Auditoria ciudadana para la transparencia municipal
Guido Asencio Gallardo
Académico y Doctorando en Administración
En esta columna trataré de explicar en qué consiste la Auditoría Ciudadana, que se presenta como una alternativa para mejorar los índices de transparencia de los gobiernos locales, donde existe una legítima incertidumbre en la ciudadanía, explicada por la existencia de abundantes casos en que autoridades rayan el límite de la probidad.
Un ejemplo de ello lo constituye el aumento exponencial de patrimonios, justificados con elocuentes respuestas que dicen relación con el cumplimiento de la ley, cuando el mero cumplimiento de una normativa legal no implica una actuación ética y transparente, esto corre por un camino totalmente distinto y mucho más profundo que requiere un aanáliss más integral.
En consecuencia, resulta fundamental establecer mecanismos concretos que ayuden a mejorar los índices de trasparencia municipal, lo cual se justifica por la envergadura que representan los fondos públicos que se manejan en un gobierno local y por la existencia de redes de influencia que son propias de una administración, siendo inherentes a la función municipal, pero que adolecen de un control ciudadano adecuado que se encargue de hacer seguimiento efectivo de iniciativas impulsadas por una municipalidad.
El término auditoría se relaciona directamente con el control y seguimiento que se le puede realizar a una entidad con o sin fines de lucro, en este caso se aborda la auditoría ciudadana que es posible llevar a cabo en un gobierno local, donde toma relevancia la participación ciudadana representada por dirigentes sociales y/o gremiales para colaborar directamente con la gestión su ciudad o comuna.
En otros países se les denominan Veedurías o Contralorías Ciudadanas, cumpliendo un rol fiscalizador destinado a las diferentes niveles gubernamentales, aquí la idea es tomar como referencia tales experiencias, para configurar una instancia que complemente la democracia representativa que hoy tenemos con una mucho más participativa, la cual no reemplaza la institucionalidad de control que tienen las municipalidades en su organización interior, como es el propio Departamento de Control, sino que busca reforzar las leyes de transparencia y probidad existentes, agregándole un componente ciudadano con cuerpo y alma.
En lo operativo para implementar una auditoría ciudadana, es fundamental conformar una institucionalidad autónoma, que entregue garantías suficientes de su funcionamiento, cuya conformación debe estar representada por diferentes actores de la sociedad civil, quienes tienen la labor de generar procedimientos adecuados de control de gestión en el ámbito ciudadano.
La gestión de la auditoría ciudadana no reemplaza la función de los concejales, sino que la complementa, debido a que se debe reconocer en plenitud la valiosa labor que tienen estos ciudadanos elegidos democráticamente. En consecuencia, lo que se busca es relevar la importancia que ejercen otros líderes localesque representan las fuerzas vivas comprometidas con su entorno para “avanzar hacia un buen vivir”.
Para que cumpla su cometido una auditoría ciudadana de forma eficiente, resulta primordial tener claridad de funciones, las que son observar, inspeccionar y controlar aspectos vinculados al ámbito de competencia municipal, tales como pronunciamientos acerca de la ejecución de proyectos, licitaciones públicas, contratos municipales, entre otras.
Para hacer seguimiento adecuado de estos procedimientos, es fundamental capacitar en materias de auditoría y control de gestión ciudadana a quienes ejerzan esta importante labor, lo cual le daría el estatus que se merece una verdadera participación ciudadana, a través del control social del gasto público y de paso fortalecer los índices de corrupción en la administración pública.
Con lo anterior, se puede apreciar que el foco de una auditoría ciudadana, se encuentra en el fortalecimiento de todas las leyes relacionadas con la probidad y la transparencia existentes, donde cobran relevancia aspectos centrales de una institución tan importante como es una municipalidad, tales como la democratización real de la toma de decisiones, a través de la participación ciudadana.
La configuración de una instancia como la auditoría ciudadana, ciertamente constituye un cambio de paradigma, donde los ciudadanos tienen un rol fundamental, vinculado a deberes ciudadanos concretos, que van más allá que la mera voluntariedad temporal de emitir un voto cada cierto tiempo, pues con esto se asegura una responsabilidad permanente que, al final del día, le da sentido a los principios fundantes de la democracia que buscan equilibrio entre deberes y derechos de los ciudadanos.
Fuente: guido.asencio@gmail.com
Académico y Doctorando en Administración
En esta columna trataré de explicar en qué consiste la Auditoría Ciudadana, que se presenta como una alternativa para mejorar los índices de transparencia de los gobiernos locales, donde existe una legítima incertidumbre en la ciudadanía, explicada por la existencia de abundantes casos en que autoridades rayan el límite de la probidad.
Un ejemplo de ello lo constituye el aumento exponencial de patrimonios, justificados con elocuentes respuestas que dicen relación con el cumplimiento de la ley, cuando el mero cumplimiento de una normativa legal no implica una actuación ética y transparente, esto corre por un camino totalmente distinto y mucho más profundo que requiere un aanáliss más integral.
En consecuencia, resulta fundamental establecer mecanismos concretos que ayuden a mejorar los índices de trasparencia municipal, lo cual se justifica por la envergadura que representan los fondos públicos que se manejan en un gobierno local y por la existencia de redes de influencia que son propias de una administración, siendo inherentes a la función municipal, pero que adolecen de un control ciudadano adecuado que se encargue de hacer seguimiento efectivo de iniciativas impulsadas por una municipalidad.
El término auditoría se relaciona directamente con el control y seguimiento que se le puede realizar a una entidad con o sin fines de lucro, en este caso se aborda la auditoría ciudadana que es posible llevar a cabo en un gobierno local, donde toma relevancia la participación ciudadana representada por dirigentes sociales y/o gremiales para colaborar directamente con la gestión su ciudad o comuna.
En otros países se les denominan Veedurías o Contralorías Ciudadanas, cumpliendo un rol fiscalizador destinado a las diferentes niveles gubernamentales, aquí la idea es tomar como referencia tales experiencias, para configurar una instancia que complemente la democracia representativa que hoy tenemos con una mucho más participativa, la cual no reemplaza la institucionalidad de control que tienen las municipalidades en su organización interior, como es el propio Departamento de Control, sino que busca reforzar las leyes de transparencia y probidad existentes, agregándole un componente ciudadano con cuerpo y alma.
En lo operativo para implementar una auditoría ciudadana, es fundamental conformar una institucionalidad autónoma, que entregue garantías suficientes de su funcionamiento, cuya conformación debe estar representada por diferentes actores de la sociedad civil, quienes tienen la labor de generar procedimientos adecuados de control de gestión en el ámbito ciudadano.
La gestión de la auditoría ciudadana no reemplaza la función de los concejales, sino que la complementa, debido a que se debe reconocer en plenitud la valiosa labor que tienen estos ciudadanos elegidos democráticamente. En consecuencia, lo que se busca es relevar la importancia que ejercen otros líderes localesque representan las fuerzas vivas comprometidas con su entorno para “avanzar hacia un buen vivir”.
Para que cumpla su cometido una auditoría ciudadana de forma eficiente, resulta primordial tener claridad de funciones, las que son observar, inspeccionar y controlar aspectos vinculados al ámbito de competencia municipal, tales como pronunciamientos acerca de la ejecución de proyectos, licitaciones públicas, contratos municipales, entre otras.
Para hacer seguimiento adecuado de estos procedimientos, es fundamental capacitar en materias de auditoría y control de gestión ciudadana a quienes ejerzan esta importante labor, lo cual le daría el estatus que se merece una verdadera participación ciudadana, a través del control social del gasto público y de paso fortalecer los índices de corrupción en la administración pública.
Con lo anterior, se puede apreciar que el foco de una auditoría ciudadana, se encuentra en el fortalecimiento de todas las leyes relacionadas con la probidad y la transparencia existentes, donde cobran relevancia aspectos centrales de una institución tan importante como es una municipalidad, tales como la democratización real de la toma de decisiones, a través de la participación ciudadana.
La configuración de una instancia como la auditoría ciudadana, ciertamente constituye un cambio de paradigma, donde los ciudadanos tienen un rol fundamental, vinculado a deberes ciudadanos concretos, que van más allá que la mera voluntariedad temporal de emitir un voto cada cierto tiempo, pues con esto se asegura una responsabilidad permanente que, al final del día, le da sentido a los principios fundantes de la democracia que buscan equilibrio entre deberes y derechos de los ciudadanos.
Fuente: guido.asencio@gmail.com