Tecnología para la prevención de incendios forestales

 Samuel Ramírez
Por Samuel Ramírez, Business Development Director de Hikvision.

Sin miedo a caer en la generalización, podemos concordar que los recientes incendios registrados en Australia, los más devastadores de su historia, representan el llamado de alerta más claro frente al cambio climático de los últimos años. Sin embargo, este triste episodio no es aislado. De forma casi imperceptible y gradual, al llegar la época estival en distintas partes del mundo, se ha vuelto cada vez más común ver noticias relacionadas con este tipo de desastres. ¿Será que acabaremos acostumbrándonos a tener que enfrentar al fuego cada vez que las temperaturas suben durante la época estival? ¿Somos capaces de romper esa triste tendencia?

Los megaincendios representan una gran pérdida no sólo humana o económica, sino que a nivel territorial y del equilibrio del ecosistema. Las condiciones en las que se desencadenan estas tragedias incluyen extensos períodos de sequías, aumentos de las temperaturas cada año y otras condiciones climáticas, como los vientos de alta intensidad. A los casos de Australia y California en años recientes, se suman diversos episodios que se han registrado en nuestro país de forma sostenida en los últimos años.

De acuerdo a la Corporación Nacional Forestal (CONAF), entidad dependiente del Ministerio de Agricultura, en el periodo comprendido entre 2018 y 2019, Chile registró 3.469 focos de incendio a lo largo del país. Esto se traduce en 13.824,23 hectáreas. Y si miramos los números del periodo más actual, a partir del 1 de junio de 2019 a la fecha, se contabilizan 3.949 incendios y una superficie territorial de 34.613,78 hectáreas. Esto representa un aumento de 14% y 150% respectivamente.





Estas cifras en crecimiento exigen respuestas y acciones preventivas concretas. Y es aquí en donde la tecnología se transforma en una gran aliada a la hora de evitar o controlar los incendios. Pensemos, por ejemplo, en el beneficio que representan las cámaras térmicas, dispositivos que pueden ser instalados en helicópteros o vehículos de patrulla, y que, gracias a innovaciones en sus funciones, son capaces de identificar cualquier foco de emisión de calor por sobre el grado cero absoluto. Sin duda, su utilización viene a facilitar la labor que realizan las brigadas especializadas y los organismos responsables del control de este tipo de catástrofes.

Estos aparatos se adaptan no sólo a las condiciones de luminosidad otorgadas por el día o por la noche, sino que resisten condiciones climáticas adversas. Utilizados de forma frecuente, permiten focalizar mejor los recursos y los cuidados que determinadas zonas del país requieren, ya que se encuentran en un grado de vulnerabilidad mayor a la hora de posibles riesgos.

En tiempos en que se requieren respuestas concretas, voluntad y acciones específicas ante una situación altamente preocupante como el cambio climático, no basta sólo una buena coordinación de las instituciones responsables del cuidado del territorio. En la medida en que logramos entender cómo la tecnología representa una inversión con beneficios en el largo plazo, podremos tener mejores herramientas para la prevención y disminución de este tipo de episodios.

El mundo público y privado se deben unir en este combate no sólo a través de campañas informativas y preventivas, sino con herramientas que realmente representen una diferencia a la hora de tener que lidiar con megaincendios, por el bien de las personas, sus viviendas, sus fuentes de trabajo y el equilibrio ecológico.



Fuente de la información: Joaquín Guzmán Meneses - e-press
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