Nuevas normativas de arrendamiento IFRS 16

Nuevas normativas de arrendamiento IFRS 16
La crisis sanitaria provocada por la pandemia de Covid 19 ha impactado en todos los aspectos de la vida social y personal, la actividad económica empresarial no ha quedado fuera de estos cambios. Tanto gobiernos como instituciones internacionales han adoptado nuevas medidas con el objetivo de flexibilizar las normas empresariales y de arrendamiento.

La normativa IFRS 16 (International Financial Reporting Standards) que en español significa Norma Internacional de Información Financiera (NIIF) fue decretada por el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad. La IFRS 16 entró en vigencia en enero del 2019 y es la encargada de aportar una orientación sobre la contabilización de arrendamientos y alquileres. A su vez, esta norma impacta en los estados financieros de los locatarios de equipos y propiedades, colocando a los arrendamientos en el balance general como activo o pasivo según su uso.

Uno de los objetivos de la IFRS 16 es proporcionar información a los usuarios de los estados financieros, con el propósito de que ellos evalúen las oportunidades y los riesgos de los flujos de dinero que proceden de los arrendamientos. A su vez, la IFRS 16 brinda información sobre las transacciones de alquileres.

Por otro lado, la IFRS 16 (NIIF 16) suprime el modelo de contabilidad dual para arrendatarios que diferencia los arrendamientos financieros (registrados dentro del balance) de los arrendamientos operativos. Esto da lugar a un nuevo modelo único, similar al actual pero registrado dentro del balance.

Este modelo de contabilidad del arrendatario único requiere un reconocimiento de los activos y pasivos en un plazo de 12 meses como máximo.


¿Cómo se miden los activos?


Los activos por derecho de uso se pueden medir de la misma manera que cualquier activo no financiero, tales como inmuebles, los equipos, las maquinarias o las propiedades. Por su parte, los pasivos por arrendamiento se calculan de manera semejante a cualquier otro pasivo financiero. Por ende, el arrendatario puede reconocer los intereses sobre el pasivo y la depreciación del activo según su uso.

Además, tales pasivos y activos pueden medirse sobre el valor presente. Es decir, incluyendo pagos de arrendamiento no cancelables.

Es preciso aclarar que, para los arrendatarios, el contrato de alquiler del bien es tanto un pasivo como un activo equivalente por el derecho de uso del objeto. Además, durante el lapso que dure el contrato las empresas aplicarán un patrón de reconocimiento de gastos, evaluarán los impactos de la norma y las implicaciones en su negocio. Dichas implicaciones pueden incluir costos de implementación, efectos de cambios de las prácticas del negocio y resultados financieros causados por la nueva normativa.

Este tema supone una complejidad para analizar los contratos existentes. Por lo tanto, el Comité de Normas Internacionales de Contabilidad (CNIC) anunció una propuesta de modificación en la norma de arrendamientos con el objetivo de alcanzar una simplificación práctica. A su vez se lanzaron materiales educativos sobre la nueva normativa, criterios contables y posibles aplicaciones. 

¿En qué condiciones se puede aplicar la simplificación práctica, que surge como consecuencia del Covid 19?

En primer lugar, un incremento de los pagos totales del arrendamiento que reflejen el valor temporal del dinero. Es decir, la modificación en los pagos es una contraprestación revisada del arrendamiento sustancialmente equivalente a la anterior. En segundo término, las reducciones en los pagos por arrendamiento solo impactan en aquellos con vencimiento previo al 30 de junio de 2021. Por último, dichos cambios no afectan sustancialmente a las condiciones y cláusulas del arrendamiento acordado.

Es importante aclarar que es necesario revisar cada contrato de alquiler vigente y su impacto contable y monetario que este nuevo cambio normativo produce en las áreas financieras.

Comunicado de Prensa / Fuente: Yinki Lobo.
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