La Fatorexia: un trastorno alimenticio que afecta a muchas mujeres

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl - Académico, Escritor e Investigador (PUC-UACh)


“El reflejo de nuestra imagen en un espejo puede verse severamente distorsionado por el concepto de belleza que la sociedad ha construido para nosotros” (FLC)

Hoy en día, se está aceptando cada vez más –en el ámbito médico, psicológico y de la salud pública– la existencia del trastorno alimenticio llamado Fatorexia, trastorno en el cual –y al revés de la anorexia–, las mujeres se ven flacas, esbeltas y estupendas a sí mismas cuando se miran frente al espejo, siendo que en realidad, tienen sobrepeso e incluso obesidad.

Quince kilos –y mucho más– de sobrepeso pueden tener las mujeres que sufren de fatorexia, y ellas creen, a pie juntillas, que están en su “peso ideal”. En este sentido, el concepto “fat” proviene del inglés y significa “gordo, obeso, grueso”.

Es lo que le sucedió a la británica Sara Bird, una mujer profesional, con una carrera exitosa y un marido al que adoraba, quién no tenía conciencia alguna de que estaba gorda –por no decir obesa–, hasta el día en que tuvo que ir –a causa de una serie de malestares físicos– a un chequeo médico y subirse a la balanza del facultativo. Quedó atónita y se llevó una gigantesca sorpresa cuando la balanza arrojó que pesaba, nada menos, que 108 kilos.

A raíz de su propia experiencia, la Sra. Sara Bird se dedicó a estudiar, investigar y reunir información sobre su caso, hasta que, finalmente, decidió escribir un libro titulado “Fatorexia, ¿qué ves cuando te miras en el espejo?”, libro donde ella cuenta su experiencia personal y su lucha para que el cuerpo médico reconociera esta condición como un trastorno de la conducta alimenticia, que representaría el polo opuesto de la anorexia, ya que en el caso de ambos trastornos, se produciría una alteración y distorsión del proceso de percepción que impide a las mujeres –y también a algunos hombres– apreciar, con fidelidad, su condición de anoréxicas (“mujeres ultra flacas”) o fatoréxicas (“mujeres con mucho sobrepeso”).

Médicos, psicólogos, psiquiatras y nutricionistas, reconocen hoy en día, que por sus consultas y oficinas transitan muchas mujeres con este perfil. Son personas que nunca más se subieron a una balanza y, por lo tanto, no tienen la más mínima idea de cuánto pesan realmente. Tanto es así, que al momento de tener que pesarse, ellas están seguras de que pesarán entre 70 y 80 kilos. Al igual que Sara Bird, mayúscula es su sorpresa cuando se les dice que tienen hasta 15 kilos más de lo que ellas piensan. Su reacción es de incredulidad, y lo primero que le señalan al profesional, es que “la pesa que está usando está mala”, negándose a aceptar su cruda realidad.

En otros casos, la reacción es aún más violenta, ya que las mujeres se ofenden terriblemente cuando se les hace notar que están obesas. Es por esta reacción de rechazo, que se habla de una suerte de “anorexia invertida”, por cuanto, cuando las mujeres anoréxicas se miran en el espejo, ellas se ven infamemente gordas, en tanto, que en el caso de las mujeres fatoréxicas, ellas se ven a sí mismas “normales y esbeltas”, cuando en realidad presentan obesidad, incluso del tipo mórbida.

Los psicólogos y psiquiatras coinciden en que a la base de la condición de estas mujeres, existe una distorsión del proceso de percepción, así como de la imagen corporal que la persona tiene de sí misma y de la cual no tiene conciencia, o que, simplemente, no quiere aceptar. Es por ello, que se señala, que cuando las personas no están en condiciones de hacerse cargo de un determinado problema, lo que hacen, es entrar en una “fase de negación”. Esto es, precisamente, lo que sucede muy a menudo con las personas alcohólicas y drogadictas: se niegan a reconocer su condición de alcohólicas y drogadictas, aseverando que pueden dejar la ingesta alcohólica o las drogas en el mismo instante en que ellos decidan hacerlo, lo cual, naturalmente, resulta ser una gran mentira disfrazada de mera ilusión.

Con las mujeres fatoréxicas sucede exactamente lo mismo: se niegan a aceptar su realidad, en función de lo cual, la negación de su obesidad –no obstante los datos duros y objetivos que entrega la cantidad de kilos que arroja la balanza–, puede ser el síntoma de un trastorno psicológico. Importante de tener en consideración para las mujeres que pudieran estar sufriendo de fatorexia, es que este trastorno puede, eventualmente, convertirse en un verdadero caldo de cultivo de diversas enfermedades crónicas, a menudo de tipo silenciosas: diabetes, hígado graso, tener alto riesgo de infarto, desarrollar ovarios poliquísticos, sufrir hipertensión arterial y desarrollar un cáncer.

De acuerdo con diversos estudios publicados en la revista médica británica The Lancet, está probado, por ejemplo, que en el caso de las mujeres, el sólo aumento de 14 kilos sobre su peso normal implica un incremento de un 34 a un 59% de mayor riesgo de desarrollar cáncer de útero, esófago, colon, vesícula, endometrio y riñón. No es, por lo tanto, una situación menor.

Digamos finalmente, que es de mucha relevancia –aún cuando resulte difícil y a riesgo de que la persona se “ofenda” y se moleste– entregar retroalimentación oportuna a las personas que están sufriendo este tipo de trastorno, ya que esta información les puede, incluso, salvar su vida.

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