Adolescentes: Cifras del Minsal indican que hasta un 23% se ha autoinferido heridas
En entrevista con Paislobo Prensa, el doctor Franco Lotito analizó el preocupante fenómeno de las autolesiones en el segmento etario de 10 a 18 años. Citando datos del Ministerio de Salud, el especialista reveló que entre el 13% y el 23% de los adolescentes ha incurrido en estas prácticas al menos una vez, buscando canalizar angustias incontrolables más que atentar contra su vida.
Una "angustia incontrolable" que no logra ser verbalizada es, según el doctor Franco Lotito, uno de los principales motores detrás del aumento de autolesiones en la población adolescente. Durante una conversación con este medio, el especialista abordó la realidad de jóvenes que recurren a cortes, quemaduras y golpes como un mecanismo paradójico para sentir alivio frente al agobio emocional.
Lotito contextualizó la gravedad del problema citando estadísticas del Ministerio de Salud, las cuales señalan que entre el 13% y el 23% de los adolescentes chilenos se ha autoinferido heridas alguna vez en su vida. Sin embargo, hizo una distinción clínica relevante basándose en estudios poblacionales:
"Las personas que se autoinfieren en forma recurrente, es decir, cuatro o más veces en el año, responden al 4% de la población adolescente".
El experto advirtió que estas cifras podrían ser conservadoras debido al "secretismo" que rodea estas conductas. Los jóvenes suelen ocultar las heridas —generalmente en abdomen o piernas— bajo la ropa, evitando situaciones como el uso de trajes de baño en verano para no ser descubiertos.
Si bien el fenómeno es transversal, Lotito precisó que las mujeres lideran las estadísticas, tendiendo a realizarse cortes en zonas no visibles. Por su parte, los varones suelen manifestar conductas más violentas, como quemaduras o golpes fuertes.
Entre los factores de vulnerabilidad, el doctor citó al renombrado psiquiatra Otto Kernberg, refiriéndose al "síndrome de difusión de identidad". Los adolescentes con dificultades para consolidar su identidad, sumado a antecedentes de violencia intrafamiliar, abuso o abandono, conforman un grupo de alto riesgo.
Una "angustia incontrolable" que no logra ser verbalizada es, según el doctor Franco Lotito, uno de los principales motores detrás del aumento de autolesiones en la población adolescente. Durante una conversación con este medio, el especialista abordó la realidad de jóvenes que recurren a cortes, quemaduras y golpes como un mecanismo paradójico para sentir alivio frente al agobio emocional.
Cifras que preocupan
Lotito contextualizó la gravedad del problema citando estadísticas del Ministerio de Salud, las cuales señalan que entre el 13% y el 23% de los adolescentes chilenos se ha autoinferido heridas alguna vez en su vida. Sin embargo, hizo una distinción clínica relevante basándose en estudios poblacionales:
"Las personas que se autoinfieren en forma recurrente, es decir, cuatro o más veces en el año, responden al 4% de la población adolescente".
El experto advirtió que estas cifras podrían ser conservadoras debido al "secretismo" que rodea estas conductas. Los jóvenes suelen ocultar las heridas —generalmente en abdomen o piernas— bajo la ropa, evitando situaciones como el uso de trajes de baño en verano para no ser descubiertos.
Perfil y factores de riesgo
Si bien el fenómeno es transversal, Lotito precisó que las mujeres lideran las estadísticas, tendiendo a realizarse cortes en zonas no visibles. Por su parte, los varones suelen manifestar conductas más violentas, como quemaduras o golpes fuertes.
Entre los factores de vulnerabilidad, el doctor citó al renombrado psiquiatra Otto Kernberg, refiriéndose al "síndrome de difusión de identidad". Los adolescentes con dificultades para consolidar su identidad, sumado a antecedentes de violencia intrafamiliar, abuso o abandono, conforman un grupo de alto riesgo.
Señales de alerta y tratamiento
El especialista instó a padres y educadores a estar atentos a "banderas rojas" en el comportamiento:
Finalmente, Lotito enfatizó que esta situación es reversible mediante tratamiento profesional. "El tratamiento consiste justamente en un proceso de psicoterapia, pero en los casos más graves acompañado de farmacología para bajar la ansiedad", concluyó, destacando la importancia de recuperar el control de impulsos para que los jóvenes puedan retomar una vida armoniosa.
- Aislamiento social y soledad.
- Sentimientos de vacío y desesperanza
- Llanto fácil y uso de ropa que cubra extremidades excesivamente.
Finalmente, Lotito enfatizó que esta situación es reversible mediante tratamiento profesional. "El tratamiento consiste justamente en un proceso de psicoterapia, pero en los casos más graves acompañado de farmacología para bajar la ansiedad", concluyó, destacando la importancia de recuperar el control de impulsos para que los jóvenes puedan retomar una vida armoniosa.










