Expertos advierten sobre el peligro del consumo de bebidas energéticas en adolescentes
El consumo de bebidas energéticas entre adolescentes y jóvenes en Chile ha encendido las alarmas entre expertos en salud, quienes advierten sobre los peligros asociados a su ingesta, especialmente cuando se mezclan con alcohol. Claudia Narbona, ingeniera en alimentos y académica de la Facultad de Nutrición y Dietética de la Universidad Central, explicó en una reciente entrevista que estos productos, a pesar de ser populares, pueden tener efectos adversos graves, particularmente en personas jóvenes cuyo sistema cardiovascular aún no está completamente desarrollado.
Narbona destacó que una sola lata de bebida energética puede contener hasta 160 mg de cafeína, equivalente a tomar tres expressos seguidos. Esta cantidad, señaló, es excesiva incluso para muchos adultos, y mucho más para adolescentes. "El exceso de cafeína puede causar taquicardias, arritmias e incluso, en casos extremos, infartos cardíacos", advirtió.
El problema se agrava cuando los adolescentes combinan las bebidas energéticas con alcohol o con otros productos que contienen cafeína, como la Coca-Cola, creando lo que Narbona describe como "una bomba de cafeína" para el organismo. Además, estas mezclas pueden generar una falsa sensación de energía, que no solo es pasajera, sino que también puede derivar en una brusca caída en los niveles de energía, lo que podría ser peligroso para quienes tienen predisposiciones a condiciones de salud como la depresión.
Otro aspecto preocupante es que, a pesar de estos riesgos, el consumo de estas bebidas no está regulado de manera estricta en Chile. A diferencia del alcohol o el tabaco, las bebidas energéticas no llevan advertencias claras sobre sus posibles efectos secundarios, lo que puede llevar a una normalización peligrosa de su consumo entre los jóvenes. Narbona expresó la necesidad de que las autoridades sanitarias consideren la implementación de regulaciones más estrictas, como la exigencia de etiquetados de advertencia similares a los de los cigarrillos.
En cuanto a la edad recomendada para el consumo de cafeína, Narbona sugirió que no se debería consumir café antes de los 15 años, y que las bebidas energéticas no deberían ser consumidas antes de los 25, debido a los riesgos que representan. A pesar de esto, es común ver a jóvenes de tan solo 14 años consumiendo estas bebidas, muchas veces en contextos de fiestas o mientras juegan videojuegos, para mantenerse despiertos y activos durante largas horas.
La académica concluyó subrayando la importancia de que los padres estén atentos y conscientes de lo que sus hijos consumen, y que los eduquen sobre los riesgos asociados a las bebidas energéticas. "No se trata de prohibirlas completamente, sino de promover un consumo responsable y consciente, especialmente evitando combinarlas con alcohol u otras bebidas con cafeína", explicó Narbona.
Este llamado de atención se da en un contexto donde los casos de problemas de salud vinculados al consumo de estas bebidas han comenzado a aparecer en Chile, con casos reportados de adolescentes que han sufrido complicaciones cardíacas graves tras su consumo. Ante esta situación, la necesidad de estudios más profundos y la implementación de políticas públicas que regulen su consumo se hacen cada vez más urgentes.
Fuente información: Rocío Gambra
Narbona destacó que una sola lata de bebida energética puede contener hasta 160 mg de cafeína, equivalente a tomar tres expressos seguidos. Esta cantidad, señaló, es excesiva incluso para muchos adultos, y mucho más para adolescentes. "El exceso de cafeína puede causar taquicardias, arritmias e incluso, en casos extremos, infartos cardíacos", advirtió.
El problema se agrava cuando los adolescentes combinan las bebidas energéticas con alcohol o con otros productos que contienen cafeína, como la Coca-Cola, creando lo que Narbona describe como "una bomba de cafeína" para el organismo. Además, estas mezclas pueden generar una falsa sensación de energía, que no solo es pasajera, sino que también puede derivar en una brusca caída en los niveles de energía, lo que podría ser peligroso para quienes tienen predisposiciones a condiciones de salud como la depresión.
Otro aspecto preocupante es que, a pesar de estos riesgos, el consumo de estas bebidas no está regulado de manera estricta en Chile. A diferencia del alcohol o el tabaco, las bebidas energéticas no llevan advertencias claras sobre sus posibles efectos secundarios, lo que puede llevar a una normalización peligrosa de su consumo entre los jóvenes. Narbona expresó la necesidad de que las autoridades sanitarias consideren la implementación de regulaciones más estrictas, como la exigencia de etiquetados de advertencia similares a los de los cigarrillos.
En cuanto a la edad recomendada para el consumo de cafeína, Narbona sugirió que no se debería consumir café antes de los 15 años, y que las bebidas energéticas no deberían ser consumidas antes de los 25, debido a los riesgos que representan. A pesar de esto, es común ver a jóvenes de tan solo 14 años consumiendo estas bebidas, muchas veces en contextos de fiestas o mientras juegan videojuegos, para mantenerse despiertos y activos durante largas horas.
La académica concluyó subrayando la importancia de que los padres estén atentos y conscientes de lo que sus hijos consumen, y que los eduquen sobre los riesgos asociados a las bebidas energéticas. "No se trata de prohibirlas completamente, sino de promover un consumo responsable y consciente, especialmente evitando combinarlas con alcohol u otras bebidas con cafeína", explicó Narbona.
Este llamado de atención se da en un contexto donde los casos de problemas de salud vinculados al consumo de estas bebidas han comenzado a aparecer en Chile, con casos reportados de adolescentes que han sufrido complicaciones cardíacas graves tras su consumo. Ante esta situación, la necesidad de estudios más profundos y la implementación de políticas públicas que regulen su consumo se hacen cada vez más urgentes.
Fuente información: Rocío Gambra