Columna: Garantizar una verdadera Red de Protección a nuestros Adultos Mayores

Alejandro Santana Tirachini
Por Alejandro Santana Tirachini, ingeniero comercial, contador auditor. Diputado RN.

Necesitamos hallar soluciones concretas a las problemáticas que afectan diariamente a los adultos mayores de nuestra región y que, evidentemente, se han acrecentado por la pandemia.

Si bien la lista es larga, evidentemente, no debería sorprender a nadie. Son problemas de larga data, que los más antiguos de nuestra tierra sufrieron en carne propia, pero que lamentablemente se han ido naturalizado por los años y el silenciamiento que provoca la costumbre y la resignación.

Preocupa el aislamiento de quienes viven en sectores apartados, ya sea por escasez de caminos o transporte público, o la falta de acceso a servicios básicos como el agua potable o la calefacción de sus hogares. No obstante la antigüedad de estos problemas, no deja de remecernos la dureza de las condiciones que se ven obligados a sortear.

La modernidad ha ido modificando muchas de nuestras tradiciones y con ello también forma en que afrontamos la vida, pero seguimos siendo habitantes de territorios únicos, de una región que posee características propias que nos diferencian del resto.

Aunque en condiciones incluso más precarias, nuestros ancestros alcanzaban una longevidad sorprendente, que en muchos casos parecía sacada de cuentos; y en gran parte responde a la constante relación y el lugar de prestigio que le otorgaban sus familiares y seres queridos. Esto es lo que hoy conocemos como red de apoyo, pero que lamentablemente en nuestros días es cada vez menos frecuente.

Nuestros hábitos han ido cambiando con el correr de los años y con el ritmo que supone el siglo XXI, los núcleos familiares ya no viven a distancias tan próximas como antaño, ni se visitan con la frecuencia que muchos quisiéramos; lo que a la larga ha ido generando un problema al que no se le ha puesto la atención que realmente merece: me refiero a la soledad.

Para que nuestros antepasados no sufran el abandono ni la crudeza del desamparo, es que hoy se hace más necesario que nunca, poder garantizar nuevas redes de protección para los grupos que lo queramos o no, van quedando relegados.

Brindemos a nuestros viejos la atención que merecen; que el Estado no los siga postergando, ni los deje en la desprotección o el abandono. Ni en tiempos de pandemia ni nunca.






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