El emprendimiento en Chile

Fredy H. Wompner G

Por Fredy H. Wompner G., Director Ejecutivo Promundos Capacitaciones ATE, wompner@gmail.com

Según el Reporte GEM 2018-2019, Chile se ubica en el tercer lugar del mundo en países con mayor actividad emprendedora en etapas iniciales, considerando que el promedio de la actividad emprendedora en etapas iniciales de los países de la OECD, presentes en el GEM 2018, fue de 8,9%, siendo Japón el país que presenta un menor índice, con sólo un 3,8%.

El estudio que es liderado localmente por la Universidad del Desarrollo (UDD) indica que el ecosistema de emprendimiento chileno logra mejorar tras tres años de caídas consecutivas, subiendo hasta el 25,1%. De hecho, si se consideran los índices de la actividad emprendedora de los últimos 10 años, nuestro país es una de las economías del mundo donde más ha crecido dicho indicador, ya que existe un salto de 12 puntos porcentuales, al pasar de un 13% en 2008 hasta el 25,1% actual, siendo las áreas en las que sale mejor ubicada nuestra economía, las que se relacionan a emprendimientos con innovación o economías colaborativas.

Desde la perspectiva metodológica del GEM, este indicador de innovación considera a aquellos emprendedores en etapa inicial (menos de 42 meses) que han desarrollado productos o servicios que han sido nuevos para todos o algunos de sus clientes y para los cuales no hay o hay pocos competidores. En este sentido, este indicador reflejaría que casi la mitad de los empresarios chilenos en etapa inicial (47,2%) son innovadores.

En relación a las origen de sus emprendimientos, un 18,6% de los emprendedores iniciales está relacionado con aprovechar una oportunidad de negocio versus el 5,9%, que se relaciona a la necesidad de la obtención de ingresos.

Con respecto a las características del emprendedor chileno, este se puede definir como una persona bordeando los 40 años, de clase media y cerca de la mitad se encuentra desarrollando sus negocios en sectores relacionados a consumidores finales (venta de bienes o servicios). Asimismo, el 47% de los emprendedores en etapas iniciales y el 41% de los emprendedores establecidos consideran que su negocio ofrece productos o servicios que son novedosos para sus clientes.

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Impacto en el sector agro alimentario del Tratado de Libre Comercio entre Chile y Argentina
https://www.paislobo.cl/2019/03/impacto-agro-alimentario-tratado-.html
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Asimismo, los datos del estudio también revelan las áreas que debiera mejorar nuestro país, las cuales se vinculan principalmente a la falta de educación emprendedora en etapa escolar y la transferencia de innovación y desarrollo.

Finalmente, cabe considerar que nuestro país también fue reconocido recientemente como la nación que cuenta con el mejor ecosistema para emprender en Latinoamérica, según el Índice de Emprendimiento Dinámico (IDE) 2018 elaborado por el think tank Prodem.

Según reflejó el estudio, el emprendimiento y la innovación son términos que ya están instalados en el quehacer económico y social de Chile, lo cual ha quedado de manifiesto en el aumento de las cifras de creación de nuevas empresas. Además, el emprendimiento en Chile sigue creciendo, somos el país de la OECD que tiene un mayor número de personas en edad adulta que realizan actividades de emprendimiento. Asimismo, los chilenos siguen iniciando actividades empresariales, muchos de ellos como complemento a una actividad remunerada, esto quiere decir que son empleados y emprendedores a la vez.

En este contexto, el proyecto GEM ha sido un aporte relevante para entender el ecosistema emprendedor e innovador en Chile, y para orientar a los responsables del diseño de las políticas públicas a focalizar en aquellos aspectos que requieren mayor atención.

El Emprendimiento y la movilidad social


El emprendimiento tiene un alto impacto socioeconómico en las familias que se aventuran en este camino. No obstante, el emprendimiento, más que una disciplina es una actitud frente a la vida. No solo va entregar ventajas y beneficios a los jóvenes cuando tienen que tomar la decisión al término de sus estudios superiores, si optan por trabajar de manera dependiente o asumir el desafío de emprender. El emprendimiento se puede transformar en una plataforma de movilidad social, donde la pasión, las ganas y el entusiasmo se mezclan con la racionalidad y el conocimiento generando una mezcla atractiva de valores que les permite a los jóvenes asumir el desafío de avanzar en sus proyectos. Es verdad que no es fácil cuando enfrentan el camino, algunos tienen más redes, contactos, que son amigos, familiares, conocidos que los pueden apoyar, bien sea por que su relación es familiar o de sus vínculos sociales.

En Chile de un total de 1.865.860 emprendedores, 709.933 son mujeres, lo que representa un 38,1% del total. Casi un 27% de ellas cuenta con educación superior técnica o universitaria y un 27,3% ha recibido algún tipo de capacitación para iniciar su negocio.

Tenemos así un escenario que parece augurar un buen pronóstico, especialmente para aquellas mujeres que ven en el micro-emprendimiento un motor de movilidad social, en especial para las familias que se encuentran en contextos vulnerables y de desigualdad.

Si una jefa de familia emprende algún tipo de negocio, aparte de tener un impacto socioeconómico evidente, también genera transformaciones a nivel familiar, ya que se modifican las costumbres, especialmente en los niños. En ocasiones en que el emprendimiento toma ribetes colectivos, el comportamiento familiar se modifica en virtud de un objetivo común, lo que va configurando un proyecto de vida colectivo.

Para ello es clave comprender los contextos sociales y económicos en los que estamos insertos. Entendiendo esto, el apoyo que podemos generar debe ir escalando gradualmente hacia la búsqueda de oportunidades viables, que promuevan la movilidad social a través de los emprendimientos, para que éstos, además, puedan tener continuidad en el tiempo y generen un impacto directo en las condiciones socioeconómicas de las familias.

A pesar de haber sido escrito probablemente hace miles de años, en este gran desafío de apoyar la iniciativa de micro-emprendedores y fomentar condiciones para su desarrollo, el antiguo refrán oriental que dice “No le des peces al hombre, sino que dale una caña y enséñale a pescar” sigue estando muy vigente.

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