¿Por qué razón las mujeres inteligentes tienen menos posibilidades de conseguir pareja que los hombres inteligentes?

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl - Académico, Escritor e Investigador (PUC-UACh)
“Las mujeres inteligentes aman a los hombre inteligentes más de lo que los hombres inteligentes aman a las mujeres inteligentes” (Natalie Portman, psicóloga y destacada actriz norteamericana, ganadora de varios premios internacionales, entre ellos, un Óscar).

“La más tonta de las mujeres puede manejar a un hombre inteligente, pero es necesario que una mujer sea muy hábil e inteligente para manejar a un imbécil” (Rudyard Kipling, escritor y poeta británico).

Mientras que en los varones un mayor nivel de inteligencia aumenta notablemente las probabilidades de conseguir pareja y contraer matrimonio, en las mujeres, la relación se da, justamente, a la inversa, es decir, mientras más alto es su nivel y capacidad intelectual, más se alejan ellas de la posibilidad de encontrar una pareja que esté a la altura de su coeficiente intelectual y del camino hacia el altar.

En una investigación realizada por el periodista John Carney con más de 120 personas, que él tituló “¿Por qué los hombres inteligentes eligen a mujeres menos inteligentes?”, Carney explica que las motivaciones de los hombres a la hora de encontrar pareja se orientan hacia una mujer que: 1. Priorice su relación sentimental y 2. Que valore el proyecto familiar por sobre cualquier otro aspecto de la vida y, en esta línea, también habrían mujeres –generalmente las “no tan inteligentes”, según Carney– que estarían dispuestas a aceptar estas premisas en su relación de pareja.

Otro estudio realizado recientemente por los psicólogos Lora Park, Ariana Young y Paul Eastwick arrojó como resultado que los “hombres se sentían atraídos por las mujeres inteligentes mientras estuvieran a una cierta distancia de ellas”, condición que cambiaba radicalmente cuando se encontraban con ellas en un contacto más cercano y frente a frente, en cuyo caso, las encontraban “física y emocionalmente menos atractivas” y optaban por alejarse de ellas. Dados los resultados obtenidos por este estudio, no resulta tan “desubicada” y fuera de lugar la frase que la madre de una brillante científica le dijo, una vez, a su hija: “Hija mía, si quieres encontrar marido, no seas muy inteligente con el hombre que salgas”. La misma línea de razonamiento destacaba Margaret Mitchell, autora del famoso libro “Lo que el viento se llevó”, cuando Scarlett O’Hara, la hermosa e inteligente –aún cuando muy caprichosa y manipuladora protagonista de la novela– escucha de parte de su nana la siguiente frase: “Scarlett: los hombres pierden muy rápidamente las ganas de casarse con una mujer, cuando comienzan a sospechar de que ella es más inteligente que él”.

Puestas así las cosas, las mujeres en cualquier parte del planeta, estarían viviendo en una constante tensión: si son menos dotadas intelectualmente, son percibidas –por algunos hombres– como poco más que “objetos sexuales” y “amas de casa”, y si son mujeres inteligentes, son percibidas como una amenaza indeseable o como una suerte de “competidor” para ese puesto directivo al que también aspira el varón.

Por otro lado, el seguimiento hecho por diversas universidades europeas a miles de mujeres durante más de 30 años, reveló que aquellas damas con un coeficiente intelectual más alto que el promedio de la población, dedicaron mucho más tiempo de sus vidas a estudiar, a crecer profesionalmente y a preocuparse de desarrollar sus carreras, retardando, al mismo tiempo, la búsqueda y/o elección de una pareja, optando, a veces, incluso por no casarse nunca.

Asimismo, del análisis de cientos de mujeres que ocupaban altos cargos directivos o que estaban en elevadas posiciones jerárquicas en grandes empresas y organismos estatales y públicos, se desprendió que el 43% de estas mujeres nunca se casaba.

Si bien, no todos los hombres se sienten intimidados por una mujer que está a su altura en el plano intelectual –experimentando, al mismo tiempo, una gran admiración por ella–, no sucede lo mismo, en cuanto a encontrarla “atractiva” como pareja, aún cuando ella sí lo considere a él como potencial pareja. En este sentido, la frase de la actriz Natalie Portman –psicóloga titulada por la prestigiosa Universidad de Harvard, Estados Unidos–, con la que se inició este artículo, lo refleja muy bien.

Esta curiosa contradicción podría explicarse por el hecho de que un hombre inteligente puede llegar a ser muy competitivo, en función de lo cual, este sujeto podría sentirse opacado por los logros de una mujer muy capaz intelectualmente, ya que la percibe, tal como hemos señalado más arriba, como un “rival” y un “competidor”, y no tanto como una potencial pareja, lo que determinaría que el varón termine “huyendo” del lado de la mujer que considera brillante.

Otra explicación a este fenómeno, es que algunos hombres experimentan un temor –ya sea consciente o inconsciente– ante la posibilidad de no saber lidiar con una mujer brillante a su lado, de sentirse opacado por ella o por el miedo de quedar bajo la sombra de esta mujer inteligente y capaz. Más aún, si esta dama trae el “antecedente” de ganar mucho más dinero que él, o que está en un posición jerárquica más elevada que el varón. Una tercera explicación apunta –tal como lo afirmaba el periodista John Carney–, a que algunos hombres esperan que su pareja cumpla el rol más tradicional de escuchar, atender y consolar, así como de cuidar y criar a los hijos que nazcan de la relación, por lo tanto, su temor iría en la línea de que una mujer inteligente y dedicada a una vida profesional, podría sentirse tentada de postergar estos roles y labores más tradicionales y hogareños, en función de lo cual, preferirían no elegirlas para casarse o para formar una familia con ellas.

Cuando, por ejemplo, se comparan mujeres inteligentes versus hombres inteligentes, las investigaciones señalan que ellas tienen hasta un 40% menos de probabilidades de contraer matrimonio y de formar una familia.

Una cuarta razón que explicaría la soltería del grupo de las mujeres con elevado coeficiente intelectual estaría fundada en la selectividad con la que proceden estas mujeres en la búsqueda de su pareja ideal, ya que dichas mujeres definen como “deseables” a los hombres ambiciosos, trabajadores, de buen nivel educacional y social. Esto se podría deber a que la población femenina considera que la inteligencia masculina es un factor que garantiza que este hombre será un buen proveedor de recursos económicos para efectos de mantener a una pareja e hijas y también hijos, en tanto que el alto coeficiente intelectual del varón se convertiría en un rasgo deseable para transmitir a los hijos de la pareja.

En vista de todo lo anterior, tal vez, habría que recordar al novelista inglés William Golding, quien plasmó una extraordinaria imagen de la mujer, imagen que cito a continuación: “Creo que las mujeres están locas si pretenden ser iguales a los hombres. Son bastante superiores y siempre lo han sido. Cualquier cosa que des a una mujer, ella lo hará mejor. Si le das esperma, te dará un hijo. Si les das una casa, te dará un hogar. Si le das alimentos, te dará una comida. Si le das una sonrisa, te dará su corazón. Engrandece y multiplica cualquier cosa que le des. Si le das basura, ¡prepárate a recibir toneladas de mierda!”.

Finalmente, habría que tener presente una conocida frase de la hermosa –y brillante– actriz norteamericana Marilyn Monroe, que encandiló a John F. Kennedy, poderoso presidente de los Estados Unidos, quien decía que “Una buena chica conoce sus límites, en tanto que una mujer inteligente sabe que no tiene ninguno”.

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