La otra reforma a la salud

Sr. Director:

La reforma a la salud es un término equívoco. La llamada “reforma a la salud” corresponde a una reforma respecto al financiamiento, recaudación y gestión de los recursos destinados a la salud. Una verdadera reforma a la salud implicaría generar y aplicar políticas efectivas que tengan un impacto directo en la mejoría del estado de salud de las chilenas y chilenos.

Vale preguntarse entonces ¿es tan mala la salud del país? Desde hace años que el Ministerio de Salud realiza diagnósticos poblacionales seriados a través de la Encuesta Nacional de Salud, una evaluación representativa a nivel nacional sobre distintas condiciones sanitarias. La última fue el año 2017 y los resultados no fueron de los mejores: un tercio del país fuma, uno de cada diez chilenos tiene un consumo riesgoso de alcohol, casi el 90% es sedentario y la obesidad aumentó. También se elevaron las cifras de personas con hipertensión arterial y diabetes mellitus, enfermedades que influyen directamente en la primera causa de mortalidad en Chile: las enfermedades cardiovasculares.

El manejo sanitario de la pandemia implicó destinar enormes recursos y atenciones al manejo del COVID, con muy buenos resultados, por cierto. Sin embargo, esta priorización postergó el diagnóstico y manejo de muchas otras patologías, como, por ejemplo, el cáncer y otras enfermedades crónicas no transmisibles. Esta ventana de oportunidad perdida nos pasará la cuenta en los próximos años. Por otra parte, las cuarentenas y el aislamiento social implicaron un deterioro importante de la salud mental de la población, así como un aumento del sedentarismo y de la obesidad.

El Estado ha decidido enfrentar los problemas de salud de sus ciudadanos privilegiando un modelo médico de salud. Esto quiere decir que la salud se enfrenta través del diagnóstico y tratamiento de enfermedades, proceso que tiene como eje principal a un médico. Éste ocupa herramientas diagnósticas (exámenes e imágenes) e indica procedimientos terapéuticos (fármacos, cirugía) con la ayuda de otros profesionales. Sin lugar a dudas, el modelo médico ha sido beneficioso: los chilenos vivimos en promedio más años que nuestros conciudadanos de hace cien y nos permitimos tener una esperanza de vida mejor que los Estados Unidos. Pero el modelo médico ha encarecido la salud y en parte es el problema que genera la crisis de financiamiento que actualmente vivimos. Por esta razón, si nos mantenemos bajo el modelo médico, solamente podemos esperar que la salud sea cada vez más costosa, con el consecuente problema de cómo financiarla.

Una solución es cambiar el modelo médico a uno centrado en la promoción de salud y bienestar y de prevención de enfermedades. Esto no es fácil ya que implica generar un cambio de paradigma importante: incorporar a otros profesionales sanitarios en roles que habitualmente tienen los médicos o especialistas (lo cual implica cambiar el código sanitario), dar una muchísima mayor fuerza a la atención primaria y a la salud comunitaria de tal modo que adquieran un mayor poder resolutivo, y generar incentivos a las personas que se mantengan saludables. Esto, además de políticas públicas que incentiven fuertemente el deporte, constituirán una verdadera reforma en el sentido de generación de una mejor salud para Chile.

Dr. Francisco Bustamante
Psiquiatra Clínica Universidad de los Andes
Director RADAR


Fuente información: carodriguez@clinicauandes.cl
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