Conflicto Irán-EE.UU. genera incertidumbre y preocupación por el petróleo
El reciente ataque de Estados Unidos contra Irán ha encendido las alarmas a nivel mundial, generando una reconfiguración del mapa político y económico. La acción militar, que según expertos fue "bien cerrada" y ejecutada con una "bombita que rompía montañas", ha provocado una inmediata preocupación por el precio del petróleo y una división en el escenario internacional, con Rusia, China y Corea del Norte condenando el accionar estadounidense. Analistas locales y expertos en relaciones internacionales advierten sobre las posibles represalias y el impacto a largo plazo de esta escalada en la ya frágil estabilidad global.
El reciente ataque de Estados Unidos contra Irán, que ha tomado por sorpresa a gran parte de la comunidad internacional, se ha convertido en el tema central de debate y preocupación a nivel global. La acción, cuya naturaleza precisa aún se discute, ha sido descrita como un movimiento "bien inteligente" y "cerrado" por parte de Estados Unidos, que utilizó armamento especializado capaz de penetrar bajo tierra, una capacidad que se atribuye exclusivamente a las fuerzas estadounidenses. Este despliegue ha desatado de inmediato la inquietud por sus repercusiones económicas, especialmente en el mercado petrolero.
La preocupación por el suministro de petróleo no es menor. Se teme que, como represalia, Irán intente cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde transita una parte significativa del crudo mundial, lo que podría disparar los precios y afectar las economías globales. Aunque algunos analistas, como Nicolás Céspedes, prevén que cualquier conflicto de gran escala sería "demasiado corto" debido a las limitaciones económicas de los países involucrados, la incertidumbre persiste. Céspedes señaló que las economías de las naciones implicadas "no dan para más" en una guerra prolongada, y que incluso Israel, a pesar de sus constantes conflictos con grupos terroristas, no podría sostener una guerra a gran escala con Irán.
La respuesta internacional no se ha hecho esperar. Rusia, China y Corea del Norte han condenado el ataque de Estados Unidos, lo que ha comenzado a "dividir el mundo" en términos de alianzas y vocerías, según Rocío Gambra y Nicolás Céspedes en el programa "Política Podcast". Sin embargo, la capacidad real de apoyo militar por parte de estos aliados a Irán es cuestionada. Rusia se encuentra actualmente inmersa en su propio conflicto con Ucrania, lo que limita su capacidad de asistencia bélica. China, por su parte, se enfoca más en la competencia comercial que en acciones bélicas directas, mientras que Corea del Norte se mantiene en gran medida aislada en sus propias fronteras. Esto, según los analistas, podría dejar a Irán en una posición "bastante debilitada".
Históricamente, las relaciones entre Irán y Occidente han sido complejas. Antes de la década de 1960, Irán mantenía "muy buenas relaciones comerciales" con Estados Unidos e Israel. Sin embargo, la llegada del Ayatolá al poder marcó un punto de inflexión, cerrando las puertas del país a las exportaciones y a los vínculos con Israel, y comenzando a financiar grupos terroristas en la región, como Hamás, para "desvitalizar" a los países vecinos con buenas relaciones con Estados Unidos. El régimen iraní, no el pueblo, se rige por un "fanatismo político religioso" con el objetivo de un mundo islámico. Esta postura ha generado una fuerte oposición interna, con protestas documentadas por la represión religiosa, especialmente en relación con los derechos de las mujeres.
La posibilidad de represalias por parte de Irán es una preocupación latente. Se teme la activación de células terroristas financiadas por Irán en distintas partes del mundo. De hecho, Estados Unidos ha elevado su nivel de alerta para prevenir posibles ataques terroristas en centros importantes. La retórica de Donald Trump, con su deseo de un "cambio de régimen" en Irán, añade una capa de complejidad a la situación. No obstante, la experiencia histórica demuestra que las intervenciones estadounidenses para cambiar regímenes no siempre conducen a mejoras, como lo demuestra el caso de Irak. Rusia ha advertido que esta situación podría abrir una "caja de Pandora".
El impacto en Chile, aunque lejano geográficamente, no sería despreciable. La guerra entre Rusia y Ucrania, por ejemplo, generó "repercusiones internas en relación a los mercados", afectando el precio de fertilizantes y granos. Un conflicto prolongado en Medio Oriente tendría efectos globales aún más amplios, afectando los viajes intercontinentales de barcos y el comercio internacional. Se ha señalado incluso la presencia de Irán y sus conexiones con redes en Latinoamérica, lo que ha generado controversia y preocupación en países como Chile, aunque las autoridades chilenas han negado tales afirmaciones.
La estabilidad global se ve amenazada por estos conflictos y la intervención de terceros. La historia ha demostrado que las imposiciones externas sobre los pueblos, como en el caso de Israel-Palestina, India o Afganistán, rara vez resultan en soluciones duraderas y suelen generar conflictos prolongados. La fortaleza de las instituciones y la cohesión de la sociedad civil son fundamentales para resistir estas presiones externas. En este contexto, la atención se centra en la capacidad de las diplomacias internacionales para desescalar la tensión y evitar una confrontación mayor que tendría consecuencias impredecibles a nivel mundial.
Fuente información: Rocío Gambra
El reciente ataque de Estados Unidos contra Irán, que ha tomado por sorpresa a gran parte de la comunidad internacional, se ha convertido en el tema central de debate y preocupación a nivel global. La acción, cuya naturaleza precisa aún se discute, ha sido descrita como un movimiento "bien inteligente" y "cerrado" por parte de Estados Unidos, que utilizó armamento especializado capaz de penetrar bajo tierra, una capacidad que se atribuye exclusivamente a las fuerzas estadounidenses. Este despliegue ha desatado de inmediato la inquietud por sus repercusiones económicas, especialmente en el mercado petrolero.
La preocupación por el suministro de petróleo no es menor. Se teme que, como represalia, Irán intente cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde transita una parte significativa del crudo mundial, lo que podría disparar los precios y afectar las economías globales. Aunque algunos analistas, como Nicolás Céspedes, prevén que cualquier conflicto de gran escala sería "demasiado corto" debido a las limitaciones económicas de los países involucrados, la incertidumbre persiste. Céspedes señaló que las economías de las naciones implicadas "no dan para más" en una guerra prolongada, y que incluso Israel, a pesar de sus constantes conflictos con grupos terroristas, no podría sostener una guerra a gran escala con Irán.
La respuesta internacional no se ha hecho esperar. Rusia, China y Corea del Norte han condenado el ataque de Estados Unidos, lo que ha comenzado a "dividir el mundo" en términos de alianzas y vocerías, según Rocío Gambra y Nicolás Céspedes en el programa "Política Podcast". Sin embargo, la capacidad real de apoyo militar por parte de estos aliados a Irán es cuestionada. Rusia se encuentra actualmente inmersa en su propio conflicto con Ucrania, lo que limita su capacidad de asistencia bélica. China, por su parte, se enfoca más en la competencia comercial que en acciones bélicas directas, mientras que Corea del Norte se mantiene en gran medida aislada en sus propias fronteras. Esto, según los analistas, podría dejar a Irán en una posición "bastante debilitada".
Históricamente, las relaciones entre Irán y Occidente han sido complejas. Antes de la década de 1960, Irán mantenía "muy buenas relaciones comerciales" con Estados Unidos e Israel. Sin embargo, la llegada del Ayatolá al poder marcó un punto de inflexión, cerrando las puertas del país a las exportaciones y a los vínculos con Israel, y comenzando a financiar grupos terroristas en la región, como Hamás, para "desvitalizar" a los países vecinos con buenas relaciones con Estados Unidos. El régimen iraní, no el pueblo, se rige por un "fanatismo político religioso" con el objetivo de un mundo islámico. Esta postura ha generado una fuerte oposición interna, con protestas documentadas por la represión religiosa, especialmente en relación con los derechos de las mujeres.
La posibilidad de represalias por parte de Irán es una preocupación latente. Se teme la activación de células terroristas financiadas por Irán en distintas partes del mundo. De hecho, Estados Unidos ha elevado su nivel de alerta para prevenir posibles ataques terroristas en centros importantes. La retórica de Donald Trump, con su deseo de un "cambio de régimen" en Irán, añade una capa de complejidad a la situación. No obstante, la experiencia histórica demuestra que las intervenciones estadounidenses para cambiar regímenes no siempre conducen a mejoras, como lo demuestra el caso de Irak. Rusia ha advertido que esta situación podría abrir una "caja de Pandora".
El impacto en Chile, aunque lejano geográficamente, no sería despreciable. La guerra entre Rusia y Ucrania, por ejemplo, generó "repercusiones internas en relación a los mercados", afectando el precio de fertilizantes y granos. Un conflicto prolongado en Medio Oriente tendría efectos globales aún más amplios, afectando los viajes intercontinentales de barcos y el comercio internacional. Se ha señalado incluso la presencia de Irán y sus conexiones con redes en Latinoamérica, lo que ha generado controversia y preocupación en países como Chile, aunque las autoridades chilenas han negado tales afirmaciones.
La estabilidad global se ve amenazada por estos conflictos y la intervención de terceros. La historia ha demostrado que las imposiciones externas sobre los pueblos, como en el caso de Israel-Palestina, India o Afganistán, rara vez resultan en soluciones duraderas y suelen generar conflictos prolongados. La fortaleza de las instituciones y la cohesión de la sociedad civil son fundamentales para resistir estas presiones externas. En este contexto, la atención se centra en la capacidad de las diplomacias internacionales para desescalar la tensión y evitar una confrontación mayor que tendría consecuencias impredecibles a nivel mundial.
Fuente información: Rocío Gambra