Ponga atención: Las personas neuróticas corren el riesgo de morirse antes
Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico e Investigador (UACh)
“Un neurótico es alguien que se pasa la mitad de la vida poniéndose trampas y la otra mitad cayendo en ellas”
“Los psiquiatras califican a una persona de neurótica si sufre por sus problemas y de psicótica si hace sufrir a otros” (Tomas Szasz)
En uno de sus tantos libros, Sigmund Freud, quién está considerado como el padre del Psicoanálisis, señaló que la incapacidad de algunas personas para tolerar la ambigüedad, constituiría la raíz de todas sus neurosis y problemas.
La neurosis, por otra parte, es un concepto con carácter genérico que alude a un conjunto de enfermedades que están caracterizadas por la presencia de trastornos de tipo nervioso y alteraciones de naturaleza emocional sin que, necesariamente, exista alguna lesión física que pueda ser detectada en el sistema nervioso del sujeto neurótico. El problema con este trastorno, es que las personas que lo sufren, muestran una tendencia recurrente a somatizar las emociones mal elaboradas, dando espacio a la aparición de distintas enfermedades con carácter grave. Teniendo lo anterior presente, hay que señalar que diversas investigaciones han dado como resultado que aquellas personas con personalidades del tipo hostiles, rabiosas, agresivas, cínicas y desconfiadas son cinco veces más propensas a morir antes de los 50 años, en comparación con aquellos otros individuos que son más calmados, confiados y de buen genio.
Uno de los investigadores que puso este tema sobre el tapete de la discusión, es el psiquiatra Redford B. Williams del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, quién llevó a cabo una amplia investigación al respecto de este tema.
El estudio realizado por el Dr. Williams echó por tierra la creencia de que las personas con un patrón de personalidad tipo A, es decir, personas muy competitivas, adictas al trabajo, fanáticas de su carrera eran las que encabezaban las listas de mortalidad por accidentes cardiovasculares. Según este investigador, si los rasgos arriba consignados existían puros, estas personas tenían las mismas expectativas de vida que aquellos individuos comunes y corrientes.
Muy distinto era el caso, si a las características indicadas se le agregaban los rasgos de desconfianza, hostilidad, agresividad y mal humor, condición que sí conducen a una muerte prematura.
Los sujetos con “personalidades neuróticas” presentan diferencias biológicas muy marcadas desde su nacimiento, detectándose, que los individuos que eran hostiles, poseían un sistema nervioso diferente al ser comparados con aquellos individuos que presentaban buen genio y sentido del humor.
Los resultados de esta investigación, así como la notable diferencia entre unos y otros individuos, inspiraron al Dr. Williams a escribir uno de sus primeros libros sobre el tema, con un título muy sugerente: “Anger Kills”, es decir, “La ira mata”, con un subtítulo que daba cuenta de lo anterior: “17 estrategias para controlar la hostilidad que puede dañar su salud”.
La razón de un título tan sugerente, al mismo tiempo que ominoso, es muy fácil de explicar. Cuando las personas del tipo hostil tienen un “ataque de furia” descontrolada, experimentan alzas de presión sanguíneas súbitas que pueden ser fulminantes, lo cual, al sumarse al hecho de que estos sujetos tienen un sistema nervioso parasimpático que es muy débil, este factor le permite a la adrenalina generada, mantener viva la rabia y la ira durante mucho más tiempo, afectando severamente por esta vía, diversos órganos del cuerpo, entre ellos el corazón o el cerebro, incrementando las posibilidades de sufrir un accidente cardiovascular o un accidente cerebrovascular.
No está de más recordar, que el reconocido psicólogo y estudioso de la Inteligencia Emocional, el Dr. Daniel Goleman, clasifica y evalúa a emociones como la ira, la rabia, la envidia, los celos, la sed de venganza, etc., como emociones “destructivas” que no sólo afectan al sujeto mismo, sino que al entorno cercano de dicho sujeto, cosa muy fácil de probar, si uno tiene presente, que los celos de algunos hombres y mujeres, por ejemplo, han conducido al asesinato y muerte de sus respectivas parejas, siendo el femicidio, un acto –lamentablemente para nuestra sociedad– muy repetido, producto, precisamente, de la presencia en los varones de emociones muy negativas y de un total descontrol de sus impulsos. Digamos de pasada, que la adrenalina es una hormona y neurotransmisor producido por las glándulas suprarrenales que se genera, de manera especial, en situaciones de estrés, de mucho nerviosismo o de gran excitación emocional.
Por oposición, el organismo de un individuo que no presenta rasgos hostiles, que es una persona confiada, ecuánime y benevolente, es decir, que no suele dejarse llevar por la pasión del momento, está en condiciones de resistir y soportar en mucho mejores condiciones los sucesivos ataques de un estado de estrés mental prolongado, sin sufrir muchos daños.
Ahora bien, continuando con esta línea de investigación, el Dr. Williams (2006) publicó un segundo libro con un largo título, aludiendo, esta vez, a las graves consecuencias que tiene para uno mismo y también para otras personas el mal control de la ira y de la hostilidad: “En control: no más estallidos en contra de la familia, mal humor en el trabajo, echar humo en las filas del supermercado, hervir de rabia en las reuniones, alimentando su frustración”.
En este libro, el Dr. Williams buscó destacar la necesidad que tienen las personas que presentan rasgos peligrosos de rabia y hostilidad, de someterse a algún tipo de programa de manejo y control de la ira, de otra forma, no será sólo el afectado el que sufrirá las consecuencias de sus emociones, sino que el entorno cercano que rodea al sujeto, sea que se trate de su familia, de su grupo de trabajo o de su grupo social. No está de más mencionar, que al Dr. Williams se lo califica como el “gurú del manejo de la ira”, y sus investigaciones han sido consideradas como el trabajo seminal acerca de los potentes efectos negativos que tienen las emociones sobre el organismo del ser humano. No obstante lo anterior, dejemos consignado, que ser algo neurótico –sin que este factor de neuroticismo vaya, eso sí, acompañado con ira y hostilidad–, no sería tan malo, ya que de acuerdo con la visión del escritor francés Marcel Proust, todo lo grande en el mundo, provendría, nada menos, que de los neuróticos. ¿Qué tal?
Y como no todo tiene que ser siempre, y en toda ocasión, serio y científico, pongamos algo de humor en este escrito y finalicemos, citando al cómico norteamericano Woody Allen –un neurótico por excelencia– quien señala que un neurótico es aquel sujeto que tiene la capacidad de crear un castillo en el aire, el psicótico el individuo que vive en él y el psiquiatra la persona que cobra el alquiler del castillo.
Fuente: flotitoc@gmail.com
Académico e Investigador (UACh)
“Un neurótico es alguien que se pasa la mitad de la vida poniéndose trampas y la otra mitad cayendo en ellas”
“Los psiquiatras califican a una persona de neurótica si sufre por sus problemas y de psicótica si hace sufrir a otros” (Tomas Szasz)
En uno de sus tantos libros, Sigmund Freud, quién está considerado como el padre del Psicoanálisis, señaló que la incapacidad de algunas personas para tolerar la ambigüedad, constituiría la raíz de todas sus neurosis y problemas.
La neurosis, por otra parte, es un concepto con carácter genérico que alude a un conjunto de enfermedades que están caracterizadas por la presencia de trastornos de tipo nervioso y alteraciones de naturaleza emocional sin que, necesariamente, exista alguna lesión física que pueda ser detectada en el sistema nervioso del sujeto neurótico. El problema con este trastorno, es que las personas que lo sufren, muestran una tendencia recurrente a somatizar las emociones mal elaboradas, dando espacio a la aparición de distintas enfermedades con carácter grave. Teniendo lo anterior presente, hay que señalar que diversas investigaciones han dado como resultado que aquellas personas con personalidades del tipo hostiles, rabiosas, agresivas, cínicas y desconfiadas son cinco veces más propensas a morir antes de los 50 años, en comparación con aquellos otros individuos que son más calmados, confiados y de buen genio.
Uno de los investigadores que puso este tema sobre el tapete de la discusión, es el psiquiatra Redford B. Williams del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, quién llevó a cabo una amplia investigación al respecto de este tema.
El estudio realizado por el Dr. Williams echó por tierra la creencia de que las personas con un patrón de personalidad tipo A, es decir, personas muy competitivas, adictas al trabajo, fanáticas de su carrera eran las que encabezaban las listas de mortalidad por accidentes cardiovasculares. Según este investigador, si los rasgos arriba consignados existían puros, estas personas tenían las mismas expectativas de vida que aquellos individuos comunes y corrientes.
Muy distinto era el caso, si a las características indicadas se le agregaban los rasgos de desconfianza, hostilidad, agresividad y mal humor, condición que sí conducen a una muerte prematura.
Los sujetos con “personalidades neuróticas” presentan diferencias biológicas muy marcadas desde su nacimiento, detectándose, que los individuos que eran hostiles, poseían un sistema nervioso diferente al ser comparados con aquellos individuos que presentaban buen genio y sentido del humor.
Los resultados de esta investigación, así como la notable diferencia entre unos y otros individuos, inspiraron al Dr. Williams a escribir uno de sus primeros libros sobre el tema, con un título muy sugerente: “Anger Kills”, es decir, “La ira mata”, con un subtítulo que daba cuenta de lo anterior: “17 estrategias para controlar la hostilidad que puede dañar su salud”.
La razón de un título tan sugerente, al mismo tiempo que ominoso, es muy fácil de explicar. Cuando las personas del tipo hostil tienen un “ataque de furia” descontrolada, experimentan alzas de presión sanguíneas súbitas que pueden ser fulminantes, lo cual, al sumarse al hecho de que estos sujetos tienen un sistema nervioso parasimpático que es muy débil, este factor le permite a la adrenalina generada, mantener viva la rabia y la ira durante mucho más tiempo, afectando severamente por esta vía, diversos órganos del cuerpo, entre ellos el corazón o el cerebro, incrementando las posibilidades de sufrir un accidente cardiovascular o un accidente cerebrovascular.
No está de más recordar, que el reconocido psicólogo y estudioso de la Inteligencia Emocional, el Dr. Daniel Goleman, clasifica y evalúa a emociones como la ira, la rabia, la envidia, los celos, la sed de venganza, etc., como emociones “destructivas” que no sólo afectan al sujeto mismo, sino que al entorno cercano de dicho sujeto, cosa muy fácil de probar, si uno tiene presente, que los celos de algunos hombres y mujeres, por ejemplo, han conducido al asesinato y muerte de sus respectivas parejas, siendo el femicidio, un acto –lamentablemente para nuestra sociedad– muy repetido, producto, precisamente, de la presencia en los varones de emociones muy negativas y de un total descontrol de sus impulsos. Digamos de pasada, que la adrenalina es una hormona y neurotransmisor producido por las glándulas suprarrenales que se genera, de manera especial, en situaciones de estrés, de mucho nerviosismo o de gran excitación emocional.
Por oposición, el organismo de un individuo que no presenta rasgos hostiles, que es una persona confiada, ecuánime y benevolente, es decir, que no suele dejarse llevar por la pasión del momento, está en condiciones de resistir y soportar en mucho mejores condiciones los sucesivos ataques de un estado de estrés mental prolongado, sin sufrir muchos daños.
Ahora bien, continuando con esta línea de investigación, el Dr. Williams (2006) publicó un segundo libro con un largo título, aludiendo, esta vez, a las graves consecuencias que tiene para uno mismo y también para otras personas el mal control de la ira y de la hostilidad: “En control: no más estallidos en contra de la familia, mal humor en el trabajo, echar humo en las filas del supermercado, hervir de rabia en las reuniones, alimentando su frustración”.
En este libro, el Dr. Williams buscó destacar la necesidad que tienen las personas que presentan rasgos peligrosos de rabia y hostilidad, de someterse a algún tipo de programa de manejo y control de la ira, de otra forma, no será sólo el afectado el que sufrirá las consecuencias de sus emociones, sino que el entorno cercano que rodea al sujeto, sea que se trate de su familia, de su grupo de trabajo o de su grupo social. No está de más mencionar, que al Dr. Williams se lo califica como el “gurú del manejo de la ira”, y sus investigaciones han sido consideradas como el trabajo seminal acerca de los potentes efectos negativos que tienen las emociones sobre el organismo del ser humano. No obstante lo anterior, dejemos consignado, que ser algo neurótico –sin que este factor de neuroticismo vaya, eso sí, acompañado con ira y hostilidad–, no sería tan malo, ya que de acuerdo con la visión del escritor francés Marcel Proust, todo lo grande en el mundo, provendría, nada menos, que de los neuróticos. ¿Qué tal?
Y como no todo tiene que ser siempre, y en toda ocasión, serio y científico, pongamos algo de humor en este escrito y finalicemos, citando al cómico norteamericano Woody Allen –un neurótico por excelencia– quien señala que un neurótico es aquel sujeto que tiene la capacidad de crear un castillo en el aire, el psicótico el individuo que vive en él y el psiquiatra la persona que cobra el alquiler del castillo.
Fuente: flotitoc@gmail.com