Lecheros enseñan cómo entender el valor de la unidad

Por Fidel Espinoza, Diputado por la región de Los Lagos.

Un buen ejemplo del valor de la unión de voluntades como una herramienta para asegurar la justicia en una economía de mercado está dando hoy la Federación Nacional de Productores de Leche (Fedeleche), que, con enorme valentía, ha denunciado la condenable maniobra de las plantas procesadoras de lácteos para desbaratar los grupos asociativos que se formaron con el objetivo de que los productores puedan asegurar un precio justo por su trabajo, mediante la colaboración entre varios agricultores.

Y no sólo eso: me he reunido con distintos gremios luego de presentar un proyecto destinado a mejorar el rotulado de los lácteos, de tal manera que el consumidor elija con toda la información. Ya se consiguió un primera avance con el término de la falsa denominación “leche” para extractos de coco, almendras, etc., pero ahora hay que dar un paso más para que la gente entienda las diferencias entre leche no reconstituida y reconstituida, pero sobre todo qué productos son hechos con leche nacional y extranjera.

En este contexto, el nuevo ataque de las plantas a los productores lecheros, amparado por el Consorcio Lechero, que dice atender los intereses de la industria pero sólo se preocupa de las plantas, es inaceptable.

La fórmula establecida por los empresarios agricultores para enfrentar la asimetría en la negociación del precio por litro es una estrategia inteligente y solidaria, y que les permite comprender y empatizar con el valor de la negociación colectiva para asegurar los derechos de todos los trabajadores.

Que empresarios y trabajadores concuerden en la necesidad de que los mercados cuenten con este tipo de herramientas que permita la unidad de intereses, la vida en comunidad, es de un enorme valor para un país que hasta hace sólo unos años había establecido el libre mercado como un dogma: los lecheros, principalmente desde Aproleche Osorno, lograron establecer sus grupos negociadores con un enorme esfuerzo desde hace años y hoy viven en carne propia la hostilidad que históricamente han enfrentado los trabajadores que valientemente han optado por asociarse para enfrentar una cancha desigual.

El consenso básico al que nos abre las puertas Fedeleche y sus distintas asociaciones, es una oportunidad para Chile en torno a dejar atrás las caricaturas, para reafirmar la necesidad de luchar contra los intentos de atomización del más pequeño que buscan las grandes empresas como camino para aumentar sus utilidades.

Esta no es la primera vez que los lecheros enfrentan la hostilidad de su contraparte para corroer su asociatividad: hace ya cuatro años vieron afectado el financiamiento de sus agrupaciones destruyendo el espíritu del Bono de Desarrollo, que aseguraba el financiamiento de sus operaciones mediante un descuento de 0,30 pesos por litro a cada productor, los que se entregaban a las distintas Aproleche de regiones, las que luego se unían bajo el alero de su federación que hoy ha salido a denunciar públicamente este nuevo ataque.

En reunión sostenida en Santiago con el ministro Antonio Walker, Fedeleche explicó los detalles de la nueva estrategia para desincentivar los proyectos asociativos entre agricultores por medio de la equiparación del bono de volumen, que establece un tope en el pago por la leche a las sociedades, por lo que a los productores les resulta más conveniente negociar en forma individual. ¿Le suena parecido? Por supuesto: es lo mismo que viven cientos de dirigentes sindicales en empresas que buscan subterfugios para debilitar el derecho a la negociación colectiva.

Frente a este escenario, de manera valiente y sobreponiéndose a los designios de quienes llaman a “lavar la ropa sucia del mercado a puertas cerradas”, en otras palabras, enfrentando presiones como las que a diario se ven sometidos los dirigentes sindicales, los gremios lecheros han impulsado los esfuerzos destinados a balancear el poder negociador de los agricultores frente a la alta concentración de las industrias del sector procesador lácteo, las que se encuentran muy cómodas desde hace años diciendo que creen en el futuro de la lechería chilena pero no invierten un peso para hacernos competitivos en el mercado internacional, al que defienden cuando de bajar el precio se trata.

"Cuando ya estamos logrando un cierto número de productores asociados, la industria elimina los bonos mediante los cuales la asociatividad se sustentaba. Por lo tanto, sabemos que estamos en la línea correcta, porque no quieren que tengamos un poder negociador fuerte, nos quieren lo más atomizados posible, de tal manera de no tener muñeca para negociar", acusó el presidente de Fedeleche en una entrevista reciente. No es casual que el diagnóstico sea similar al desplegado el año pasado por la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa: “Hay una ofensiva de sectores del empresariado para desnivelar la cancha y enfrentar las nuevas reglas laborales con pisos lo más bajo posibles. Ese es un camino errado de los empresarios”.

Todo indica que ha llegado la hora de dejar el dogmatismo ideológico y comenzar a defender el mercado de su propio enemigo: el mercado desatado.
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