El Chile que necesitamos cambiar

Por Daniel Lilayú Vivanco Médico y Diputado

Cuando Manuel Monsalve necesitó una aeronave para viajar a ver a su familia, la tuvo.

Cuando el presidente de la República deba trasladarse mañana a Punta Arenas para emitir su voto, sin duda contará con un avión del Estado.

Pero cuando se trata de trasladar un órgano desde Concepción a Santiago —un vuelo de apenas 45 minutos— para dar vida, ahí el Estado falla, ahí “no hay avión”, ahí comienzan las excusas, la burocracia y la indolencia.

Este contraste es brutal y duele. Porque no estamos hablando de privilegios políticos ni de actos protocolares: estamos hablando de vidas humanas, de pacientes que esperan una oportunidad que muchas veces depende de minutos, no de discursos.

Chile tiene aviones, tiene recursos, tiene Fuerzas Armadas, tiene infraestructura. Lo que no tiene es una gestión eficiente, coordinada y con sentido de urgencia cuando la vida de las personas está en juego. El sistema de donación y trasplante sigue siendo víctima de la desorganización, de decisiones tardías y de autoridades que no asumen responsabilidades.

Esto no es mala suerte, es consecuencia de años de mediocridad en la gestión pública, de funcionarios que se acostumbraron a cumplir horarios, pero no misiones, cargos, pero no deberes. En salud, esa indiferencia cuesta vidas.

Por eso espero que este domingo cambiemos el rumbo de Chile. Que recuperemos el sentido de prioridad, de humanidad y de responsabilidad. Y que los funcionarios públicos mediocres e indolentes sean desvinculados, partiendo por quienes dirigen áreas críticas y no dan el ancho, como el subsecretario de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud.

El Estado debe estar al servicio de las personas, no de los privilegios del poder. Cuando se trata de dar vida, no puede haber excusas.

Fuente información: prensa.diputado.lilayu@congreso.cl
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