Una mirada al movimiento de los Profesores

Fredy Wömpner G.  Director Instituto Humanismo Cristiano

Por Fredy Wömpner G. - Economista, Director Instituto Humanismo Cristiano

Los profesores representan, sin lugar a duda, una de las profesiones más claves y estratégicas para el desarrollo de un país. 

Nos acompañan desde que cruzamos la puerta del colegio por vez primera, cuando nos separamos de nuestros padres y descubrimos que en el mundo hay muchos más como nosotros. Nos revelan la lectura y la escritura; nos adentran en la ciencia, en la historia, en geografía, en filosofía. Nos dicen de dónde venimos y nos guían para decidir a dónde iremos, pero sobre todo, nos enseñan a ser personas útiles a nuestra sociedad. Ellos son los profesores y existen desde hace siglos. 

Ya en la antigua Roma recibían el nombre de magister, una palabra que proviene de magis, que significa más. Esto se explica porque un profesor es una suma de virtudes.

Un profesor es una persona valiente, que acepta el reto desde la humildad, sabiendo que lo realmente importante es que su alumno aprenda las competencias, conocimientos y habilidades necesarias para poder vivir libremente y en paz. Un profesor es honesto consigo mismo y sabe que es más importante aprender que enseñar. Un profesor aprende más que enseña; se forma, lee y estudia para poder ofrecer conocimientos fiables y válidos a sus alumnos. Un profesor es una fuente de inspiración sin fin; inspiración que nace de su ilusión, de su vocación, de su talento, de su amabilidad y de su amor por su profesión.

Cuando un profesor entra en el aula se concentra en sus alumnos, en nada más que en sus alumnos, en entenderlos y en ayudarlos. Un profesor es consciente de la responsabilidad que tiene sobre sus alumnos. Un profesor sabe que cada pequeño gesto es observado por todos y cada uno de sus alumnos y asume esta responsabilidad con agrado, siendo consciente de que es un modelo para sus alumnos. Un profesor puede ver las necesidades de sus alumnos y es capaz de transformar una persona desorientada en un torrente de fuerza y energía.

De manera personal y con gran cariño, recuerdo a muchos de mis profesores en el colegio o el liceo, donde muchos de ellos dejaron una importante huella en mi persona y de vez en cuando los suelo ver en algún lugar público donde coincidimos.

Mi madre también es profesora y comenzó a trabajar a los 20 años para jubilarse posteriormente a los 60 años, por lo que durante 40 años, ejerció esta noble profesión. Yo crecí viéndola preparar clases, convocar reuniones de apoderados, realizar planificaciones, en tiempos en que no habían computadores y estas debían hacerse a lápiz en cuadernillos cuadriculados, con el consiguiente esfuerzo que todo esto representaba, estando siempre preocupada de sus alumnos y sintiendo una gran responsabilidad por su trabajo.

En otro ámbito, también personal, la vida me dio la oportunidad de poder participar del Documental “La Educación Prohibida” y conocer la experiencia de muchos educadores y modelos educativos en Latinoamérica, con lo que pude dimensionar lo determinante y estratégica que es la educación y el rol de los profesores para el desarrollo de los pueblos y las sociedades, y como esta preocupación es común a muchos países del hemisferio.

Pese a todo lo anterior resulta contradictorio que en comparación a los demás países de la OCDE tengamos a los profesores peor pagados y a los políticos con mejores salarios, lo que resulta muy difícil de entender en un país con más de doscientos años de historia. Y no solo eso, sino que además según los datos entregados por esta organización, los profesores chilenos son los que más horas trabajan de todos los países miembros, y son a la vez los que tienen más número de alumnos por clase en todos los niveles del sistema educacional, tanto a nivel público como privado.

Según el estudio, los profesores nacionales trabajan 2.006 horas anuales, de las cuales 1.146 son horas de clases, frente a una media en los otros países de entre 644 en la educación secundaria superior y las 1.005 en infantil. En tanto, el informe destaca que también los profesores locales son los que tienen más alumnos por sala, alcanzando en las escuelas básicas un promedio de 30 estudiantes, frente a los 21 de otros países de la OCDE, y 31 estudiantes en la educación media, mientras que en los restantes miembros de la organización el promedio es 23 alumnos.

Sin embargo lo anterior resulta paradojal si consideramos que la inversión de Chile en esta materia se sitúa por encima de la media del “club de los países ricos”, siendo a nivel público el cuarto país que más invierte de esos fondos.

En el último año del que se dispone de información, Chile dedicó el 14,9% de los recursos públicos a la educación y un 5,5% del Producto Interior Bruto (PIB), frente a un promedio de 11,2% y de 5,2% en otros miembros de la OCDE, respectivamente. Así, superan a Corea del Sur y a Finlandia, líderes en educación. Con todos estos antecedentes resulta evidente que algo no anda bien en la educación chilena y en especial, en lo que a los profesores respecta, por lo que sus demandas y la movilización que llevan desde hace más de un mes, parece tener muchos fundamentos.

Pero veamos ahora cuales son los puntos se la demanda del gremio.

El petitorio contaba de 11 puntos, donde los más polémicos decían relación con: el pago de la deuda histórica, medidas de estabilidad laboral, mejoras salariales o de asignaciones y el fin al doble proceso de evaluación. Por su parte el gobierno se encuentra en la difícil situación de tener que conciliar el gasto que conlleva un conjunto de medidas en respuesta a las demandas de los profesores, en un momento donde para recuperar el grave déficit fiscal dejado por el gobierno anterior, se ha propuesto una política económica austera, la cual está plenamente justificada, además por el bajo crecimiento de la región continental, las crisis que enfrentan los países vecinos y la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Todo un contexto preocupante que hace que la autoridad analice cuidadosamente cada variación o incremento que pueda tener el gasto público.

Por último, no queda nada más que esperar que ambas partes, lleguen pronto a un acuerdo que permita volver a la normalidad, dado que ya va cerca de un mes y medio en que 600 mil los estudiantes de Enseñanza Básica y Media se encuentran sin clases.

Para finalizar, solo podemos afirmar que cada persona puede formarse su propio juicio al respecto, pero para eso es necesario estar bien informado.

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Fuente de la información: Fredy Wömpner
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