Hasta el momento se han detectado nueve casos de jabalíes muertos por peste porcina africana en el municipio de Cerdanyola del Vallés (Barcelona). Es decir, por un enfermedad que se erradicó en España en 1995.
La primera pregunta que surge es de dónde ha venido el virus, cómo ha vuelto a España después de 30 años sin detectarse ningún caso. Se ha sugerido que el origen del brote provenga de restos de un bocadillo con embutido contaminado por el virus: la hipótesis del bocadillo. Suena curioso, pero ¿es posible que empezara así?
Muy contagioso, pero no patógeno para el ser humano
Endémica en el África subsahariana, la peste porcina africana se detectó por primera vez en Kenia a principios del siglo pasado. El ciclo biológico original del virus que la causa es una transmisión entre garrapatas y cerdos salvajes, como el facóquero común, de donde puede saltar a cerdos domésticos.
El patógeno se transmite muy fácilmente por contacto directo (vía oral o nasal) entre estos animales y por garrapatas del género Ornithodorus. Es capaz de permanecer viable más de tres meses en carnes y embutidos, más de un año en sangre refrigerada e incluso varios años en carne congelada. En jabalíes muertos, puede sobrevivir varios meses si el cadáver está en un lugar frío.
La vía de entrada más frecuente del virus es a través de alimentos o productos contaminados que sirven de alimento a cerdos o jabalíes. Además, al ser muy estable en el ambiente, puede transmitirse a través de material contaminado como vehículos, ropa, calzado, herramientas, piensos…
La enfermedad solo afecta a cerdos salvajes y domésticos, y su mortalidad puede llegar al 100 %. No existe ni tratamiento ni vacuna comercial, aunque hay varios prototipos en desarrollo. Y, por último, hay que aclarar que no es un virus zoonotico, es decir, no resulta patógeno para el ser humano. Consumir carne o embutidos contaminados no supone ningún riesgo para las personas.
Las dos oleadas del virus en Europa
El virus se detectó por primera vez en Europa en 1957. Llegó a Portugal desde Angola en avión, a través del catering. Los desperdicios de la comida fueron consumidos por cerdos de una granja próxima al aeropuerto.
Aunque este primer brote logró controlarse, en 1960 se desencadenó una primera oleada en Europa. Desde Portugal, el virus entró en España por Badajoz y se extendió por todo el país. Durante los años siguientes, otros países europeos también resultaron afectados: Italia, Francia, Malta, Bélgica y Países Bajos. Fueron sacrificados millones de cerdos y se establecieron estrictas medidas de control.
Se tardaron 35 años en erradicar la enfermedad, oficialmente en 1995. La excepción ha sido la isla de Cerdeña (Italia), donde los cerdos se crían libremente en contacto con los jabalíes y la peste porcina africana ha seguido siendo endémica (aunque no se ha detectado ningún caso desde 2019). Se ha sugerido que el virus entró en la isla en 1978 a través de alimentos contaminados procedentes de España.
Después de esta primera “ola” epidémica, que duró desde 1960 hasta 1995, una segunda oleada ocurrió en 2007. En este caso, el virus entró por barco por el puerto de Poti, en Georgia. De nuevo, fueron cerdos domésticos que se alimentaron de restos de comida de un barco procedente de África.
Desde Georgia, la infección se diseminó por el este de Europa: desde Armenia a Rusia y de ahí a Ucrania, Bielorrusia, Lituania, Letonia, Estonia y Polonia, donde se han notificado casos tanto en jabalíes silvestres como en explotaciones de cerdo doméstico. En los últimos años se han detectado brotes en otros países europeos como Alemania, Italia, República Checa, Grecia y Rumanía, siendo este último el más afectado. Desde 2019 hay una propagación lenta pero constante por gran parte de los países europeos y alrededores.
Y el virus ha seguido viajando: la enfermedad llegó a China en 2018 y de ahí se ha extendido por otros países asiáticos, con Vietnam como uno de los países más afectados. Se ha estimado que solo en China fueron sacrificados más de 200 millones de cerdos. En 2021, el virus llegó al continente americano, a través de República Dominicana. A principios de febrero de 2023, la peste porcina africana estaba presente en más de 50 países de los cinco continentes.
La tormenta perfecta
Como vemos, el virus está presente en poblaciones de jabalíes y cerdos domésticos en varios países, especialmente de Europa del Este. El tráfico, comercio y movimiento de personas y mercancías por Europa es muy intenso, a lo que hay que sumar que el patógeno puede permanecer meses en carnes, embutidos y otros alimentos.
En otras ocasiones se ha documentado su entrada a través de restos de comida contaminada. Llevamos años con una gestión de la población de jabalíes muy cuestionable: se ha estimado que su población en España puede superar los dos millones de ejemplares. Son animales que se reproducen fácilmente, sin depredadores, carroñeros que se acercan al ámbito urbano para alimentarse.
Que el virus haya podido entrar en España a través de jabalíes o cerdos infectados que viajaran desde el este de Europa es muy improbable, porque el movimiento de estos animales es limitado y está controlado. La hipótesis más plausible, efectivamente, es que fuera transportado por el ser humano y que haya infectado a jabalíes a través de restos de comida contaminada.
Desde hace años se sabe que el control de la población de jabalíes es una de las herramientas más efectivas contra la peste porcina africana. Este evento es una demostración más de que a la naturaleza no solo hay que protegerla, sino que también hay que gestionarla.![]()
Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología (SEM), Universidad de Navarra
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.








