La exclusión de los hombres

Por Rhonny Latorre, sociólogo de la Fundación Semilla.

La “Ola feminista”, como la han catalogado algunos medios, se articula (en su mayoría) desde espacios separatistas -constituidos exclusivamente por mujeres, o identidades/sexualidades no hegemónicas- lo cual ha generado más atención y polémica que las mismas situaciones por las cuales las mujeres se encuentran movilizadas; acoso y abuso sexual entre otras problemáticas. ¿Por qué genera tanto ruido en los hombres (y también en algunas mujeres) esta exclusión?

Cuando se está acostumbrado a tomar la palabra; a ser reconocido; a tener derecho a participar del espacio que se quiera; a moverse por el espacio público cómodamente; y a un largo etcétera… Cualquier intento de excluirnos como hombres, genera el impulso inmediato de reaccionar desde una posición irónicamente victimista: ¿El feminismo no buscaba la igualdad de género?, ¿Por qué nos excluyen?, ¡Yo apoyo la causa feminista!, ¿Por qué no puedo participar?, ¡están actuando de forma patriarcal!, ¡feminazis!, esos y otros largos clamores pueden ser leídos en comentarios de noticias, publicaciones en las redes sociales, dichos por panelistas en tv o radios, e incluso por políticos/as.

Si reconocemos la experiencia particular de opresión y exclusión a partir de la condición de mujer, de persona trans, o de sexualidades no heteronormadas; ¿Por qué no tendría sentido el que se constituyan formas de organización en torno a éstas temáticas cuyo criterio de inclusión sea el haber vivido dicha opresión? ¿Acaso alguien reclamaría por que no se admiten profesores en un colectivo de alumnos? ¿Patrones en un sindicato? ¿Ateos en una religión? ¿No es lógico articular organización desde experiencias de vida concretas? Lo cierto es que el veto es una condición de posibilidad para cualquier forma de organización asociativa.

Fuente: Eduardo Fernández
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