Marihuana y sistema penitenciario
Con las noticias que hablan sobre marihuana suele haber muchas sorpresas, y muchas veces estas no llegan con la noticia en sí misma (la legalidad o no de las semillas feminizadas de marihuana, por ejemplo), sino al descubrir la situación en la que se encontraba la legislación sobre el tema o cómo influye ésta en una operación policial. Es el caso de Italia, que acaba de revocar su durísima ley sobre drogas, una ley que situaba en el mismo nivel a la marihuana y a la heroína, con todos los efectos colaterales que esta equiparación puede conllevar. Uno de ellos, quizás el más llamativo, es la masificación de las cárceles italianas. Se calcula que hasta un 40% de los presos en estas cárceles están acusados de delitos contra la salud pública, es decir, relacionados con las drogas. Si las celdas son ocupadas tanto por traficar con kilos de heroína como por cultivar cannabis para consumo propio o por simple tenencia de marihuana... el resultado es un sistema penitenciario absolutamente insuficiente y precario, como ya denunció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 2013, señalando que estas cárceles violaban los derechos humanos básicos.
Se calcula que unos 10.000 presos saldrán a la calle con la revocación de esta ley creada por Berlusconi, que cambió las penas de 2 a 6 años por venta y posesión de cannabis a penas de 6 a 20 años de cárcel.
Las voces discordantes no han tardado en hacerse escuchar, señalando que al acabar con esta ley se envía el mensaje a los jóvenes de que unas drogas son mejores que otras… ¿Lo son? Quizás haya que evitar el uso del adjetivo “mejor”, y cambiarlo por la siguiente afirmación “unas drogas son peores que otras”, partiendo del punto común de que si bien todas son perniciosas, no todas son tan agresivas, ni alrededor de todas se ha creado el mismo entramado de violencia y corrupción (en su tráfico y su distribución). En cualquier caso, como mínimo parece una buena noticia para la salud de las cárceles italianas.
L.C.
Se calcula que unos 10.000 presos saldrán a la calle con la revocación de esta ley creada por Berlusconi, que cambió las penas de 2 a 6 años por venta y posesión de cannabis a penas de 6 a 20 años de cárcel.
Las voces discordantes no han tardado en hacerse escuchar, señalando que al acabar con esta ley se envía el mensaje a los jóvenes de que unas drogas son mejores que otras… ¿Lo son? Quizás haya que evitar el uso del adjetivo “mejor”, y cambiarlo por la siguiente afirmación “unas drogas son peores que otras”, partiendo del punto común de que si bien todas son perniciosas, no todas son tan agresivas, ni alrededor de todas se ha creado el mismo entramado de violencia y corrupción (en su tráfico y su distribución). En cualquier caso, como mínimo parece una buena noticia para la salud de las cárceles italianas.
L.C.