Misiles hipersónicos iraníes causan estragos en Israel y aumentan el temor en la población
En los últimos días, una serie de ataques con misiles iraníes de alta tecnología ha golpeado distintas localidades de Israel, causando daños de una magnitud no vista anteriormente y poniendo en jaque la efectividad de su afamado sistema de defensa aérea, la "Cúpula de Hierro". El uso de proyectiles hipersónicos, capaces de alcanzar sus objetivos en minutos, ha desatado una creciente sensación de vulnerabilidad y miedo entre la población civil, que ve cómo hospitales y edificios residenciales son alcanzados con una frecuencia alarmante.
Región de Tel Aviv / Sur de Israel.– El panorama en diversas ciudades de Israel ha cambiado drásticamente en las jornadas recientes. Lo que antes eran enfrentamientos marcados por proyectiles de corto alcance, hoy se ha convertido en una amenaza estratégica de alto impacto. La infraestructura civil ha sufrido golpes directos y significativos; un ejemplo es el hospital de Sócora, en el sur del país, que resultó fuertemente dañado por uno de estos ataques. En los suburbios de Tel Aviv, la devastación es igualmente visible en las localidades de Ramat y Olon, donde múltiples edificios han quedado parcialmente destruidos.
El impacto de esta nueva ofensiva ha sido descrito por testigos como un salto cualitativo en la capacidad de daño. "Tenemos experiencia, pero podemos decir que la magnitud de los daños es mucho mayor", señaló un residente local a un medio internacional. Esta percepción es compartida por otros ciudadanos, quienes establecen una clara diferencia con el pasado: "Antes eran pequeños cohetes, ahora son misiles grandes que llegan de Irán, algo mucho más significativo".
Esta escalada ha afectado directamente la vida cotidiana y la percepción de seguridad de los israelíes. A pesar de que las sirenas de alerta temprana permiten a gran parte de la población buscar refugio en lugares protegidos, como aparcamientos subterráneos habilitados para emergencias, la sensación de zozobra es palpable. "No tenemos un lugar seguro. No me siento tranquila", confesó una mujer, resumiendo un sentimiento que se extiende por las zonas afectadas.
Las reacciones entre los civiles son diversas y reflejan la complejidad del momento. Mientras una parte de la población mantiene su confianza en las fuerzas armadas —"Tenemos el mejor ejército del mundo, así que me siento muy muy segura con mi ejército", comentó una joven—, otros manifiestan abiertamente su angustia. El drama humano se extiende incluso a quienes se encontraban en el extranjero; muchos han decidido regresar para reunirse con sus familias, asumiendo el riesgo que ello implica. "Realmente difícil, realmente difícil. Tengo familia en Ramaggan, en una calle que fue alcanzada por un misil. También tengo familia en Petatigba y sé que ambos pisos sufrieron daños", relató un hombre que volvía al país, agregando: "Me duele mucho, es muy preocupante y estoy muy contento de reunirme ahora con mi familia".
El factor clave detrás de este nuevo escenario es de carácter tecnológico. Según análisis de defensa, el sistema antimisiles "Cúpula de Hierro", pilar de la seguridad israelí, se ha visto "abrumado por la afluencia de misiles iraníes". La razón principal es que Irán está utilizando un arsenal cada vez más sofisticado, destacando los misiles hipersónicos denominados "Fata 1".
Estos proyectiles representan un desafío mayúsculo para cualquier sistema de defensa actual. Son capaces de alcanzar una velocidad de Mach 15 (quince veces la velocidad del sonido) y llegar a su objetivo en tan solo 7 minutos desde su lanzamiento. Esta velocidad extrema deja una ventana de tiempo mínima, o casi nula, para que los sistemas de intercepción puedan detectar, calcular la trayectoria y destruir los artefactos antes de que impacten.
La actual situación marca un punto de inflexión en el conflicto y en la doctrina de defensa de Israel. La demostrada capacidad de Irán para penetrar el escudo antimisiles con armamento avanzado genera un nuevo paradigma de vulnerabilidad. A corto y mediano plazo, se espera que las Fuerzas de Defensa de Israel busquen adaptar sus estrategias y tecnología para contrarrestar esta amenaza hipersónica, mientras la población se enfrenta a un período de incertidumbre y temor elevado, con la conciencia de que la seguridad que daban por sentada ha sido profundamente cuestionada. El conflicto, por tanto, ingresa en una fase tecnológica más peligrosa y de consecuencias impredecibles.
Fuente información: France 24
Región de Tel Aviv / Sur de Israel.– El panorama en diversas ciudades de Israel ha cambiado drásticamente en las jornadas recientes. Lo que antes eran enfrentamientos marcados por proyectiles de corto alcance, hoy se ha convertido en una amenaza estratégica de alto impacto. La infraestructura civil ha sufrido golpes directos y significativos; un ejemplo es el hospital de Sócora, en el sur del país, que resultó fuertemente dañado por uno de estos ataques. En los suburbios de Tel Aviv, la devastación es igualmente visible en las localidades de Ramat y Olon, donde múltiples edificios han quedado parcialmente destruidos.
El impacto de esta nueva ofensiva ha sido descrito por testigos como un salto cualitativo en la capacidad de daño. "Tenemos experiencia, pero podemos decir que la magnitud de los daños es mucho mayor", señaló un residente local a un medio internacional. Esta percepción es compartida por otros ciudadanos, quienes establecen una clara diferencia con el pasado: "Antes eran pequeños cohetes, ahora son misiles grandes que llegan de Irán, algo mucho más significativo".
Esta escalada ha afectado directamente la vida cotidiana y la percepción de seguridad de los israelíes. A pesar de que las sirenas de alerta temprana permiten a gran parte de la población buscar refugio en lugares protegidos, como aparcamientos subterráneos habilitados para emergencias, la sensación de zozobra es palpable. "No tenemos un lugar seguro. No me siento tranquila", confesó una mujer, resumiendo un sentimiento que se extiende por las zonas afectadas.
Las reacciones entre los civiles son diversas y reflejan la complejidad del momento. Mientras una parte de la población mantiene su confianza en las fuerzas armadas —"Tenemos el mejor ejército del mundo, así que me siento muy muy segura con mi ejército", comentó una joven—, otros manifiestan abiertamente su angustia. El drama humano se extiende incluso a quienes se encontraban en el extranjero; muchos han decidido regresar para reunirse con sus familias, asumiendo el riesgo que ello implica. "Realmente difícil, realmente difícil. Tengo familia en Ramaggan, en una calle que fue alcanzada por un misil. También tengo familia en Petatigba y sé que ambos pisos sufrieron daños", relató un hombre que volvía al país, agregando: "Me duele mucho, es muy preocupante y estoy muy contento de reunirme ahora con mi familia".
El factor clave detrás de este nuevo escenario es de carácter tecnológico. Según análisis de defensa, el sistema antimisiles "Cúpula de Hierro", pilar de la seguridad israelí, se ha visto "abrumado por la afluencia de misiles iraníes". La razón principal es que Irán está utilizando un arsenal cada vez más sofisticado, destacando los misiles hipersónicos denominados "Fata 1".
Estos proyectiles representan un desafío mayúsculo para cualquier sistema de defensa actual. Son capaces de alcanzar una velocidad de Mach 15 (quince veces la velocidad del sonido) y llegar a su objetivo en tan solo 7 minutos desde su lanzamiento. Esta velocidad extrema deja una ventana de tiempo mínima, o casi nula, para que los sistemas de intercepción puedan detectar, calcular la trayectoria y destruir los artefactos antes de que impacten.
La actual situación marca un punto de inflexión en el conflicto y en la doctrina de defensa de Israel. La demostrada capacidad de Irán para penetrar el escudo antimisiles con armamento avanzado genera un nuevo paradigma de vulnerabilidad. A corto y mediano plazo, se espera que las Fuerzas de Defensa de Israel busquen adaptar sus estrategias y tecnología para contrarrestar esta amenaza hipersónica, mientras la población se enfrenta a un período de incertidumbre y temor elevado, con la conciencia de que la seguridad que daban por sentada ha sido profundamente cuestionada. El conflicto, por tanto, ingresa en una fase tecnológica más peligrosa y de consecuencias impredecibles.
Fuente información: France 24