Nosotros y el miedo

Collage Myriam O: Nosotros y el miedo
Por Myriam O, Artista Multidisciplinaria.

La sala de cine está llena y tras el estruendo de una melodía siniestra, se pueden escuchar murmullos y uno que otro grito camuflado entre sonidos de letra “s”. Esos que se hacen con los dientes medio apretados en una sola inhalación. Es imposible evitar sentir un nudo en el estómago cuando la imagen se nos viene encima y no sabemos si cerrar los ojos o mirar la horrible escena. Pero sabemos que es una película y que cuando termine, vamos a regresar a nuestra casa sanos y salvos.

El miedo es una emoción humana natural, primaria y poderosa, que involucra tanto una respuesta bioquímica universal, como una reacción emocional aguda. El miedo nos protege, pues actúa como una alerta ante el peligro preparándonos para enfrentar aquello que sentimos como una amenaza física o sicológica. Podemos sentir miedo gracias a un estímulo real, o imaginario como en el cine,  donde muchos van gustosos precisamente para sentir la adrenalina del momento.

Lamentablemente, en la actualidad nos acechan temores y ansiedades a causa de circunstancias mucho más complejas que la vista de un ente perverso en pantalla, las cuales responden a un período turbulento en la historia de la humanidad y por consiguiente de nuestro país. Y como resultado, tenemos miedo de contagiarnos con coronavirus y terminar hospitalizados; miedo de perder nuestro trabajo, y quienes no hemos podido trabajar desde el llamado “estallido social”, a nunca más poder hacerlo. Tenemos miedo de perder a alguien querido y miedo de perderlo todo, todo aquello por lo que hemos luchado durante años. Incluso tenemos miedo de que las cosas en vez de mejorar, empeoren.

Nos sentimos naturalmente vulnerables e intimidados por la situación y al ser ignorantes del futuro, nos embarga la incertidumbre.





Aunque por cierto jamás hemos tenido control sobre el mañana, no nos sentíamos así de frágiles antes de la pandemia. ¿Por qué? Posiblemente porque nuestro nivel de preocupación obedecía sólo a las responsabilidades individuales de entonces y porque a pesar de la inestabilidad de los meses anteriores, aún teníamos Fe en que podíamos revertir a nuestro favor el tiempo perdido. Con el propósito de sobrevivir de la mejor forma a esta situación inesperada, propongo tomar medidas que nos ayuden a recuperar y fortalecer esa confianza.

Es bueno partir reconociendo que a veces nos anticipamos demasiado y nos atemorizan eventos que aún no han sucedido. Entonces para frenar esto tratemos de practicar viviendo la realidad del “ahora”, pues si a pesar de los altibajos de la vida mantenemos un cierto orden y somos responsables en nuestra forma de proceder, no tienen por qué ocurrir cosas negativas.

Las probabilidades son bajas o dependen del azar y sobre esto último no tenemos control alguno. Por lo tanto, ¿por qué pensar que tendremos que lidiar con la peor de entre todas las posibilidades que existen?

Es mucho más sensato y saludable concentrarnos en el día a día y en nuestros seres queridos, pues la belleza del cariño que nos rodea en nuestro hogar es el antídoto perfecto para los temores acerca de un futuro todavía inexistente. Este es justo el momento de aplicar la razón y la lógica, y así evitar que la carga destructiva del miedo nos sobrepase o paralice. También nos ayudaría dejar de ver programas de televisión que alimenten nuestra ansiedad y no caer en la trampa de videos agoreros del fin del mundo -esos que recibimos por montones vía redes sociales-. Evitaremos así emociones perjudiciales y, al mismo tiempo, es una manera de cortar la cadena de negatividad.

Otra táctica muy útil es la aceptación de lo que pueda acontecer, comprendiendo que nuestro bienestar material y emocional nunca ha estado garantizado. De hecho, el cambio es la única constante en el universo y está presente en la naturaleza y en nosotros mismos, desde la concepción en el vientre materno hasta el día de nuestra muerte y aún después de ella.

Finalmente, la Fe es la herramienta más importante para combatir el miedo. Y según dicen, la más difícil de poner en práctica, ya que si bien es compatible con cualquiera de las estrategias anteriores, aparentemente se pierde con facilidad.

Mientras unos encuentran refugio en algún credo religioso, otros enfrentamos este período con serenidad y convicción. Pero si unidos mantenemos una mirada de esperanza, tendremos la mitad del camino andado imaginando desde ya un porvenir benigno y luminoso, libre de sombras como las que hoy nos rodean. Un porvenir más parecido a aquella tranquilidad cotidiana y querida que millones de personas en el mundo anhelamos recuperar.

Cualquiera que sea nuestra actitud frente al miedo, la buena noticia es que todo pasa. A veces lo bueno, pero afortunadamente también lo malo.


Fuente de la información: Myriam O, Artista Multidisciplinaria 
Foto: Collage de Myriam O
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