Baja competitividad por limitado uso de TIC’s

Por Ramón Rubio, director ejecutivo AIEP Sede Osorno.

Como consecuencia a la apertura comercial que ha tenido nuestro país, estamos experimentando costos de dicha apertura, como competir en un mercado global con “monstruos” internacionales cuyos precios de venta, en ocasiones están por debajo de nuestros costos de producción. No es complejo ver en las góndolas de nuestros supermercados productos agrícolas importados a un precio más competitivos que los producidos localmente, como podrían ser Papas fritas congeladas holandesas, un país cuya superficie no supera a la región de los lagos.

Es ya sabido de nuestras fortalezas fitosanitarias, se reconocen nuestras ventajas comparativas relacionadas nuestras barreras naturales y la seriedad del trabajo que hacemos para proteger dicha condición. Sin embargo dichas fortalezas nos son suficientes para competir en el mercado global, por cuanto el atractivo diferenciador de nuestros productos no es eficiente en relación a los costos de producción. ¿Por qué? La baja productividad en algunos sectores es la respuesta a nuestra falta de competitividad, situación también conocida, pero debemos profundizar sobre los elementos que determinan la productividad para encontrar algunas luces de cómo podríamos en el mediano cerrar las brechas que nos impiden dar el salto a la competitividad global.

Focalizaremos en aquellos elementos más preponderantes, según McKinsey&Company en el informe “Chile X 2”, como es la productividad laboral y en ese sentido intentaremos ver algunas causas por las cuales nuestra productividad laboral es menor a un tercio que Francia, Irlanda o EE.UU., Uno de los elementos identificados por McKinsey y Company corresponde a los bajos niveles de automatización y transacciones remotas de clientes, en gran medida impulsada por el poco incentivo generado por los propios empleados y un insuficiente manejo en la estandarización y gestión de procesos, lo anterior tiene su sustento en datos muy concretos de nuestra realidad, la ausencia de técnicos especializados en automatización y uso de tecnologías de información y comunicaciones, donde se identifica una brecha de más de 100 mil técnicos en Chile, de acuerdo a la Asociación Chilena de tecnologías de Información. Es evidente que las acciones que debemos desarrollar como país, están en el ámbito de inversión en capital humano, pero no sólo referido al número de años de escolaridad, sino que focalizado en competencias que fortalezcan la productividad, con claro énfasis en uso de tecnologías, automatización y excelencia en procesos, de lo contrario seguiremos descendiendo en los índices de competitividad y desarrollo.

El llamado es a los sectores empresariales para aliarse con las Instituciones de educación y generar de forma conjunta ofertas académicas con altos niveles de empleabilidad y renta, producto de su contribución a la productividad y competitividad.



Fuente: Ramon.Rubio@aiep.cl
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