Violencia escolar y comunidad protegida

Cartas al Director
Señor Director:

Las causas de la violencia son multidimensionales, y están profundamente referidas a las situaciones de vulnerabilidad, hogares disfuncionales las situaciones de pobreza dura, etcétera.

El tema es qué hacemos nosotros. Y por nosotros entiendo a los padres, apoderados, a las comunidades escolares. Pero no nos refugiemos en “nosotros”. Las escuelas no son guarderías ni lugares donde el sistema simplemente estaciona a su juventud mientras los padres trabajan. Es más que eso, muchas veces es su segundo hogar, el lugar donde se hace contacto con el grupo de pares necesario para el crecimiento social y la validación. Y además donde se aprende conocimientos y se desarrollan habilidades cognitivas y emocionales para continuar por el camino de la vida.

Hasta aquí todo bien. En un mundo idílico, distópico, toda funcionaria bien. Pero la realidad es testaruda. Balazos, ataques con armas de fuego, alumnos portando armas, grescas dentro o fuera de escuelas y Liceos.

Dentro del universo inmenso de alumnos, no son la regla, pero si son excepciones que pueden escalar, aumentar, en parte también pro el factor “contagio” y por la percepción de cierto grado de impunidad.

Tenemos dos caminos. Esperar simplemente, no hacer nada seguir haciendo lo mismo que hasta ahora o comenzar una nueva estrategia, la prevención. ¿Lo ha escuchado antes? “es mejor prevenir que curar”, ¿verdad?

El MINEDUC, ha creado un nuevo programa llamado comunidades protegidas. Que toma lo hecho hasta ahora y pretende actualizarlo, perfeccionarlo agregarle elementos nuevos, acorde a la nueva realidad y demanda.

Este programa funcionará en la medida que se logre articular, organismos de seguridad, de salud, instituciones que trabajen con niños y adolescentes, no cada uno por su lado, duplicando y triplicando a veces las acciones que acaban por diluirse o manteniendo el problema en vez de solucionarlo, o haciendo el panorama más confuso para víctimas y familias.

Se requiere que padres madres y o apoderados, tengan claro su rol, y colaboren con el establecimiento, quien por su parte desde el momento de la matricula, clarifique las normas del juego, dando a conocer el reglamento interno (RICE) los protocolos de convivencias y los pasos inexorables que se darán en el evento de ocurrir faltas o delitos. Y esto no debe ser negociable.

  • Que cada establecimiento tenga claro su protocolo actualizado frente a cada contingencia, incidente, vulneración de derechos o delitos que ocurran dentro o en su entorno.
  • Que alumnos y alumnas tengan muy clara la Ley de responsabilidad penal juvenil.
  • Que existan responsables claros para responder ante cada situación, y sobre todo como canalizar, derivar hacia las instancias pertinentes.

Un buen aprendizaje se da en corazones y mentes motivados, no en un ambiente inseguro lleno de amenazas y secretos oscuros, de hacer la vista gorda, de normalizar pequeñas violencias que crecen hasta convertirse en explosión.

Donde haya humanidad, habrá conflictos, pero cada uno de ellos es una oportunidad de crecimiento, de elevarse sobre el caos, de organizar y canalizar, de hacer creación en vez de destrucción.

Le invito a formar parte de esta política de estado, por un futuro libre de temor, donde las escuelas sean lugares cálidos y seguros.

Luis Alberto Solís Valenzuela



Fuente información: luis.solis@mineduc.cl
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