La Agricultura Regenerativa

La Agricultura Regenerativa
En medio de la creciente crisis climática, los agricultores de varias regiones del mundo, incluido el sur de España, enfrentan los efectos devastadores de la sequía, la erosión del suelo y la desertificación. La agricultura intensiva, el uso de agroquímicos y el cambio climático están contribuyendo a la degradación de la tierra, lo que plantea grandes desafíos para la sostenibilidad de la producción de alimentos. España, uno de los principales productores agrícolas de Europa, ve cómo el 75% de su superficie está en proceso de desertificación.

Sin embargo, en la provincia de Granada, algunos agricultores están implementando una solución: la agricultura regenerativa. Este enfoque busca restaurar la salud del suelo, reducir el uso de agua y productos químicos, y mitigar los efectos del cambio climático. Miguel Ángel Gómez, un agricultor de la zona, es uno de los pioneros en esta técnica, que ha comenzado a mostrar resultados positivos.

¿Qué es la Agricultura Regenerativa?

La agricultura regenerativa es un sistema de cultivo que prioriza la salud del suelo y su capacidad para retener agua y nutrientes de manera natural. A diferencia de la agricultura intensiva, que degrada el suelo a través del uso excesivo de pesticidas y fertilizantes, la agricultura regenerativa se enfoca en prácticas sostenibles como la reducción del arado, la eliminación de químicos y el uso de coberturas vegetales para proteger y nutrir la tierra.

En Ferreira, en el sur de España, Gómez ha visto cómo sus tierras se han vuelto más resilientes a la sequía desde que adoptó esta metodología en 2014. Aunque sus cosechas de almendras han sido algo menores, el suelo es ahora más resistente y utiliza seis veces menos agua en comparación con las prácticas convencionales.

"El suelo es como la piel del planeta", afirma Gómez. "Si no cuidamos esta piel, pierde su capacidad de absorber el agua de lluvia como una esponja". La pérdida de esta capacidad es crítica, ya que, sin ella, se agravan los problemas de escasez de agua tanto para la agricultura como para la industria y las comunidades locales.

Los Desafíos y Beneficios de la Transición

Implementar la agricultura regenerativa no es un proceso inmediato. Según Gómez, los primeros años son los más difíciles, ya que los cultivos pueden resentirse debido a los cambios en el manejo de la tierra. "Requiere paciencia y acompañamiento, ya que se experimentan pérdidas iniciales", explica. Sin embargo, una vez que el modelo se estabiliza, los beneficios se hacen evidentes.

Este enfoque sostenible no solo mejora la calidad del suelo, sino que también contribuye a combatir la desertificación, un problema crítico en el sur de España. La región, conocida por su agricultura intensiva, exporta millones de toneladas de alimentos cada año, un proceso que consume grandes cantidades de agua y contribuye a la erosión del suelo. Esto, a su vez, reduce la capacidad del terreno para absorber lluvias, aumentando el riesgo de inundaciones.

Artemio Sardá, de la Universidad de Valencia, señala que "ecosistemas enteros se han transformado en desiertos" debido al uso intensivo de herbicidas y biocidas durante los últimos 30 años. Según el académico, la agricultura regenerativa podría ser una solución viable para revertir este proceso, pero su éxito dependerá de la capacidad de los agricultores para obtener ingresos dignos a partir de estos métodos.

Un Futuro Prometedor

La clave para la expansión de la agricultura regenerativa radica en su rentabilidad. Si los agricultores pueden obtener ingresos sostenibles mediante estas prácticas, es probable que más personas adopten este enfoque. "Si la demanda crece y el gobierno invierte más, podremos hacer que este modelo sea escalable", asegura Gómez, quien continúa comprometido con mejorar la resiliencia de sus tierras ante las cambiantes condiciones climáticas.

Aunque el camino hacia la adopción generalizada de la agricultura regenerativa es largo, los ejemplos de éxito en el sur de España muestran que es posible cultivar de manera sostenible sin sacrificar la productividad. Con el apoyo adecuado de políticas gubernamentales y un cambio en las preferencias del mercado, este enfoque podría desempeñar un papel crucial en la lucha contra la desertificación y la degradación del suelo.

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