las personas, generando mucho daño. La razón es muy simple: la culpa tiende a producir un efecto de "momificación" o embalsamiento, es decir, no permite que las personas avancen en su crecimiento personal, razón por la cual, las personas afectadas por sentimientos de culpa deben preocuparse de elaborar y desprenderse de ellos y, por esta vía, eliminar uno de los factores que más cooperan en drenar la energía emocional y la felicidad cotidiana.
Lo que se ha planteado en el párrafo anterior puede entenderse mejor a través de un ejemplo tomado de mi consulta. Hay madres que han quedado presas de sus culpas y les resulta imposible avanzar. Tal es el caso de una madre que siente que los problemas que tiene ahora su hija adolescente, tuvieron que ver con su forma de ejercer su rol de madre durante su niñez. Ahora bien, a pesar de que esta madre reconoce el efecto negativo de su situación, no hace nada por mejorar su actual relación con la hija, y la razón, es porque la madre es incapaz de deshacerse de su sentimiento de culpa, quedando prisionera dentro de su propia jaula.
No cabe duda alguna, que el pasado de cada uno de nosotros está lleno de errores, arrepentimientos y oportunidades perdidas que aún nos causan dolor y tristeza. No obstante lo anterior, estos sentimientos son básicos y parte integral del hecho de ser parte de la especie humana, y ponen en evidencia, que tenemos un corazón y una conciencia que nos hace notar cuándo nos hemos desviado del camino.
Sin embargo, desde el punto de vista de la energía emocional y de la felicidad que queremos alcanzar –y que nos merecemos– el hecho de acarrear este peso muerto sobre nuestros hombros, limita y restringe de manera notable nuestra capacidad para salir adelante. Si bien, las culpas y los arrepentimientos no pueden ser olvidados del todo, una charla personal y privada frente al espejo puede ser de gran utilidad. Es una charla, que debe incluir algunas frases de reconciliación con uno mismo, tales como: "Nada de lo que hago hoy podrá cambiar aquello que sucedió en el pasado, pero ahora he aprendido de mis errores", o bien, "Mantener en la memoria momentos de sufrimiento sólo daña mi presente, de modo que es hora de avanzar".
Este tipo de elaboración mental –y personal– permite a aquellas personas que están dispuestas a luchar por alcanzar su felicidad cotidiana, recapitular –o rebobinar, si usted prefiere– su vida de manera sana, y comenzar a trabajar por su presente y su futuro. Y eso, significa empezar a sentirse apasionado por la vida que nos espera.
Fuente: flotitoc@gmail.com
Docente e Investigador (UACh)
Andar por la vida con una sonrisa en la cara hoy en día parece una rareza. Sin embargo, existe un grupo de personas que logra superar de manera exitosa los diversos problemas que le plantea la vida cotidiana, y llevan una vida plena y feliz que resulta envidiable a los ojos de quienes observan a estas personas.
¿Cuál es, entonces, el secreto que guardan estos individuos felices y satisfechos con sus vidas? La clave de este misterio se encuentra en que su energía vital no es de tipo físico, sino que emocional. Es una viveza de la mente y del espíritu que conecta a las personas con la satisfacción y el goce de la vida. Es lo que la psicoterapeuta norteamericana Mira Kirshenbaum denomina "el factor de la Energía Emocional" –así titula ella su libro– detrás del cual, se esconden siete secretos para poder alcanzar la felicidad cotidiana y del día a día junto a la pareja.
Uno de los factores que más descorazona a las personas, es el "aburrimiento" que experimentan por la vida que llevan. Las preguntas que hay que plantearse al respecto de este punto, son dos: ¿Por qué mi actual estilo de vida no me produce satisfacción? ¿Qué puedo hacer para cambiar esta situación?
El primer secreto para lograr la felicidad cotidiana está vinculado con un hecho esencial: recobrar (o recuperar) el sentido de la vida. No espere a tener que experimentar un momento de crisis profunda –enfermedad grave como un cáncer, divorcio o separación, hijos que abandonan el "nido", caer en una severa depresión– para efectos de hacerse una pregunta que muchas personas pasan por alto durante demasiado tiempo: ¿qué o cuáles son las cosas que realmente me importan en la vida? Una vez que el lector ha respondido de manera honesta a esta pregunta, el siguiente paso, es descubrir, qué es lo que la persona puede hacer para que aquellas cosas que ha identificado en su lista de prioridades, se conviertan, de ahora en más, en sus objetivos de vida.
El segundo secreto para alcanzar la felicidad surge de una pregunta muy sencilla: ¿hay algo que usted cotidianamente no haría? Si es así, entonces ¡comience a hacerlo! La razón es muy simple y poderosa: en lo genuinamente nuevo se encuentra asentada la energía emocional. Probar un estilo –o tipo– de comida que usted nunca ha degustado antes, desarrollar un nuevo hobby, practicar un tipo de deporte que encarne un desafío para la persona, hasta el acto de escuchar música que nunca antes ha oído, representan los primeros incentivos –o pequeños cambios– que ayudarán a poner en marcha el gran cambio final, por oposición al actual modo de (sobre)vivir que ha escogido la persona para sí misma.
El tercer secreto lo llamaremos la "zona de diversión" y el trasfondo es uno solo: en ocasiones, la vida parece diseñada con un sólo objetivo, cual es, drenar y agotar nuestra energía, por cuanto, todos nosotros tenemos múltiples compromisos, trabajamos mucho y muy duro y, cada cierto tiempo, nos enfrentamos a diversas crisis (de pareja, laboral, familiar, económica, etc.). Esto nos lleva a sufrir de "fatiga emocional" y nos conduce a una suerte de agotamiento del espíritu. La clave secreta que tienen aquellos sujetos que logran superar de manera exitosa los problemas es, justamente, la diversión y la capacidad de goce individual. Por si el lector no lo sabe –o no se ha dado cuenta–, la gente que es feliz, tiene exactamente los mismos conflictos y dificultades que uno, pero ellos se las han arreglado para disfrutar, incluso, aquellas situaciones y experiencias poco afortunadas. Nuestro principal problema, es que la mayoría de nosotros, adultos, nos hemos privado de la diversión y de pasarlo bien, y eso, por cierto, afecta la energía emocional. Y otra cosa: muchas personas están un poco confundidas, y creen, que “ir de compras” es el equivalente a gozar de la vida. Este error es de tipo mayúsculo, ya que implica no sólo una pérdida camuflada de energía emocional, sino que un drenaje inútil de tipo económico.
El cuarto secreto no es fácil de llevar a cabo, pero representa un requisito de primer orden con el fin de resguardar la energía emocional: mantenerse apasionado en y por la vida. Esta "pasión" va a depender de manera proporcional a cuán bien se sienta una persona con la realización de una determinada actividad. Si existe frustración con el tipo de trabajo que uno realiza, por cierto que esa condición representa un obstáculo en el logro de la felicidad cotidiana. Sin embargo, aún cuando así fuera, el lector dispone de diversas formas probadas de sortear esta dificultad, a saber, realizar actividades, donde la persona pueda disfrutar con plenitud los momentos de ocio y tener la libertad de ocupar a gusto el tiempo libre del que dispone, por cuanto, en esas actividades la persona siente que está invirtiendo el nivel de energía, el grado de concentración y todo el tiempo que la persona haya decidido dedicarle. Esta es la gran diferencia con el hecho de tener que ir al trabajo sólo para cumplir con una rutina que la persona, simplemente, no quisiera hacer. ¿Y de qué tipo de actividades para disfrutar el tiempo de ocio estamos hablando? Muchas y diversas: practicar algún tipo de deporte aventura, jardinear, hacer tai-chi para relajarse antes de ir a trabajar, poner en práctica la colección de recetas de cocinas, meditar, salir a pasear, mantener un mascota, etc. Todas estas actividades –y muchas otras afines a los gustos personales– pueden llenar de felicidad y de energía a las personas que las practican.
El quinto secreto tiene un trasfondo cuasi bíblico: estar dispuesto a dar, para recibir. Mientras más se da, más se reciben los beneficios. Es por ello que resulta tan importante preocuparse –de manera genuina– por las personas que nos rodean, de sonreír y aparecer con una sonrisa en la cara, de ayudar cuando uno puede hacerlo, de forma real y concreta. Si no somos capaces de sonreírles a las personas que uno ama, si no es la primera cosa que hacemos en la mañana, lo que estamos logrando, es robar energía a uno mismo, a la pareja y a la relación con el otro. Además, si fuera verdad que todo lo que sale –bueno o malo– vuelve a nosotros, entonces ¿no es preferible asegurarnos que haya algo bueno y positivo circulando en torno nuestro? Y otra cosa de suma importancia con este quinto secreto: aprenda a agradecer por todo aquello que usted recibe. Este acto de agradecimiento, estimula a su cerebro a producir un torrente de endorfinas beneficiosas para su organismo.
¿Cuánto demora usted en tomar una decisión? La pregunta tiene su razón de ser, por cuanto, el sexto secreto depende directamente del grado de asertividad y nivel de cumplimiento con el que las personas proceden con sus promesas y compromisos. Posponer una determinación o decisión que alguien ha tomado –luego de un tiempo prudente de reflexión– y mantenerla dando vueltas en la cabeza de manera indefinida, agota y quita mucha energía emocional, y las personas que carecen de energía emocional se estancan y se quedan pegados en los obstáculos, Se convierten en esos sujetos que titubean y vacilan durante toda su vida y que son incapaces de jugárselas por sus propias opciones personales. Por el contrario, quienes gozan de un alto nivel de energía emocional toman, simplemente, una decisión, sin mirar atrás. En la tierra de la energía emocional lo que importa es terminar de una vez con la ambivalencia. ¿Cómo romper el círculo vicioso de la indecisión? La respuesta es una sola: las personas tienen que renunciar a pensar que tienen que tomar LA decisión correcta. Lo importante es tomar una buena decisión, y que esta decisión permita a la persona sentirse feliz y grato con ella, especialmente, cuando nos hemos asegurado, que con nuestra decisión no estamos dañando a los demás adrede y a sabiendas del daño que ocasionamos.
El último secreto se relaciona con el acto de dejar atrás de nosotros los sentimientos de culpa por aquello que hicimos –o dejamos de hacer–, por cuanto, en ocasiones, este sentimiento de culpa se instala como un aspecto central en la vida de las personas, generando mucho daño. La razón es muy simple: la culpa tiende a producir un efecto de "momificación" o embalsamiento, es decir, no permite que las personas avancen en su crecimiento personal, razón por la cual, las personas afectadas por sentimientos de culpa deben preocuparse de elaborar y desprenderse de ellos y, por esta vía, eliminar uno de los factores que más cooperan en drenar la energía emocional y la felicidad cotidiana.
Lo que se ha planteado en el párrafo anterior puede entenderse mejor a través de un ejemplo tomado de mi consulta. Hay madres que han quedado presas de sus culpas y les resulta imposible avanzar. Tal es el caso de una madre que siente que los problemas que tiene ahora su hija adolescente, tuvieron que ver con su forma de ejercer su rol de madre durante su niñez. Ahora bien, a pesar de que esta madre reconoce el efecto negativo de su situación, no hace nada por mejorar su actual relación con la hija, y la razón, es porque la madre es incapaz de deshacerse de su sentimiento de culpa, quedando prisionera dentro de su propia jaula.
No cabe duda alguna, que el pasado de cada uno de nosotros está lleno de errores, arrepentimientos y oportunidades perdidas que aún nos causan dolor y tristeza. No obstante lo anterior, estos sentimientos son básicos y parte integral del hecho de ser parte de la especie humana, y ponen en evidencia, que tenemos un corazón y una conciencia que nos hace notar cuándo nos hemos desviado del camino.
Sin embargo, desde el punto de vista de la energía emocional y de la felicidad que queremos alcanzar –y que nos merecemos– el hecho de acarrear este peso muerto sobre nuestros hombros, limita y restringe de manera notable nuestra capacidad para salir adelante. Si bien, las culpas y los arrepentimientos no pueden ser olvidados del todo, una charla personal y privada frente al espejo puede ser de gran utilidad. Es una charla, que debe incluir algunas frases de reconciliación con uno mismo, tales como: "Nada de lo que hago hoy podrá cambiar aquello que sucedió en el pasado, pero ahora he aprendido de mis errores", o bien, "Mantener en la memoria momentos de sufrimiento sólo daña mi presente, de modo que es hora de avanzar".
Este tipo de elaboración mental –y personal– permite a aquellas personas que están dispuestas a luchar por alcanzar su felicidad cotidiana, recapitular –o rebobinar, si usted prefiere– su vida de manera sana, y comenzar a trabajar por su presente y su futuro. Y eso, significa empezar a sentirse apasionado por la vida que nos espera.
Fuente: flotitoc@gmail.com