Alzas de contribuciones ahogan a jubilados

Hugo Peréz.

Somos una pareja de profesores que nos unimos en matrimonio el año 1954 cuando recién estábamos iniciando nuestras actividades docentes como profesores rurales en la provincia de Llanquihue y nos veíamos apenas unas horas los fines de semana en la ciudad de Puerto Montt gracias a que éramos vecinos en el barrio y de ahí nació nuestra amistad que se concretó en unión matrimonial cumpliendo todas las exigencias que imponía la sociedad, legalizando el matrimonio en las oficinas del Registro Civil e Identificación y posteriormente la ceremonia religiosa en que nos comprometimos a acompañarnos hasta que la muerte nos separe, promesa que parece se va a cumplir.

Desde ese momento empezamos a proyectar nuestro futuro como pareja legalmente constituida, a educar en la mejor forma a nuestros cinco hijos que llegaron con el tiempo a reforzar nuestro hogar y darle la calidad educacional que estuviese de acuerdo a nuestras posibilidades y elegimos la educación fiscal y creemos que no nos equivocamos y así con esfuerzo fe y optimismo logramos en el tiempo conseguir en base a esfuerzos personales y ahorro mutuo algunas propiedades que nos permitieron vivir con cierta tranquilidad los años de trabajo activo y pensando en la posible jubilación que pudiese llegar y que en ese tiempo se obtenía al cumplir treinta años de trabajo y sin darnos cuenta aún estamos batallando juntos en nuestra vida matrimonial afrontando con dignidad el término vital que se nos avecina.

Todos los objetivos propuestos se han cumplido y también nos hemos dado cuenta cuánto nos ha costado mantenernos vivos y a pesar de todas las dificultades damos gracias a Dios por habernos dado esta gracia por llevar 58 años de matrimonio y con una edad que nos ha dado una serie de enfermedades que hemos tratado de conllevar con esperanzas en nuestros cansados cuerpos a los cuales ya no queremos darle más problemas.

Vivimos en Coyhaique donde pasamos parte del año porque nos gusta la zona y allí llegamos a radicarnos.

En el actual momento nuestras jubilaciones no nos permite solventar los gastos que producimos por conceptos de salud, provisión de alimentos especiales para nuestra sobrevivencia y gastos habituales que se producen en todos los hogares, se nos hace imposible proyectarnos más allá del presente.

No hemos tenido acceso al Bono las Bodas de oro, aún teniendo 58 años de matrimonio porque este beneficio ha sido claramente excluyente y dado sólo para los más pobres y no para valorar el amor matrimonial como institución sólida afectivamente, ni hemos sido favorecidos con ningún beneficio social que los gobiernos han dado a diversos sectores de la comunidad por las mismas causales expuestas anteriormente.- Ahora que algunos sectores políticos están propiciando la exención de impuestos a las contribuciones de bienes raíces a los jubilados que poseen casas de su propiedad y que por razones de exigüidad de sus rentas mensuales no les permite absorber el alza a las contribuciones que el gobierno propone presentar como proyecto de ley al congreso nacional es el momento propicio y sin demagogia de por medio para sacar dividendos electorales que se transparenten todas las dificultades que tenemos los jubilados por incurrir en mayores gastos que los van a dejar en la indefensión, si esta ley se aprueba, para vivir tranquilamente los años que nos quedan para ver la luz del sol y proyectarnos con los pocos rayos de luz que nos da fuerzas para tener una pequeña esperanza de vida.-
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