🔴La actividad física y las endorfinas: El elixir de la felicidad que mejora el estado de ánimo

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl - AcadĂ©mico, Escritor e Investigador (PUC–UACh)

“La realizaciĂłn de actividad fĂ­sica produce endorfinas, y las endorfinas, a su vez, representan una droga natural que produce nuestro propio organismo que nos aporta sĂłlo felicidad” (F.L.C.)

Partamos señalando que en el año 1975 se descubrieron las famosas “endorfinas” u “hormonas de la felicidad”, es decir, un tipo de sustancia que está quĂ­micamente relacionada con el opio, y que bloquea los receptores del dolor –o nociceptores– que tenemos repartidos por todo nuestro cuerpo –piel, articulaciones, mĂşsculos y vĂ­sceras–, receptores que detectan todo tipo de cambios a nivel quĂ­mico, tĂ©rmico y mecánico que estĂ© asociado a dolor o daño celular.

Diversos y mĂşltiples estudios han demostrado, que realizar algĂşn tipo de actividad fĂ­sica tiene muchos beneficios para la salud de las personas. Sin embargo, algunos investigadores de la Universidad de Vermont, EE. UU., han ido un poco más allá de la salud fĂ­sica y han logrado dimensionar el alcance que tiene la realizaciĂłn de actividad fĂ­sica en el ESTADO EMOCIONAL de las personas. De acuerdo con estos estudios, bastarĂ­a realizar una actividad fĂ­sica moderada por un lapso de tiempo de 20 a 30 minutos –como caminar a paso rápido, jardinear, bailar, andar en bicicleta o practicar yoga– para mitigar el estrĂ©s diario y mejorar el estado de ánimo de las personas, despuĂ©s de realizada la actividad fĂ­sica que la persona haya escogido.

La mejor opciĂłn que tenemos a mano en contra del desgano, es utilizar nuestra fuerza de voluntad, ponerse las zapatillas y salir a correr o caminar, en cuyo caso, bastarĂ­an tan sĂłlo 20 minutos para elevar la sensaciĂłn de bienestar. Eso es, precisamente, lo que comprobaron los investigadores de la U. de Vermont, al demostrar que las endorfinas –neurotransmisores asociados al placer y que se liberan cuando se practica una actividad fĂ­sica– energizaban y elevaban notablemente el ánimo de las personas despuĂ©s de que finalizaban su caminata, baile, yoga o práctica deportiva.

El Dr. Jeremy Sibold, uno de los investigadores, asegura, que incluso el ejercicio aerĂłbico moderado, tiene el potencial para mitigar el estrĂ©s diario, o bien, cuando el estado de ánimo de la persona está perturbado. El efecto beneficioso, es igual, tanto para hombres como para mujeres, con un efecto adicional: las personas tienden a aumentar su nivel de vitalidad. Es por ello, que la práctica de cualquier deporte libera una serie de quĂ­micos en el cerebro que son favorables para el ser humano –serotonina, dopamina, etc.– estimulando la actividad neuronal y generando los cambios internos que mejoran, precisamente, el estado de ánimo del sujeto y lo incita a continuar ejercitándose. Es una ganancia por donde se lo mire.

¿Por quĂ© razĂłn se produce esto? La respuesta que encontrĂł el equipo investigador es la siguiente: un ejercicio de baja intensidad, pero prolongado –como caminar a paso rápido– aumenta la liberaciĂłn de serotonina, principal neurotransmisor que permite estabilizar el estado de ánimo. La serotonina, a su vez, eleva los niveles de dopamina, un neurotransmisor que está vinculado a la sensaciĂłn de recompensa, es decir, el sujeto siente que ha “ganado algo”, lo cual, se convierte automáticamente en la propia recompensa que conduce a la persona a repetir la experiencia.

Por otra parte, en medicina deportiva se sabe que el ejercicio ayuda a controlar y/o bajar de peso al quemar grasas que están de más, al mismo tiempo que inhibe el apetito, lo cual, a su vez, eleva la autoestima del sujeto, lo que, en definitiva crea lo que podrĂ­amos llamar un “cĂ­rculo virtuoso”, el que une, de manera dinámica, el ejercicio, con la salud fĂ­sica y el buen estado de ánimo.

Por el contrario, un estilo de vida sedentario impide alcanzar este cĂ­rculo virtuoso, generando un efecto contrario: estrĂ©s, ansiedad, sobrepeso, mal humor, etc., generando ahora, un “cĂ­rculo vicioso”.

En definitiva, la actividad fĂ­sica deberĂ­a ser considerada una “actividad terapĂ©utica” tan –o más– importante, incluso, que los fármacos, los cuales, lamentablemente, tienen una serie de efectos secundarios nocivos para el organismo humano.

Otro gran efecto positivo de la actividad física, es que va en directo beneficio del cerebro, aspecto que mucha gente desconoce totalmente. Es así, por ejemplo, que un estudio de la revista Nature, una de las más antiguas y prestigiosas revistas científicas, demostró que aquellas personas mayores de 45 años, que decidieron poner término a su sedentarismo y decidieron comenzar a caminar a paso rápido por 45 minutos, tres días a la semana, mejoraron notablemente, no sólo su vitalidad y su estado de ánimo, sino que también aquellas habilidades mentales y cognitivas que disminuyen con la edad, tales como la memoria y la capacidad de concentración. En tanto que aquellos sujetos que eran diabéticos, lograron que su hígado mejorara su capacidad de controlar la producción de glucosa, lo que va, por cierto, en directo beneficio de la prevención y tratamiento de la diabetes.

Señalemos, finalmente, que cuando una persona decide realizar actividad fĂ­sica, ello le asegura un aumento de la densidad Ăłsea, de la calidad de sus tendones, ligamentos y la masa muscular, permitiĂ©ndole movilizarse con una menor cantidad de esfuerzo y evitar las tĂ­picas quebraduras de huesos y fracturas de cadera, propio de la osteoporosis, afecciĂłn, en la que los huesos se debilitan y se vuelven muy frágiles. A buen entendedor… pocas palabras.

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