Revelan fallas en la crianza de terneras que impactan en la rentabilidad y productividad futura del rebaño
Durante el primer seminario de salud y reproducción bovina organizado por la empresa Veterquímica, especialistas destacaron que la salud de una ternera durante sus primeras dos semanas de vida es fundamental para su desarrollo y futuro productivo. Un mal manejo, especialmente en lo que respecta a cuadros de diarrea, puede generar pérdidas económicas cercanas a los 500 dólares por animal y una disminución de hasta 500 litros de leche en su lactancia inicial. La prevención, a través de una correcta bioseguridad y el traspaso de inmunidad, fue señalada como la estrategia clave.
Las primeras semanas de vida de una ternera son un período crítico que define no solo su supervivencia, sino también su potencial productivo a lo largo de toda su vida. Esta fue una de las conclusiones centrales del primer seminario de salud y reproducción bovina organizado por Veterquímica, evento que congregó a más de 150 profesionales del sector agropecuario en el Hotel Sonesta para analizar los desafíos de la industria.
Gonzalo Ojeda, Product Manager de Salud de Veterquímica, nos comento sobre los puntos más importes presentados por la asesora internacional Sonia Vázquez, explicó que la salud de los terneros se sustenta en una "triada" de factores interconectados. Esta triada incluye, en primer lugar, la relación entre la vaca y el ternero, donde aspectos como la genética, la nutrición materna y, fundamentalmente, el traspaso de inmunidad a través del calostro son decisivos. El segundo factor es el ambiente, que abarca desde las condiciones del preparto de la vaca hasta la higiene y el tipo de corrales donde el ternero pasa sus primeros días. Finalmente, el tercer pilar son los agentes externos, como patógenos, micotoxinas en el alimento y otros elementos que pueden desafiar la salud del animal.
Uno de los mayores problemas sanitarios en esta etapa son las diarreas, cuya mayor prevalencia ocurre entre el octavo y el decimocuarto día de vida del animal. Las consecuencias de estos cuadros van mucho más allá del tratamiento inmediato. Según lo expuesto, una ternera que sufre diarrea en sus primeras dos semanas de vida tiene un mayor riesgo de mortalidad y de ser eliminada tempranamente del rebaño, además de ver comprometida su producción futura. El impacto productivo es cuantificable: se estima una pérdida de hasta 500 litros de leche durante su primera lactancia.
El costo económico asociado es igualmente significativo. Mientras que prevenir un cuadro de diarrea puede costar entre 3 y 15 dólares por ternero, el costo total de un animal afectado, considerando tratamiento, manejo y pérdidas futuras, puede ascender a cerca de 500 dólares. Por ello, los expertos enfatizaron la importancia de centrarse en la prevención.
En este sentido, se destacaron dos factores de riesgo que sí son controlables por el productor: la bioseguridad y la inmunidad. La bioseguridad implica mantener protocolos estrictos de desinfección, camas secas, control de plagas e higiene del personal. Por su parte, asegurar una correcta inmunidad es crucial, y esto depende directamente de un buen "calostrado", es decir, la administración del calostro materno en la cantidad, calidad y momento adecuados. Un ternero con una buena inmunidad puede superar una diarrea en aproximadamente cuatro días, mientras que uno con defensas deficientes puede tardar más de siete.
Finalmente, los especialistas recalcaron que la salud de la ternera no comienza en el nacimiento, sino en la etapa fetal, siendo la nutrición de la madre un pilar fundamental para asegurar un animal fuerte y sano desde el primer día.
Las primeras semanas de vida de una ternera son un período crítico que define no solo su supervivencia, sino también su potencial productivo a lo largo de toda su vida. Esta fue una de las conclusiones centrales del primer seminario de salud y reproducción bovina organizado por Veterquímica, evento que congregó a más de 150 profesionales del sector agropecuario en el Hotel Sonesta para analizar los desafíos de la industria.
Gonzalo Ojeda, Product Manager de Salud de Veterquímica, nos comento sobre los puntos más importes presentados por la asesora internacional Sonia Vázquez, explicó que la salud de los terneros se sustenta en una "triada" de factores interconectados. Esta triada incluye, en primer lugar, la relación entre la vaca y el ternero, donde aspectos como la genética, la nutrición materna y, fundamentalmente, el traspaso de inmunidad a través del calostro son decisivos. El segundo factor es el ambiente, que abarca desde las condiciones del preparto de la vaca hasta la higiene y el tipo de corrales donde el ternero pasa sus primeros días. Finalmente, el tercer pilar son los agentes externos, como patógenos, micotoxinas en el alimento y otros elementos que pueden desafiar la salud del animal.
Uno de los mayores problemas sanitarios en esta etapa son las diarreas, cuya mayor prevalencia ocurre entre el octavo y el decimocuarto día de vida del animal. Las consecuencias de estos cuadros van mucho más allá del tratamiento inmediato. Según lo expuesto, una ternera que sufre diarrea en sus primeras dos semanas de vida tiene un mayor riesgo de mortalidad y de ser eliminada tempranamente del rebaño, además de ver comprometida su producción futura. El impacto productivo es cuantificable: se estima una pérdida de hasta 500 litros de leche durante su primera lactancia.
El costo económico asociado es igualmente significativo. Mientras que prevenir un cuadro de diarrea puede costar entre 3 y 15 dólares por ternero, el costo total de un animal afectado, considerando tratamiento, manejo y pérdidas futuras, puede ascender a cerca de 500 dólares. Por ello, los expertos enfatizaron la importancia de centrarse en la prevención.
En este sentido, se destacaron dos factores de riesgo que sí son controlables por el productor: la bioseguridad y la inmunidad. La bioseguridad implica mantener protocolos estrictos de desinfección, camas secas, control de plagas e higiene del personal. Por su parte, asegurar una correcta inmunidad es crucial, y esto depende directamente de un buen "calostrado", es decir, la administración del calostro materno en la cantidad, calidad y momento adecuados. Un ternero con una buena inmunidad puede superar una diarrea en aproximadamente cuatro días, mientras que uno con defensas deficientes puede tardar más de siete.
Finalmente, los especialistas recalcaron que la salud de la ternera no comienza en el nacimiento, sino en la etapa fetal, siendo la nutrición de la madre un pilar fundamental para asegurar un animal fuerte y sano desde el primer día.
Fuente información: Rocío Gambra / Agencia MI
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