Nuevos perfiles de ingreso a la educación superior

Por Glenda J. Gutiérrez Vásquez y Ricardo Rubén Vega Bois, Académicos Universidad de Los Lagos.

Actualmente nos encontramos frente a una serie de cambios sociales y actitudinales que afectan directamente a nuestros jóvenes e indirectamente a los procesos de ingreso a la universidad, debiendo por tanto nuestras instituciones prever que las nuevas generaciones de estudiantes tienen una gran probabilidad de llegar con perfiles de ingreso distintos a los históricamente asumidos. Ya no se trata de sólo asumir carencias formativas previas, sino de enfrentar a un tipo de estudiante más comunicativo, exigente y empoderado con su entorno y realidad, exigente de derechos y quizás con una asunción menor de responsabilidades.

El Perfil de Ingreso, la descripción del estudiante que llega o de aquel que queremos que ingrese a nuestras instituciones de educación superior. De ahí la importancia de tener claridad respecto a éste.

Una determinación acertada de un perfil de ingreso permitirá, según el Área de Desarrollo de la Docencia de la Unidad de Innovación Educativa (UNIE) de la Universidad de Santiago (USACH) indica:
  • Reducir brechas de desempeño.
  • Mejorar el rendimiento académico de los estudiantes de nuevo ingreso.
  • Aumentar la retención de los estudiantes, especialmente en los primeros dos años.
  • Mejorar los indicadores de aprobación, retención y titulación oportuna, en la unidad académica. Favorecer la gestión personal de nuestros estudiantes.
Por lo anterior se convierte en interesante y necesario visualizar con anticipación, cuál será el perfil .
que portarán nuestros nuevos estudiantes, ahora con la experiencia de un “Estallido Social” en octubre de 2019 y una pandemia mundial que les afecta desde marzo de 2020. Obviamente nos encontraremos con estudiantes muy diferentes a los visualizados otrora.




Cuando hablamos de brechas de desempeño, nos referimos a esa diferencia que se produce entre unos estudiantes frente a otros, incidiendo desde la educación previa recibida hasta las condiciones inmediatas presentes en su acercamiento a la vida universitaria. Nuestras instituciones y en especial la Universidad de Los Lagos, implementan programas de acompañamiento inicial para sus estudiantes, conocido como PACE, los cuales se deben adecuar en cada período según las caracterizaciones que de ellos se obtienen al ingreso.

El rendimiento académico dependerá siempre de diferentes factores, los que van desde la estructura y aplicación acertada de programas y diseños curriculares, hasta la generación de instancias adecuadas de motivación.

La retención, entendiendo esta por la permanencia voluntaria y motivada de nuestros estudiantes, será fuertemente incidida por las dos variables anteriores, es decir formación previa y elementos facilitadores del rendimiento académico.

Producto de todo lo anterior, son los indicadores positivos de aprobación y titulación oportuna, producto de la aplicación de un proceso formativo acorde a circunstancias y especialmente anticipándose a perfiles de ingreso visualizados.

Es dable mencionar que una de las variables más incidentes otrora en el ingreso, mantención y retención en la educación superior, como lo es la condición socio económica de los estudiantes, ha sido superada en buena parte por nuestras instituciones con la gratuidad de los procesos formativos en base a ciertas condiciones, siendo nuestra región y universidad altamente favorecidas con aquello.

La visión humana de los estudiantes como futuros profesionales, nos permite visualizar parte de los requerimientos formativos, especialmente bajo el concepto de “capital humano".

Según EAE Business School, el capital humano trasciende al prisma del individualismo que comienza y termina en el sujeto de esa acción. El legado de esta sabiduría va más allá de sí mismo y alimenta el bienestar social a través de las aportaciones que los integrantes de ese espacio añaden al sistema visto como un conjunto. Esta construcción de un entorno de progreso, a su vez, también alimenta la felicidad de quienes son parte de esa realidad.

Esta visión del éxito no solo da voz a las personas, sino que también transforma a los negocios y a las empresas que cuidan de forma responsable los recursos humanos que hacen posible el cumplimiento de los objetivos alcanzados. Toranzos*1 (2001), sostiene con razón que la calidad educativa está compuesta por tres dimensiones complementarias entre sí: “eficacia”, “relevancia” y “procesos”, marcando un camino secuencial a seguir.

Con todo, es indiscutible ya que el perfil de ingreso de nuestros estudiantes será otro, muy diferente a lo que históricamente estábamos acostumbrados, debiendo por tanto reaccionar anticipadamente teniendo propuestas formativas acordes a este nuevo gran desafío que deberemos asumir.

*1 (Toranzos, L. Evaluación y Calidad. Monográfico. Revista Iberoamericana de Educación. 2001)


Fuente de la información: Ricardo Rubén Vega Bois
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