Ejercicio fuerte y vigoroso: reduce el nivel de estrés y alarga la vida de las personas

Ejercicio  fuerte y vigoroso
Dr. Franco Lotito C. - Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)– www.aurigaservivios.cl


“Los ganadores nunca se rinden y los que se rinden nunca ganan” (Vincent Lombardi, famoso y conocido entrenador de futbol americano)

Si bien es muy cierto, que el ejercicio moderado es el camino correcto que lo conduce a usted hacia una vida física y mental más sana y activa, cuando de prolongar la vida y de vivir más tiempo se trata, entonces usted deberá prepararse para sudar un poco más, por cuanto, un estudio realizado por un equipo de investigadores de la afamada Universidad de Harvard liderados por la Dra. I-Min Lee que fue publicado en la Revista de la Asociación Americana de Medicina (Journal of the American Medical Association) y que llevó a cabo el seguimiento por más de 20 años de la vida de 17.321 ex estudiantes de dicha universidad con una edad promedio de 46 años, logró determinar que “sólo las actividades físicas fuertes y vigorosas –y no las suaves– lograban reducir el riesgo de morir” durante el período que duró la investigación.

Aun cuando este estudio pareciera contradecir la recomendación de que 20 a 30 minutos al día de “actividad moderada” realizada de manera ininterrumpida o con ligeros intervalos produce beneficios para la salud, eso, definitivamente, no es así, por cuanto, esta recomendación fue formulada para “aquellas personas que llevan una vida sedentaria” como una práctica que permite, efectivamente, mejorar la salud física y emocional de la gente, pero no para prolongar la vida de las personas.

Los sujetos que gastaron por lo menos 1.500 calorías en actividades vigorosas cada semana, presentaron una tasa de mortalidad de un 25% inferior durante el estudio que quienes gastaban menos de 150 calorías a la semana. Lo anterior significa que para “alcanzar el nivel de ejercicios asociados con la longevidad, una persona debe hacer el equivalente de trotar y/o caminar de manera intensa unos 24 kilómetros a la semana”.

Ahora bien, en términos generales, cuanta más actividad física desarrollaban las personas, más probabilidades tenían de vivir más tiempo. Una de la curiosidades de este estudio, es que este efecto positivo del ejercicio vigoroso se daba, incluso, en personas fumadoras o en individuos que estaban excedidos en peso.

Sin embargo, para el caso de aquellas personas que sólo realizaban actividades suaves o no vigorosas –como jugar golf– no se detectaron efectos beneficiosos permanentes para la longevidad.

En este sentido, la mayor longevidad asociada con el hecho de practicar ejercicios vigorosos se debía, principalmente, a que disminuían las muertes provocadas por enfermedades cardiovasculares. En rigor, el estudio demostró “una relación inversa entre la actividad física total y la mortalidad de las personas”: es decir, a mayor actividad física, menor probabilidad de fallecer.

En todo caso, los responsables de esta investigación dejaron muy en claro, que “cualquier ejercicio o actividad física no vigorosa es altamente preferible a llevar una vida sedentaria”, en función de que toda actividad física mejora la salud psicológica y reduce los riesgos asociados a sufrir de presión arterial alta, diabetes tipo 2 y cáncer de colon. En este sentido, bien vale destacar el hecho que sin que importe mucho cuán suave sea la actividad física que se realice, ella siempre le va a ganar a quienes optan por quedarse “cómodamente” sentados en el sillón berger. John F. Kennedy, quien fuera uno de los presidentes más queridos y populares de Estados Unidos, señalaba, con razón, que “la inteligencia, los talentos y las habilidades personales sólo pueden funcionar al máximo de su capacidad, cuando el cuerpo está sano y fuerte”.

Ahora bien, el estudio de la Universidad de Harvard definió como “vigorosa” cualquier “actividad que eleve la tasa metabólica a seis o más veces la tasa que presenta una persona en estado de reposo”. Entre tales actividades se consideran las de caminar ardua y enérgicamente, practicar el trote, jugar al tenis, practicar la natación, realizar cicleteo rápido, hacer tareas pesadas en el hogar como jardinear, acarrear o picar leña.

Tenga siempre presente que la actividad física –cualquiera que ésta sea– ayuda a las personas a “sudar” aquellos obstáculos y cosas que las alejan de la felicidad, por cuanto, dicha actividad no sólo cambiará la constitución de su cuerpo, sino que también cambiará su mente, su actitud y su humor.

Digamos, finalmente, que la práctica del deporte y vivir de manera activa son, claramente, “actividades medicinales” que sólo traen grandes beneficios para las personas y, adicionalmente, no tienen ningún tipo de “efectos secundarios” como sí lo tienen la gran mayoría de los medicamentos que se ingieren para poder bajar de peso, tratar la diabetes o disminuir el nivel de presión sanguínea en el organismo.


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