▶️El amor… ¿puede desequilibrar el cerebro?
Dr. Franco Lotito C.
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)– www.aurigaservicios.cl
“Amor: enfermedad mental transitoria… curable con matrimonio”.
La respuesta a la pregunta inicial que se plantea en el título de este artículo es… ¡Sí! y ha sido demostrada a través de una serie de estudios científicos que han sido llevados a cabo en Universidades de Estados Unidos y de Italia.
Al respecto de este tema, es preciso hacer una diferencia entre el “amor consolidado” y el “enamoramiento”, por cuanto, de acuerdo con los estudios, la fase de enamoramiento se define como “un estado físico-químico de demencia temporal”, ya que durante esta fase se activan una serie de sustancias químicas en el cerebro –dopamina, feniletilamina, serotonina, etc.– que determinan que el sujeto no pueda concentrarse en otra cosa que no sea el objeto de su amor.
Un equipo de investigadores dirigidos por la Dra. Donatella Marazziti, una científica experta en Neurobiología del Amor de la Universidad de Pisa, en Florencia, Italia, demostró que en la etapa más intensa del enamoramiento, los niveles de un neurotransmisor llamado serotonina –relacionado con el control de las emociones, el estado de ánimo y la capacidad de concentración de los seres humanos– disminuyen de manera notable. En otras palabras: su disminución provoca un claro desbalance emocional al interior del organismo de la persona afectada.
Gracias al estudio de este equipo de expertos, hoy se cuenta con poderosas evidencias y datos científicos objetivos que respaldan que la conocida frase “estar loca(o) de amor” no es sólo una frase metafórica, por cuanto, la fase de enamoramiento genera un cambio profundo en las personas, provocando un estado de ansiedad, pérdida de concentración, euforia y obsesión por el ser amado. Lo cierto, es que la repentina pasión que se siente por una determinada persona, remece de manera intensa el cerebro del sujeto enamorado, condición que lo conduce a experimentar los mismos síntomas que afectan a los pacientes con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
Los sujetos que padecen este desorden psiquiátrico, se caracterizan por realizar una serie de acciones cotidianas en forma repetitiva, tal como revisar veinte veces si la puerta está cerrada y con llave. En el caso del sujeto enamorado –de una manera muy parecida a la forma de reaccionar del individuo afectado por un TOC– lo que hace esta persona es verificar veinte veces en su celular y/o en su correo electrónico, si le llegó el ansiado correo por parte de su amado(a), o bien, sale corriendo a abrir la puerta todas las veces que sea necesario, con tal de ver si divisa la figura de su esperado enamorado(a).
Los investigadores italianos pudieron comprobar –a través de diversas pruebas y exámenes químicos– que tanto los pacientes psiquiátricos como así también los sujetos que se habían enamorado en forma reciente, presentaban niveles anormalmente bajos de serotonina, un neurotransmisor que saca a las personas de su estado de equilibrio. En este sentido, tanto cuando la serotonina disminuye sus niveles –produciendo una serie de desastres y desbalances en el sistema nervioso central de la persona–, así también su abundante presencia puede generar una serie de alucinaciones y alteraciones en el estado emocional de las personas.
La Dra. Marazziti detectó que cuando los niveles de la sustancia química serotonina eran bajos, estas personas tendían a presentar –y adoptar– actitudes más ansiosas, agresivas y violentas, tal como sucede en ciertos grupos de pacientes psiquiátricos.
Pero también descubrió algo sorprendente: al entrevistar a estos pacientes psiquiátricos, la investigadora observó que estas personas mostraban una conducta persistente y unidireccional, muy parecida a la conducta de los sujetos afectados por una pasión amorosa. De acuerdo con la Dra. Marazziti tanto las personas enamoradas como los sujetos obsesivos-compulsivos podían pasar horas enteras fijando su atención en una sola persona o en un determinado objeto.
Con la finalidad de demostrar científicamente la relación entre ambas situaciones, la Dra. Marazziti y su equipo comenzaron a buscar parejas de enamorados, en función de lo cual, pusieron carteles por toda la Universidad llamando a inscribirse como voluntarios a estudiantes que se hubieran enamorado durante los últimos meses y que pensaran en su enamorado(a) por lo menos cuatro horas al día. Como única condición se pedía que aún no hubieran tenido relaciones sexuales con la pareja, para que así la pasión experimentada por el otro(a) no hubiera tenido ninguna posibilidad de disminuir.
Finalmente, seleccionaron varias decenas de hombres y mujeres con una edad promedio de 22 años que cumplían con todos los requisitos. En forma paralela, el grupo de científicos reclutó a un grupo de veinte sujetos obsesivos-compulsivos y a otros veinte completamente sanos que harían de grupo control. Se sacaron las muestras de sangre a todos los miembros de cada grupo y los resultados demostraron que tanto los pacientes obsesivos como los enamorados tenían cerca de un 40 por ciento menos de serotonina en su organismo, al compararlos con los estudiantes del grupo control.
Siempre se ha dicho que cuando una persona se enamora “se vuelve un poco loca”. Los datos del estudio de la Universidad de Pisa, revelan que esto puede ser absolutamente verdadero.
Como una forma de confirmar la hipótesis de que el enamoramiento provoca un desbalance químico dentro del cerebro, los científicos llevaron a cabo un segundo experimento: después de un año reclutaron a los estudiantes originales enamorados y observaron qué había pasado con sus niveles de serotonina en su organismo.
El resultado reveló que los niveles habían vuelto a lo normal, es decir, la alteración de los niveles de serotonina en el organismo dura sólo unos pocos meses. El mismo resultado se observó en los pacientes que utilizaron drogas en su tratamiento contra el desorden obsesivo-compulsivo.
Los científicos que estudian el TOC encontraron apropiada la comparación del trastorno obsesivo con la conducta de las personas que viven una nueva relación amorosa, por cuanto, es común asociar a las personas obsesivas con conductas ansiosas, eufóricas u obsesivas como sucede con el juego, las compras o cualquier otra cosa o actividad que les entregue placer, y el amor puede perfectamente ser una de estas cosas. Tanto así, que la Dra. Marazziti considera que las “personas enfermas de amor” realmente están enfermas y están sufriendo una serie de alteraciones difíciles de controlar en su cerebro, en función de su obsesión por una determinada persona.
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“Amor: enfermedad mental transitoria… curable con matrimonio”.
La respuesta a la pregunta inicial que se plantea en el título de este artículo es… ¡Sí! y ha sido demostrada a través de una serie de estudios científicos que han sido llevados a cabo en Universidades de Estados Unidos y de Italia.
Al respecto de este tema, es preciso hacer una diferencia entre el “amor consolidado” y el “enamoramiento”, por cuanto, de acuerdo con los estudios, la fase de enamoramiento se define como “un estado físico-químico de demencia temporal”, ya que durante esta fase se activan una serie de sustancias químicas en el cerebro –dopamina, feniletilamina, serotonina, etc.– que determinan que el sujeto no pueda concentrarse en otra cosa que no sea el objeto de su amor.
Un equipo de investigadores dirigidos por la Dra. Donatella Marazziti, una científica experta en Neurobiología del Amor de la Universidad de Pisa, en Florencia, Italia, demostró que en la etapa más intensa del enamoramiento, los niveles de un neurotransmisor llamado serotonina –relacionado con el control de las emociones, el estado de ánimo y la capacidad de concentración de los seres humanos– disminuyen de manera notable. En otras palabras: su disminución provoca un claro desbalance emocional al interior del organismo de la persona afectada.
Gracias al estudio de este equipo de expertos, hoy se cuenta con poderosas evidencias y datos científicos objetivos que respaldan que la conocida frase “estar loca(o) de amor” no es sólo una frase metafórica, por cuanto, la fase de enamoramiento genera un cambio profundo en las personas, provocando un estado de ansiedad, pérdida de concentración, euforia y obsesión por el ser amado. Lo cierto, es que la repentina pasión que se siente por una determinada persona, remece de manera intensa el cerebro del sujeto enamorado, condición que lo conduce a experimentar los mismos síntomas que afectan a los pacientes con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
Los sujetos que padecen este desorden psiquiátrico, se caracterizan por realizar una serie de acciones cotidianas en forma repetitiva, tal como revisar veinte veces si la puerta está cerrada y con llave. En el caso del sujeto enamorado –de una manera muy parecida a la forma de reaccionar del individuo afectado por un TOC– lo que hace esta persona es verificar veinte veces en su celular y/o en su correo electrónico, si le llegó el ansiado correo por parte de su amado(a), o bien, sale corriendo a abrir la puerta todas las veces que sea necesario, con tal de ver si divisa la figura de su esperado enamorado(a).
Los investigadores italianos pudieron comprobar –a través de diversas pruebas y exámenes químicos– que tanto los pacientes psiquiátricos como así también los sujetos que se habían enamorado en forma reciente, presentaban niveles anormalmente bajos de serotonina, un neurotransmisor que saca a las personas de su estado de equilibrio. En este sentido, tanto cuando la serotonina disminuye sus niveles –produciendo una serie de desastres y desbalances en el sistema nervioso central de la persona–, así también su abundante presencia puede generar una serie de alucinaciones y alteraciones en el estado emocional de las personas.
La Dra. Marazziti detectó que cuando los niveles de la sustancia química serotonina eran bajos, estas personas tendían a presentar –y adoptar– actitudes más ansiosas, agresivas y violentas, tal como sucede en ciertos grupos de pacientes psiquiátricos.
Pero también descubrió algo sorprendente: al entrevistar a estos pacientes psiquiátricos, la investigadora observó que estas personas mostraban una conducta persistente y unidireccional, muy parecida a la conducta de los sujetos afectados por una pasión amorosa. De acuerdo con la Dra. Marazziti tanto las personas enamoradas como los sujetos obsesivos-compulsivos podían pasar horas enteras fijando su atención en una sola persona o en un determinado objeto.
Con la finalidad de demostrar científicamente la relación entre ambas situaciones, la Dra. Marazziti y su equipo comenzaron a buscar parejas de enamorados, en función de lo cual, pusieron carteles por toda la Universidad llamando a inscribirse como voluntarios a estudiantes que se hubieran enamorado durante los últimos meses y que pensaran en su enamorado(a) por lo menos cuatro horas al día. Como única condición se pedía que aún no hubieran tenido relaciones sexuales con la pareja, para que así la pasión experimentada por el otro(a) no hubiera tenido ninguna posibilidad de disminuir.
Finalmente, seleccionaron varias decenas de hombres y mujeres con una edad promedio de 22 años que cumplían con todos los requisitos. En forma paralela, el grupo de científicos reclutó a un grupo de veinte sujetos obsesivos-compulsivos y a otros veinte completamente sanos que harían de grupo control. Se sacaron las muestras de sangre a todos los miembros de cada grupo y los resultados demostraron que tanto los pacientes obsesivos como los enamorados tenían cerca de un 40 por ciento menos de serotonina en su organismo, al compararlos con los estudiantes del grupo control.
Siempre se ha dicho que cuando una persona se enamora “se vuelve un poco loca”. Los datos del estudio de la Universidad de Pisa, revelan que esto puede ser absolutamente verdadero.
Como una forma de confirmar la hipótesis de que el enamoramiento provoca un desbalance químico dentro del cerebro, los científicos llevaron a cabo un segundo experimento: después de un año reclutaron a los estudiantes originales enamorados y observaron qué había pasado con sus niveles de serotonina en su organismo.
El resultado reveló que los niveles habían vuelto a lo normal, es decir, la alteración de los niveles de serotonina en el organismo dura sólo unos pocos meses. El mismo resultado se observó en los pacientes que utilizaron drogas en su tratamiento contra el desorden obsesivo-compulsivo.
Los científicos que estudian el TOC encontraron apropiada la comparación del trastorno obsesivo con la conducta de las personas que viven una nueva relación amorosa, por cuanto, es común asociar a las personas obsesivas con conductas ansiosas, eufóricas u obsesivas como sucede con el juego, las compras o cualquier otra cosa o actividad que les entregue placer, y el amor puede perfectamente ser una de estas cosas. Tanto así, que la Dra. Marazziti considera que las “personas enfermas de amor” realmente están enfermas y están sufriendo una serie de alteraciones difíciles de controlar en su cerebro, en función de su obsesión por una determinada persona.
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