La Mujer en el desarrollo de los pueblos

Por: Hugo Pérez White.

La mujer con todo su esplendor e inteligencia creadora, ha entrado al siglo veintiuno con decisión, audacia y magnetismo a ejecutar roles que estaban predestinados solamente a los hombres, rompiendo esquemas de sexos y eliminando cadenas que inhibían pasiones y sentimientos y han demostrado con hechos concretos, con el rigor que le da su capacidad mental y su convencimiento personal, que las mujeres pueden manejar el mundo, mejor de lo que lo han hecho, hacen y quieren seguir haciendo los hombres en esta loca humanidad.

Lo han logrado y en ese camino ascendente nadie los detendrá, porque han demostrado con hechos y actitudes que se puede vivir en un mundo más sensible a los sentimientos humanos que rodean su áurea virginal de pensamiento.

Ya lo hicieron en otras épocas, lideraron ejércitos de hombres, lucharon con lanzas en mano contra las desigualdades sociales y entregaron sus vidas buscando el amor, bálsamo que sana todas las heridas del corazón.

Por eso a las mujeres se les identifica con las flores, porque adormecen los espíritus salvajes del hombre y los convierten en pequeñas fierecillas domadas.

La historia de la humanidad está llena de nombres de mujeres valerosas que dejaron grabados sus nombres en las ciencias, las letras, el arte, la política y en la sociedad formando los hogares, cuidando a sus hijos, enseñándoles valores cristianos de amor al prójimo y luchando por ideas y propuestas que permitan vivir con dignidad y más equidad en este mundo convulsionado, por las pasiones que engendran odios y provocan la destrucción social, engendran las guerras y provocan las confrontaciones odiosas entre los sexos, llegando incluso hasta el femicidio.

Hemos tenido presidentes de las repúblicas dirigiendo con acierto y habilidad femenina a grandes países, las hay en la actualidad muchas y destacadas mujeres realizando importantes roles sociales en sus gobiernos, parlamentos y comunidades y las habrá en el futuro, porque la sociedad ha comprendido que con mujeres brillantes en el poder podemos conseguir y hacer una sociedad más justa y construir ciudades que aún desvastadas por horribles terremotos u otros fenómenos naturales se levantarán resucitando de sus propias cenizas, como el ave fénix que nos relata la mitología griega, modificando las estructuras del diario vivir y modificando el sentido de la palabra y concepto “mundo”, siempre y cuando, todos juntos, tomándonos de las manos y traspasándonos mutuamente energías renovadoras por el trabajo manual y por las ideas de los intelectuales quienes en toda su gama de diferenciaciones, permitirán concebir una sociedad en paz, más justa y equitativa, primando la armonía y entregando mucho amor.

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