Easy Rider : Las Harley eléctricas

“Haz que ruja tu motor, sal a la carretera buscando aventuras, y todo lo que encuentres en el camino (…) Como un niño de naturaleza verdadera, nacimos para ser salvajes”. Las guitarras ahullando y la voz rasgada de John Kay, cantante de Steppenwolf, están unidas para siempre a la imagen de Dennis Hopper y Peter Fonda cabalgando dos choppers camino al Mardi Grass de Nueva Orleans, con el depósito de gasolina repleto de billetes y fumados como dos locos iluminados.


Las imágenes de Easy Rider, dirigida por el propio Dennis Hopper con extraña lucidez (dado el colocón que al parecer presidió todo el rodaje), certificaron casi desde su estreno la defunción del sueño hippie. Las drogas, el rock and roll, el amor libre y la espiritualidad importada de oriente, daban sus últimos coletazos cuando en 1969 se estrenó una película que aupó a una generación de creadores llamados a cambiar el cine americano de las siguientes décadas.

Sus imágenes -oníricas y rabiosas-, sus diálogos -“Es muy difícil ser libre cuando te venden y te compran en el mercado” dice el personaje interpretado por Jack Nicholson- y su música -con canciones de Bob Dylan, los Byrds o Jimmy Hendrix entre otros- son el reflejo de una forma de entender el mundo, tanto como las motocicletas que conducen sus protagonistas. Porque aquellas Harley Davidson con nombre propio (Captain America y Billy Bike) representan el ansia de libertad y por extensión transmitieron esta condición a toda una compañía que, aunque ya tenía una importante historia detrás como el principal fabricante de motocicletas estadounidense, pasó a ser un icono mundial y una de las marcas más reconocibles del planeta.

Hoy, después de pasar por múltiples vicisitudes en sus más de cien años de historia, la compañía fundada en 1903 por los veinteañeros William Harley y Arthur Davidson busca proyectarse hacia el futuro sin abandonar su icónica imagen. Y esa proyección pasa, obviamente, por adaptarse a un mundo que será sin motores de explosión o no será. Por eso, también Harley Davidson está en plena ebullición eléctrica, aunque para ello tenga que renunciar a una de sus señas de identidad: el rugido de sus motores.

La Livewire es la primer motocicleta eléctrica de la marca y, aunque el sonido no sea igual, en el resto mantiene la identidad que la ha convertido en una clásica: una potencia que permite acelerar de cero a cien en tres segundos, un diseño espectacular y una excelente fiabilidad en la conducción. Alicia Sornosa, nuestra especialista en motor, ya la ha probado y nos cuenta sus sensaciones en el vídeo.

Entrevista y edición: Azahara Mígel | Douglas Belisario
Texto: José L. Álvarez Cedena
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