Trastornos de personalidad: Trastornos que amargan y complican la vida

Por el Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl - Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)


“Las únicas personas normales son aquellas que uno no conoce muy bien” (Alfred Adler, médico y psicoterapeuta austríaco).

Los distintos estudios realizados en psicología y psiquiatría, señalan que los “trastornos de la personalidad” corresponden a un grupo de afecciones mentales, en las cuales, una persona presenta un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos que resultan ser muy diferente y poco concordantes con las expectativas propias de la cultura a la que pertenece el sujeto. Según el estudio que uno analice, estos trastornos los sufriría entre un 10 y un 20% de la población.

Estas conductas interfieren con la capacidad de la gente para desempeñarse en forma adecuada en sus relaciones interpersonales, en el trabajo y en otros contextos. Son sujetos impulsivos que atraviesan estados de ánimo depresivos o angustiosos y que pueden caer en el consumo de alcohol, drogas o tranquilizantes de un momento a otro, ya que estas sustancias les permiten aliviar sus síntomas. De hecho, alrededor del 50% de los adictos tiene un trastorno de personalidad.

Las causas son desconocidas, si bien, las investigaciones indican que esta conducta anormal combina factores de origen genético y factores ambientales. Algunos de estos trastornos son más llamativos que otros, y van desde el psicópata que es portada de la noticia policial, pasando por la “oveja negra” de la familia –que no le trabaja un peso a nadie–, hasta el fanático del computador que se aísla y que pasa todo el día pegado a la pantalla, sin relacionarse con nadie, sin molestar a otros, pero también sin poder madurar. Todos ellos mantienen una difícil convivencia con los demás, ya que presentan conductas autodestructivas, les cuesta mantenerse estables en un trabajo o en una relación de pareja, y muchos de ellos pueden llegar a tener graves problemas con la justicia.

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La sociedad actual, se ha convertido en una sociedad consumista y hedonista, es decir, una sociedad donde existe la tendencia a buscar el bienestar y el placer inmediato. Este tipo de sociedad, lo que hace es crear sujetos centrados en sí mismos, inmaduros, con tendencia al consumo de alcohol y drogas, impulsivos, autodestructivos, agresivos y con serios problemas para acatar las normas sociales y de respeto hacia los demás.

Los expertos en salud mental han identificado y clasificado estos trastornos en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) en los siguientes tipos:

  1. El trastorno paranoide de la personalidad: corresponde a un patrón donde prima la desconfianza injustificada y la suspicacia, lo que conduce al sujeto a que interprete de manera maliciosa y equivocada las intenciones de los demás.
  2. El trastorno antisocial de la personalidad: es un patrón de conducta donde prevalece la violencia, el desprecio y la violación de los derechos de los demás.
  3. El trastorno esquizoide de la personalidad: es un patrón de desconexión de las relaciones sociales, son sujetos fríos y distantes en su expresión emocional. Son vistas como personas solitarias y que no disfrutan de las relaciones cercanas.
  4. El trastorno esquizotípico de la personalidad: corresponde a un patrón de malestar muy intenso en las relaciones interpersonales, distorsiones cognoscitivas o perceptivas, así como también de excentricidades del comportamiento.
  5. El trastorno límite de personalidad: es un patrón donde prevalece una inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, al mismo tiempo que existe una búsqueda constante de atención y gran impulsividad. Son sujetos propensos a intentos de suicidio o amenazas de hacerlo.
  6. El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad: corresponde a un patrón de marcada preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control sobre las cosas.
  7. El trastorno histriónico de personalidad: es un patrón de emotividad excesiva, mucho dramatismo, con estados emocionales muy cambiantes y de mucha demanda de atención por parte de los demás.
  8. El trastorno narcisista de personalidad: corresponde a un patrón de grandiosidad, de necesidad constante de admiración, indiferente a los sentimientos de los otros, intolerancia a la crítica y falta de empatía hacia los demás.
  9. El trastorno de personalidad por evitación: es un patrón de inhibición social, timidez extrema, temen hacer el ridículo o parecer tontos ante los otros, con sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa.
  10. El trastorno de la personalidad por dependencia: es un patrón de comportamiento sumiso y pegajoso, relacionado con una excesiva necesidad de ser cuidado y protegido.


De ahí que se diga que detrás de un trastorno de la personalidad se esconde un “patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamientos que se apartan acusadamente de las expectativas de la cultura del individuo”.

Un trastorno de personalidad tiene su inicio en la adolescencia o principios de la edad adulta, permanece estable a lo largo del tiempo e implica un malestar y/o perjuicios graves para la persona. En este sentido, los “rasgos de personalidad” representan patrones persistentes en la forma de percibir, relacionarse y pensar acerca del entorno que rodea al individuo y acerca de uno mismo, aspectos que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales. Estos rasgos de personalidad sólo constituyen trastornos de la personalidad cuando son: (a) inflexibles, (b) desadaptativos, (c) causan un deterioro funcional significativo o un claro malestar subjetivo.

Los estudios indican que las personas nacen con una predisposición genética que afecta un neurotransmisor llamado serotonina, el cual, es fundamental para poder controlar los impulsos, la agresividad y las tendencias suicidas. A lo anterior, se suman factores ambientales gatillantes, como el hecho de tener padres en extremo violentos y maltratadores, o bien, en el otro extremo, es decir, padres muy complacientes. Y si además sumamos factores tales como vivir en ambientes donde prima la violencia, la agresividad, el abuso, una educación de mala calidad, etc., entonces resulta difícil quebrar un círculo vicioso que se alimenta a sí mismo.

La única forma de salir de este tipo de trastornos, es someterse a un tratamiento de terapia combinada, que incluye la prescripción de algunos medicamentos y recibir terapia, preferentemente, de orientación psicoanalítica o del tipo cognitivo-conductual, es decir, que enseña a las personas a detectar sus problemas y a reaccionar de manera diferente.

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