El duelo no es patología y requiere un proceso personal y respetuoso
El reconocido Doctor Franco Lotito, en conversación con Rocío Gambra de Paislobo Prensa, enfatizó que el duelo por la pérdida de un ser querido es el tipo de pérdida más relevante debido a su potencia, fuerza e impacto en las personas. El especialista destacó que no existe una receta única para afrontar este doloroso proceso, el cual se vive de manera diferenciada, a ritmos diversos y sin una preparación suficiente. Durante la entrevista, el Dr. Lotito profundizó en las cinco fases del duelo identificadas por la Dra. Elizabeth Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación, subrayando la importancia de respetar el proceso individual de cada persona sin presiones externas.
Enfrentar la pérdida de un ser querido es, sin duda, una de las experiencias más difíciles y dolorosas que atraviesa el ser humano. El doctor Franco Lotito, experto en la materia, abordó este complejo tema en una reciente entrevista con Paislobo Prensa, desmitificando la idea de que el duelo sea una patología y enfatizando la necesidad de un enfoque respetuoso y personalizado.
Según el Dr. Lotito, el duelo por la muerte de un ser querido es considerado el tipo de pérdida más significativo debido a la "potencia, la fuerza y el impacto" que genera en las personas. Este proceso, que puede involucrar la pérdida de un hijo, un hermano, un padre o una madre, obliga a cada individuo a transitar por él de manera diferenciada, a ritmos distintos y en búsqueda de consuelo ante un suceso “extremadamente difícil, impactante y doloroso”. El especialista fue enfático al señalar que “no existe una receta o remedio único que permita a las personas afectadas calmar, disminuir o poner fin” a este tipo de evento.
La imprevisibilidad de la muerte, especialmente cuando se trata de un accidente o el fallecimiento de una persona joven, intensifica el impacto emocional. El Dr. Lotito ilustró esta realidad con el ejemplo de una mujer de 63 años que perdió a su nieto de dos años y, seis meses después, a su marido, recalcando el “impacto gigantesco” de tales pérdidas.
Uno de los puntos centrales de la conversación fue la dificultad de prepararse para la muerte, incluso cuando es esperada, como en el caso de una enfermedad terminal. Aunque algunas personas logran ir "elaborando" el significado de la pérdida, otras “simplemente no lo aceptan” y se niegan rotundamente, lo que lleva a la fase de negación. El tiempo de duración del duelo varía considerablemente, pudiendo extenderse desde seis meses hasta varios años, e incluso en algunos casos, “no lo superan nunca”. Esta variabilidad depende de la persona, su estilo de personalidad, la cercanía con el fallecido y la figura que este representaba en la familia.
El Dr. Lotito destacó que el proceso de duelo está marcado por una mezcla de emociones intensas, que incluyen angustia, ansiedad, tristeza profunda y dolor, e incluso sentimientos de rabia y culpa. Preguntas como "¿Por qué muere mi hijo y no yo?" o "¿Qué pude haber hecho para haber evitado la muerte de tal o cual persona?" son comunes en este período.
Un aspecto crucial que el experto mencionó es la situación de quienes deben comunicar las malas noticias. Estas personas, a menudo profesionales de la salud, no reciben la capacitación necesaria para esta difícil tarea, lo que también les genera un profundo impacto emocional. El Dr. Lotito compartió una experiencia personal en la que fue invitado por la escuela de medicina de Osorno para abordar este tema con estudiantes en internado, resaltando la relevancia de esta capacitación.
El Dr. Franco Lotito detalló las cinco fases del duelo, un modelo propuesto por la psiquiatra suizo-estadounidense Elizabeth Kübler-Ross en su libro "Sobre la muerte y el morir", fruto de su extenso trabajo con pacientes terminales en la Universidad de Chicago.
Enfrentar la pérdida de un ser querido es, sin duda, una de las experiencias más difíciles y dolorosas que atraviesa el ser humano. El doctor Franco Lotito, experto en la materia, abordó este complejo tema en una reciente entrevista con Paislobo Prensa, desmitificando la idea de que el duelo sea una patología y enfatizando la necesidad de un enfoque respetuoso y personalizado.
Según el Dr. Lotito, el duelo por la muerte de un ser querido es considerado el tipo de pérdida más significativo debido a la "potencia, la fuerza y el impacto" que genera en las personas. Este proceso, que puede involucrar la pérdida de un hijo, un hermano, un padre o una madre, obliga a cada individuo a transitar por él de manera diferenciada, a ritmos distintos y en búsqueda de consuelo ante un suceso “extremadamente difícil, impactante y doloroso”. El especialista fue enfático al señalar que “no existe una receta o remedio único que permita a las personas afectadas calmar, disminuir o poner fin” a este tipo de evento.
La imprevisibilidad de la muerte, especialmente cuando se trata de un accidente o el fallecimiento de una persona joven, intensifica el impacto emocional. El Dr. Lotito ilustró esta realidad con el ejemplo de una mujer de 63 años que perdió a su nieto de dos años y, seis meses después, a su marido, recalcando el “impacto gigantesco” de tales pérdidas.
Uno de los puntos centrales de la conversación fue la dificultad de prepararse para la muerte, incluso cuando es esperada, como en el caso de una enfermedad terminal. Aunque algunas personas logran ir "elaborando" el significado de la pérdida, otras “simplemente no lo aceptan” y se niegan rotundamente, lo que lleva a la fase de negación. El tiempo de duración del duelo varía considerablemente, pudiendo extenderse desde seis meses hasta varios años, e incluso en algunos casos, “no lo superan nunca”. Esta variabilidad depende de la persona, su estilo de personalidad, la cercanía con el fallecido y la figura que este representaba en la familia.
El Dr. Lotito destacó que el proceso de duelo está marcado por una mezcla de emociones intensas, que incluyen angustia, ansiedad, tristeza profunda y dolor, e incluso sentimientos de rabia y culpa. Preguntas como "¿Por qué muere mi hijo y no yo?" o "¿Qué pude haber hecho para haber evitado la muerte de tal o cual persona?" son comunes en este período.
Un aspecto crucial que el experto mencionó es la situación de quienes deben comunicar las malas noticias. Estas personas, a menudo profesionales de la salud, no reciben la capacitación necesaria para esta difícil tarea, lo que también les genera un profundo impacto emocional. El Dr. Lotito compartió una experiencia personal en la que fue invitado por la escuela de medicina de Osorno para abordar este tema con estudiantes en internado, resaltando la relevancia de esta capacitación.
Las 5 fases del duelo según Kübler-Ross
El Dr. Franco Lotito detalló las cinco fases del duelo, un modelo propuesto por la psiquiatra suizo-estadounidense Elizabeth Kübler-Ross en su libro "Sobre la muerte y el morir", fruto de su extenso trabajo con pacientes terminales en la Universidad de Chicago.
Estas fases, aunque descritas secuencialmente, pueden presentarse de forma simultánea o intermitente en la experiencia individual:
Negación: Es la primera reacción, habitual tras el fallecimiento, donde la persona se niega a aceptar la realidad de la pérdida. Preguntas como "¿Por qué mi ser querido? ¿Por qué no otra persona?" son frecuentes, y la negación se manifiesta a nivel físico, mental, corporal y espiritual.
Ira: El fin de la negación se asocia con sentimientos de frustración e incapacidad para haber modificado las consecuencias de la pérdida. Esta fase puede llevar a "despotricar" o "enojarse con Dios" si la persona es creyente.
Negociación: La persona guarda la esperanza de que algo pueda cambiar y busca influir en la situación. Esto puede manifestarse a través de "mandas" o promesas a cambio de la reversión de la situación.
Depresión: Al asumir la realidad de la pérdida, surgen sentimientos de tristeza profunda, desesperanza, ansiedad, angustia y llanto inconsolable. Esta fase puede durar semanas, meses o años, y su intensidad varía según la sensibilidad de cada individuo. El Dr. Lotito señaló que el acompañamiento en esta etapa es crucial, permitiendo a la persona expresar su dolor sin interferencias ni comentarios como "ya pasó tanto tiempo, deja de llorar".
Aceptación: Esta fase implica la normalización de los sentimientos de tristeza y la comprensión de que la persona querida ha fallecido. Aunque no significa olvidar, permite alcanzar un estado de “más calma, de más tranquilidad, de más reposo”, aprendiendo a "conllevar la pérdida".
El Dr. Lotito también abordó la controversia sobre la pérdida de mascotas, afirmando que no es controversial y que muchas personas las consideran como parte de su familia, sintiendo un duelo similar al de un ser humano. De hecho, mencionó la existencia de cementerios de mascotas y la creciente tendencia de parejas y personas solas a optar por mascotas en lugar de hijos.
Negación: Es la primera reacción, habitual tras el fallecimiento, donde la persona se niega a aceptar la realidad de la pérdida. Preguntas como "¿Por qué mi ser querido? ¿Por qué no otra persona?" son frecuentes, y la negación se manifiesta a nivel físico, mental, corporal y espiritual.
Ira: El fin de la negación se asocia con sentimientos de frustración e incapacidad para haber modificado las consecuencias de la pérdida. Esta fase puede llevar a "despotricar" o "enojarse con Dios" si la persona es creyente.
Negociación: La persona guarda la esperanza de que algo pueda cambiar y busca influir en la situación. Esto puede manifestarse a través de "mandas" o promesas a cambio de la reversión de la situación.
Depresión: Al asumir la realidad de la pérdida, surgen sentimientos de tristeza profunda, desesperanza, ansiedad, angustia y llanto inconsolable. Esta fase puede durar semanas, meses o años, y su intensidad varía según la sensibilidad de cada individuo. El Dr. Lotito señaló que el acompañamiento en esta etapa es crucial, permitiendo a la persona expresar su dolor sin interferencias ni comentarios como "ya pasó tanto tiempo, deja de llorar".
Aceptación: Esta fase implica la normalización de los sentimientos de tristeza y la comprensión de que la persona querida ha fallecido. Aunque no significa olvidar, permite alcanzar un estado de “más calma, de más tranquilidad, de más reposo”, aprendiendo a "conllevar la pérdida".
El Dr. Lotito también abordó la controversia sobre la pérdida de mascotas, afirmando que no es controversial y que muchas personas las consideran como parte de su familia, sintiendo un duelo similar al de un ser humano. De hecho, mencionó la existencia de cementerios de mascotas y la creciente tendencia de parejas y personas solas a optar por mascotas en lugar de hijos.
El proceso de duelo es un camino profundamente personal y no lineal, donde las fechas significativas pueden desencadenar lo que se conoce como "estrés postraumático", reviviendo las emociones asociadas a la pérdida. Tal como lo expresó el Dr. Lotito, "uno aprende a vivir, a llevar la pena, a arrastrarla consigo. Desaparecer, difícil que desaparezca".
La reflexión final del Dr. Lotito enfatiza que “cada persona debe transitar por su propio sendero en la búsqueda de paz, sanación interna”. Por lo tanto, quien ha sufrido una pérdida, ya sea de un hijo, un padre o un abuelo, “tiene todo el derecho a vivir su duelo sin ningún tipo de restricción o presión externa”. Casos como el de Sonia, una auditora que compartió su dolorosa experiencia con la depresión de su hija tras la pérdida de su mascota y su padre, demuestran la complejidad y el impacto duradero del duelo. Estos testimonios reafirman la importancia de la empatía y el respeto hacia quienes atraviesan este doloroso, pero natural, proceso humano.
Fuente información: Rocío Gambra
La reflexión final del Dr. Lotito enfatiza que “cada persona debe transitar por su propio sendero en la búsqueda de paz, sanación interna”. Por lo tanto, quien ha sufrido una pérdida, ya sea de un hijo, un padre o un abuelo, “tiene todo el derecho a vivir su duelo sin ningún tipo de restricción o presión externa”. Casos como el de Sonia, una auditora que compartió su dolorosa experiencia con la depresión de su hija tras la pérdida de su mascota y su padre, demuestran la complejidad y el impacto duradero del duelo. Estos testimonios reafirman la importancia de la empatía y el respeto hacia quienes atraviesan este doloroso, pero natural, proceso humano.
Fuente información: Rocío Gambra