¿Crisis en el Transporte Público de Osorno?: Asociación ATRAM se manifiesta contra la nueva licitación
La Asociación de Transporte Mayor de Osorno (ATRAM), que representa a más de 180 socios, enfrenta una situación crítica ante la inminente implementación de una nueva licitación de transporte público que podría dejar fuera del sistema a los pequeños empresarios locales.
Esta licitación, impulsada por la alcaldía y respaldada por el Ministerio de Transporte, propone la incorporación de 120 buses eléctricos y 50 buses diésel, un cambio que, según los transportistas, perjudica gravemente su estabilidad económica y pone en riesgo los empleos de cientos de personas en la región.
Harsy Momberg, presidente de ATRAM, señaló que el proyecto actual excluye a los pequeños empresarios que han sostenido el transporte en Osorno durante décadas. "Este proyecto nos mata a todos. Hay familias detrás de cada máquina y empresario afectado", declaró Momberg. Además, criticó la falta de inclusión en las discusiones del proyecto y la imposición de cambios sin tomar en cuenta las realidades locales.
Los pequeños empresarios han invertido recientemente en modernizar su flota, con máquinas adquiridas entre 2022 y 2024, pero la llegada de estos nuevos buses eléctricos y diésel podría dejar sin uso a sus vehículos y con deudas impagables. Muchos transportistas aún están pagando créditos por estas inversiones, lo que agrava su situación financiera.
El asesor de ATRAM, Carlos Huichaqueo, explicó que el nuevo modelo de transporte se basa en la licitación de zonas, donde el Estado financia y controla completamente la operación del servicio, eliminando el modelo de microempresarios que ha predominado en Osorno. Este sistema es similar al implementado en Santiago con el Transantiago, donde las empresas concesionarias gestionan el servicio en su totalidad. "Este cambio deja a los pequeños empresarios fuera del sistema. Es la historia perdida de más de 60 años de transporte en Osorno", lamentó el asesor.
Esta licitación, impulsada por la alcaldía y respaldada por el Ministerio de Transporte, propone la incorporación de 120 buses eléctricos y 50 buses diésel, un cambio que, según los transportistas, perjudica gravemente su estabilidad económica y pone en riesgo los empleos de cientos de personas en la región.
La problemática del nuevo proyecto
Harsy Momberg, presidente de ATRAM, señaló que el proyecto actual excluye a los pequeños empresarios que han sostenido el transporte en Osorno durante décadas. "Este proyecto nos mata a todos. Hay familias detrás de cada máquina y empresario afectado", declaró Momberg. Además, criticó la falta de inclusión en las discusiones del proyecto y la imposición de cambios sin tomar en cuenta las realidades locales.
Los pequeños empresarios han invertido recientemente en modernizar su flota, con máquinas adquiridas entre 2022 y 2024, pero la llegada de estos nuevos buses eléctricos y diésel podría dejar sin uso a sus vehículos y con deudas impagables. Muchos transportistas aún están pagando créditos por estas inversiones, lo que agrava su situación financiera.
Cambio de paradigma: Fin del modelo de microempresarios
El asesor de ATRAM, Carlos Huichaqueo, explicó que el nuevo modelo de transporte se basa en la licitación de zonas, donde el Estado financia y controla completamente la operación del servicio, eliminando el modelo de microempresarios que ha predominado en Osorno. Este sistema es similar al implementado en Santiago con el Transantiago, donde las empresas concesionarias gestionan el servicio en su totalidad. "Este cambio deja a los pequeños empresarios fuera del sistema. Es la historia perdida de más de 60 años de transporte en Osorno", lamentó el asesor.
Impacto de la licitación en los transportistas
La situación de los transportistas ha empeorado desde la crisis generada por la pandemia y las medidas del estallido social. El congelamiento tarifario y la falta de subsidios llevaron a la quiebra a muchos empresarios. ATRAM acusa al Estado de no haber cumplido su rol de apoyo financiero, lo que desembocó en la crisis actual. A pesar de las promesas de apoyo y compensación, la falta de recursos ha empujado a los transportistas a aumentar las tarifas, generando sanciones por parte del gobierno y dejando a muchos fuera del sistema.
Respuesta y futuro de ATRAM
Los dirigentes de ATRAM han realizado gestiones a nivel regional y nacional, incluyendo reuniones con el Congreso, concejales y autoridades locales, buscando revertir esta situación. Su objetivo es lograr que las autoridades comprendan el impacto negativo de la nueva licitación en Osorno y apelen al sentido común para encontrar una solución que no excluya a los pequeños empresarios.
Aunque ATRAM no se opone a la modernización del transporte, exigen que se ajusten los plazos y las condiciones para permitir una transición más justa. "No queremos un Transantiago para Osorno", expresó Momberg, refiriéndose a los problemas que un cambio abrupto podría generar tanto para los empresarios como para los usuarios del transporte público.
Por el momento, ATRAM continuará socializando el problema entre sus asociados y la comunidad, y está evaluando los próximos pasos a seguir en su lucha por defender su sustento y el de sus familias.
Fuente información: Álvaro Torres Riobo