Caída de la hipótesis de un brote de fiebre Q: ¿de qué se contagiaron entonces los funcionarios del Hospital Base?

La alarma pública tras la cual se sucedieron hace 11 meses una investigación que se concentró únicamente en el sector agrícola, llevó a la alerta sanitaria en tres regiones y suspendió el funcionamiento del Banco de Sangre, tuvo su origen en un contagio intrahospitalario a fines de agosto de 2017, a la cual se le bajó el perfil de manera anticipada.

Tarde noche del domingo 20 de agosto de 2017. A los Whatssap de cientos de osorninos comienza a llegar una información preocupante: un “agresivo brote de meningitis” había contagiado a funcionarios del Hospital Base y se preveía una explosión de casos en las horas siguientes.

Inmediatamente, comenzaban a levantarse críticas respecto de los controles internos del recinto hospitalario para proteger a los funcionarios y el desmentido fue pronto y categórico: “nada de lo que circula es verdadero”.

El médico jefe de la Unidad de Emergencia de adultos del Hospital, Neftali Alacid, dijo entonces que lo sucedido fue que llegaron cuatro personas de un grupo familiar con neumonía atípica, siendo dos de éstos tratados en unidad intensiva y que días antes una funcionaria ingresó con los síntomas que tenía esa familia, a los cuales ella tuvo acceso directo al tratarlos y era por ello que la ciudadanía pensó y aludió este hecho a que se trataba de un tipo de virus mortal que estaba desatado en el centro de salud.

En septiembre, la autoridad de Salud anunció que todo se había originado en una empresa lechera –Manuka-, a la que pertenecía la primera familia que dio origen a la alarma- y que se desconocía de qué se trataba, pero que era de una enorme agresividad, “nunca antes vista” y que eso explicaba el contagio a funcionarios que a esa fecha ya sumaban cuatro. Ante ello, desataron una alerta internacional a la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y el Centro de Infectología de Los Ángeles, Estados Unidos.

El tema fue noticia nacional e internacional: algo grave ocurría con los bovinos chilenos y desde todas partes del mundo se exigía información, especialmente en los países que reciben exportaciones chilenas. En tanto, en Santiago la entonces ministra de Salud, Carmen Castillo, daba cuenta de la gravedad del asunto y junto al subsecretario del ramo recorrían Matinales, anunciando una Alerta Sanitaria para tres regiones y el cierre –por siete meses- del Banco de Sangre de Osorno. El estudio “retrospectivo” señalaba después que el brote había comenzado antes incluso de la primera familia, hasta que llegó la confirmación de lo que estaba pasando: “fiebre Q”. Semanalmente, los “casos sospechosos” iban en aumento y se comunicaban a la prensa.

Inmediatamente surgieron voces que dudaron de la hipótesis, en especial desde SAGO A.G. y del consejero regional hoy presidente de la Comisión de Agricultura de Los Lagos, el profesor de Biología Alexis Casanova, quienes señalaban que la Coxiella Burnetti –causante de la fiebre Q- era endémica en Chile y el mundo y que se transmitía de animal a humano, pero no de humano a humano, como había ocurrido en el Hospital Base… las autoridades de Salud aludieron entonces a una muy probable “mutación” de la bacteria que ahora era más grave, tesis que la entonces ministra del ramo repitió en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados del 19 de diciembre de 2017, mientras el presidente de la instancia, Iván Flores, acusaba a la trasnacional Manuka, donde el empresario Nicolás Ibáñez acababa de invertir 25 millones de dólares, de haber introducido a Chile esta bacteria potencialmente mortal. Un mes antes, la SagoFisur había recibido un inédito golpe en 100 años: la prohibición de traer animales a su recinto.

Hubo en el periodo restricciones de movimiento animal en una serie de predios, análisis a más de 10.000 bovinos, sin encontrar ninguno con fiebre Q, aunque sí portadores de la bacteria Coxiella Burnetti, tal como era previsible para una enfermedad endémica.

Este 30 de julio de 2018, justo 11 meses después de desatarse la alarma nacional, la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G. dio a conocer que lo que había denunciado desde un inicio resultó ser cierto: la alarma pública estaba sustentada en una “hipótesis acelerada y una pésima metodología de investigación”, por lo que hoy el escenario retrotrae a esa noche del 20 de agosto de 2017: ¿de qué se enfermaron los funcionarios del Hospital Base? ¿Hubo fallos en los protocolos internos que derivaron en la búsqueda de explicaciones fuera de las paredes del recinto asistencial por parte de Salud?

LOS ARGUMENTOS DE SAGO A.G.

Por medio de una Declaración Pública, el gremio, que sufrió enormes pérdidas económicas por la suspensión de su muestra ganadera en la edición centenario de la Feria, explicó ayer que:

1. Los antecedentes estaban claros de hace ya tiempo: la Sociedad Chilena de Infectología señaló en abril de 2018 que “el diagnóstico del agente etiológico ha sido indirecto, es decir, por serología. No se ha logrado identificar y caracterizar el agente causal, lo que es fundamental para su confirmación, definir herramientas diagnósticas y evaluar su desempeño. Esto cobra aún mayor relevancia para poder definir riesgos de transmisión por las vías, entre estas, hemoderivados”. Esto significa, en términos simples, que no se ha logrado identificar qué es lo que causó los casos de neumonía atípica de 2017.

2. La misma Sociedad de Infectología señaló en abril que “en caso de confirmarse como agente etiológico Coxiella Burnetti, no se cuenta con definiciones ni protocolos de búsqueda activa de enfermos con presentación crónica de la enfermedad”. En términos simples, esto significa el reconocimiento de que además de no haber identificado el agente causal de la enfermedad, no sabe qué hacer en caso de encontrarlo.

3. El reporte del Evento Inusitado del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, fechado el 13 de junio de 2018, es categórico al confirmar las dudas que desde un inicio SAGO A.G. ha expresado sobre la apresuradas acciones implementadas por la autoridad:

1. “Actualmente, y debido a hallazgos del laboratorio de referencia australiano en donde se observan resultados de positividad a ricketsias en algunos casos y títulos distintos en fiebre Q, es que se están reevaluando los resultados con posterior reclasificación de los casos, lo que cambiará la curva epidémica con casos positivos”. En pocas palabras, esto significa que los casos de supuestos contagios de fiebre Q, son menores a los que se anunciaron con amplia difusión.

Cuestionable metodología

4. Todo lo anterior, sólo viene a confirmar lo que SAGO ha expresado desde el año 2017: la metodología utilizada por la anterior administración de Salud para cuantificar los hallazgos de personas sospechosas de haber contraído fiebre Q, distorsionó el real impacto de esta patología, generó alarma pública y sirvió como piso para la implementación de exigencias a nivel predial exageradas, que atentaron con la viabilidad de los medianos y pequeños ganaderos.

5. La cuestionable búsqueda de casos sospechosos de fiebre Q, se realizó solamente en trabajadores agrícolas de explotaciones ganaderas, estigmatizando especialmente al sector lechero, lo que como gremio nos pareció desde un principio un criterio arbitrario e irresponsable, al exponer negativamente a la actividad ganadera chilena ante los organismos internacionales de salud.

6. Además, los casos sospechosos se obtuvieron a través de la revisión histórica de las urgencias respiratoria de trabajadores agrícolas, es decir, se agregaron casos retroactivamente por lo que el aumento de casos sospechosos fueron de meses anteriores a julio de 2017 –supuesto “Caso 0”-, es decir, no existieron nuevos, contrariamente a lo que se informó a la opinión pública.

7. ¿Sobre qué base se pudo plantear como una afirmación (ni siquiera como hipótesis) que la Fiebre Q se transmitió de bovinos a humanos, si no existió un brote comprobado de la enfermedad en vacas?

8. ¿Sobre qué base, entonces, se lanzó un protocolo absolutamente lejano a todas las prácticas ganaderas del mundo que pretendía dejar a los trabajadores como verdaderos robots al trabajar con bovinos?

9. En este nuevo escenario, la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G., manifiesta su entera disposición a seguir colaborando en todo aquello que sea de su competencia, para zanjar de una vez el manto de incertidumbre que se tendió sobre el sector pecuario de nuestra región.

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