Inversión en activos alternativos podría mejorar las pensiones de los chilenos

Chile atraviesa un periodo de bajo crecimiento económico que se atribuye a varios motivos, entre los que destaca la fuerte caída en la inversión que hoy se ubica en torno a un 21% del PIB y que hace unos años atrás estaba en el 25%. Asimismo, la caída en la productividad ha alcanzado su peor racha desde los años 60, con una reducción de 0,8% en 2016 y con tres años de contracción acumulados.

En esa línea y con el objetivo de impulsar el desarrollo de la economía, el gobierno promulgó, en octubre del año pasado, la Ley de Productividad. En el marco normativo de esta legislación se contempla, entre otras iniciativas la apertura de nuevas opciones de inversión para los fondos de pensiones que manejan las AFP. Sociedades cerradas a la bolsa, mutuos hipotecarios y bienes raíces, son algunas de las opciones que serán parte de la nueva gama de activos alternativos en los que las administradoras podrán invertir.

En nuestro país las inversiones en activos alternativos de las AFP alcanzan cifras cercanas al 2,5% del total de los fondos, mientras que en otros países de la OCDE este porcentaje llega a 15%.

“Esta medida tiene dos objetivos principales. El primero es mejorar la rentabilidad de los fondos, la que, a pesar de ser muy atractiva, ha caído considerablemente con el paso del tiempo. Si en los años 80 el Fondo “C” rentaba un 12% (+UF), hoy estamos más cerca del 4% (+UF). El segundo objetivo consiste en permitir diversificar los portafolios con distintas clases de activos”, explica Natan Melnick, gerente general de MP Valorus.

La medida también busca que, al invertir en sociedades cerradas, las administradoras logren diferenciarse con sus inversiones y de ese modo se fomente un mercado más competitivo.

“La realidad es que las rentabilidades de todas las AFP tienden a ser similares. Esto debido a que suelen seguirse en sus políticas de inversión y se genera un efecto manada. Este fenómeno es esperable, considerando que, si una administradora se equivoca en una inversión y obtiene una rentabilidad significativamente menor a las demás, ésta podría sufrir una importante crisis reputacional. Esta iniciativa generará un cambio en el rubro ya que un empresario no necesariamente querrá vender participación a dos AFP distintas”.

En esa misma dirección, comenta Melnick, el riesgo que surge es que salirse de esa posición (vender la empresa), será mucho más dificultoso que lo que sería, por ejemplo, una compañía del IPSA. Para esto, existirán también vehículos de inversión o “fondos” en los que se espera que la liquidez de este tipo de activos sea mayor.

“Esta medida podría afectar los precios del resto de los activos financieros tradicionales. Por ejemplo, si parte del dinero que actualmente se invierte en acciones de empresas chilenas abiertas se destina a empresas cerradas podríamos esperar una baja en la bolsa, asumiendo que las administradoras liquidarán parte de esos papeles para optar por estos activos alternativos. También podría ocurrir que los aportes que se reciban en el futuro sean destinados progresivamente a este tipo de activos, para que de ese modo no afecten los precios del resto”, agrega. Las acciones cerradas a la bolsa, formarán parte de los límites de inversión en renta variable.


Fuente: 
Ignacio Sarroca
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