¿Cómo lidiar con personas conflictivas en el trabajo?

Dr. Franco Lotito C. - Académico, escritor e investigador (PUC-UACh) – www.aurigaservicios.cl




Existe un refrán antiguo y muy popular que dice que “hay de todo en la viña del Señor” y, por cierto, el lugar de trabajo no escapa al sentido de este refrán. Es por ello, que es altamente probable que en más de una ocasión usted haya tenido que enfrentarse a un compañero de labor, un subalterno o un jefe con el que no resulta nada fácil trabajar.

Al respecto, debe quedar muy claro que las personas difíciles y conflictivas de tratar pueden hacer que las empresas no sólo pierdan personal calificado y talentoso que prefiere irse a otra empresa donde el clima laboral sea más agradable, sino que la organización también se expone a la posibilidad de perder clientes importantes y que además, a raíz del mal clima laboral reinante, disminuya el rendimiento y productividad del resto de la planta de personal que se queda atrás.

Los especialistas en el tema han identificado una serie de sujetos con personalidades de carácter conflictivo que se describen a continuación:
  1. Los “sujetos explosivos”: estos individuos, simplemente, estallan cada vez que se sienten amenazados, al mismo tiempo que experimentan una fuerte necesidad de “probarse” ante los demás para demostrar quién es el más fuerte. Tienen respuestas prontas para todas las preguntas que se les formulen y les desagrada que alguien les haga sugerencias o recomendaciones. Si estos sujetos piensan que hay otras personas que quieren truncar sus planes, se tornan irritables e impacientes. Y mientras usted se preocupa de auto controlarse y/o de cambiar la propia actitud para fomentar un clima laboral positivo, estos sujetos no hacen absolutamente nada por modificar la suya. 
  2. Los “sujetos agresivos”: quienes tienen este tipo de personalidad lo que hacen es intimidar y generar temor en los demás con la finalidad de lograr sus metas y objetivos. A menudo ofenden o avergüenzan a sus colegas hasta el punto de hacer berrinches ante los demás para lograr que el resto del personal los apoye y respalde.
  3. Los “sujetos quejosos” (o quejadores profesionales): estas personas se dedican a reclamar de manera constante bajo cualquier pretexto, buscando que sus opiniones sean tomadas en cuenta, al mismo tiempo que no tienen ninguna intención de cambiar o de hacer algún esfuerzo por mejorar. Disfrazan su actuar intentando aparecer ante los ojos de quienes los observan como “personas inocentes y sin culpa”. 
  4. Los “sujetos hostigadores”: estos individuos buscan atacar y desmerecer –ya sea directa o indirectamente– el trabajo de sus colegas y compañeros de oficina, con la intención de que estos últimos sean vistos como adversarios o antagonistas del Jefe o de otros superiores.
  5. Los “sujetos envidiosos y rencorosos”: en estos individuos la marca que los identifica es la prepotencia, altanería e ingratitud con la que actúan, ya que ellos consideran que deberían tener –por derecho propio– todo aquello que los demás poseen. Cuando sus compañeros de trabajo son promovidos a puestos superiores o reciben un aumento de sueldo, ellos reniegan de los beneficios que reciben los demás y hacen evidente su malestar. Dado el hecho que estos sujetos siempre intentan conseguir lo que quieren, eso los lleva a criticar sin misericordia el trabajo y desempeño de sus compañeros de trabajo.
Un posible paso a dar –buscando mejorar el clima laboral entre colegas– es intentar buscar las causas de por qué razón uno se “engancha” con ese tipo de personas y en qué medida uno mismo podría estar contribuyendo para que las situaciones se agudicen y se tornen aún más violentas.

En función de lo anterior: ¿qué estrategias, fórmulas o pasos a dar sugieren los especialistas para enfrentar a sujetos conflictivos en el trabajo? revisemos

Para el caso de los sujetos explosivos, lo primero, es esperar a que se calmen completamente y luego buscar explicarles que nadie quiere ponerles piedras ni obstáculos en su camino y que nadie está en su contra, pero que deben cambiar su actitud, aprender a controlar su genio y a respetar las opiniones de los demás.

En el caso de los sujetos agresivos hay que evitar sentirse intimidados y/o ceder ante ellos. Por el contrario: hay que enfrentarlos siendo enfáticos en las opiniones que se emiten, pero sin radicalizar las situaciones ni entrar a pelear con ellos, ya que con este tipo de sujetos se corre el riesgo de que reaccionen en forma violenta.

Para el caso de los sujetos quejosos hay que hacerles ver que sus opiniones y planteamientos son escuchados con atención, ya que si se los ignora por completo, sus respuestas serán aumentar sus niveles de quejas y protestas.

En relación con los sujetos hostigadores, la mejor estrategia es pedirles una prueba que evidencie el supuesto mal trabajo o mal desempeño de los colegas acusados, demostrándoles que sus compañeros de oficina no son adversarios ni son tampoco antagonistas de los jefes o de otros colegas de trabajo.

Con respecto a los sujetos envidiosos, la mejor manera de tratarlos es conversar con ellos de forma objetiva y profesional, haciéndoles ver que si su desempeño se acerca a las expectativas que tiene la Jefatura o Gerencia de la empresa, entonces ellos también recibirán promociones a puestos de mayor importancia y/o aumentos de sueldo, de otra forma, eso no acontecerá.

Sin embargo, si los esfuerzos que usted realice por tratar de llevarse mejor con estos sujetos conflictivos no dan los resultados esperados, es mejor que no siga intentándolo, porque podría suceder que sea usted quien termine “cargándose negativamente”, con la posibilidad cierta de elevar sus niveles de estrés y poner en riesgo su propia estabilidad emocional y mental, en función de lo cual, lo recomendable es evitar la confrontación directa, no llegar a situaciones límites y llevar el caso a la Gerencia superior para que sea ella la que tome cartas en el asunto y tome una determinación.

Ahora bien, si acontece que la situación no es resuelta por la Gerencia, sólo queda plantear una queja o reclamo oficial ante la Inspección del Trabajo como última instancia, antes de salir a buscar un nuevo trabajo con la finalidad de no afectar seriamente la propia salud física y mental.
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