El plagio en colegios, universidades y… en el Congreso

El plagio en colegios, universidades y… en el Congreso
Dr. Franco Lotito C. - Académico, escritor e investigador (PUC-UACh) – www.aurigaservicios.cl

“El plagio es la oportunidad de los incapaces” (autor desconocido)



En un par de días más, colegios y universidades retomarán las actividades lectivas, actividades que, además de pruebas e interrogaciones orales, implica la realización de trabajos escritos de investigación.

El problema al respecto de estos trabajos, es que de acuerdo con estudios internacionales, alrededor del 70% de los alumnos de colegios y universidades hace trampa en la realización de las tareas solicitadas por sus profesores, plagiando los trabajos y haciéndolos pasar por suyos.

Uno de los factores que propicia e impulsa a las personas –incluyendo a los “honorables” diputados y senadores– a plagiar los trabajos de otros autores, es el masivo acceso a Internet, plataforma que representa un conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas, donde se encuentran millones de páginas acerca de diversas y numerosas materias conteniendo todo tipo de datos e información.

El fácil acceso a Internet es lo que tienta cada vez a más personas a descargar trabajos prefabricados desde la red, tal como es el caso de sitios web como Wikipedia o “Rincón del Vago”, uno de los sitios más populares de “tareas”, o bien, de sitios similares que contienen miles de artículos y trabajos académicos, tal como www.monografías.com.

Si bien, siempre ha existido la posibilidad de copiar los trabajos de otras personas –sin que el autor del plagio cite la fuente desde dónde obtuvo la información, a fin de dar el crédito al autor original del texto plagiado–, hoy es un fenómeno que se ha vuelto muy masivo, ya que dada la ingente cantidad de información disponible en Internet, basta con buscar el tema a través de motores de búsqueda como Google y, a continuación, comenzar a “copiar”, “cortar” y “pegar”, para tener en pocos minutos un trabajo listo para ser entregado al profesor.

Esta mala práctica no nos debiese extrañar tanto, si pensamos que varios diputados y senadores del Congreso Nacional han usado textos completos de Wikipedia para elaborar proyectos de ley. El caso del “honorable” ex senador Alejandro Navarro es emblemático, ya que este (des)honorable ni siquiera fue capaz de eliminar los vínculos, palabras y conceptos de otras naciones que no usamos en nuestro país.

De acuerdo con el sitio Web “El Líbero”, al ex senador Alejandro Navarro se lo considera el “pionero” en la práctica del plagio en el parlamento al ser descubierto en mayo del año 2007 por periodistas del programa “Contacto” de Canal 13 de Televisión, quienes pusieron en evidencia que Navarro había utilizado –y cito textual– “textos completos de Wikipedia y de otros sitios de internet para elaborar un proyecto de ley que apuntaba a regular el uso y la investigación de la nanotecnología”.

Tal como da cuenta el periodista Uziel Gómez en su reportaje, la práctica del senador Alejandro Navarro de “copiar sin revelar la fuente ya resulta grave, pero utilizar fuentes a todas luces inaceptables para un proyecto de ley, es aún más grave”.

El texto de ley sobre el uso de la nanotecnología impulsada por Alejandro Navarro en el parlamento fue publicada en el año 2007 en los diarios El Mercurio y La Segunda, luego de descubrirse el plagio, generando ácidas reacciones y cuestionamientos por parte de decenas de personeros, científicos y académicos de diferentes universidades y centros de investigación.

Igualmente, resulta muy llamativo que quien fuera candidato a la presidencia de nuestro país, el ex senador Alejandro Guillier (PRO), pagó en su momento la no despreciable cifra de “$19 millones de pesos por el uso de informes” completamente plagiados.

Asimismo, reportajes posteriores del canal de televisión Mega y de Ciper Chile –este último un medio digital de comunicación dedicado al periodismo de investigación– sacaron a la luz pública en el año 2017 –y cito textualmente– que las “asesorías plagiadas eran una práctica común entre los parlamentarios de diferentes sectores políticos”, habiendo varios congresistas que encabezaban la lista de plagios vía “copy & paste”, entre los cuales destacaban –con “plagio total”– Claudia Nogueira (UDI), Roberto León (DC), Gustavo Hasbún (UDI), Sergio Ojeda (DC), entre otros, siendo las parlamentarias más prolíficas en el uso del “plagio parcial”, las diputadas Claudia Nogueira (UDI) y Camila Vallejos (PC) –actual Ministra Secretaria General de Gobierno del presidente Gabriel Boric– con “ocho informes cada una de ellas”.

La pregunta y/o cuestionamiento que surge en forma natural al respecto de la práctica del plagio es: ¿con qué moral o con qué derecho se le puede exigir a los estudiantes de colegios y universidades que no hagan uso del plagio y del “copiar y pegar” en sus trabajos académicos, si muchos de los –¿honorables?– diputados y senadores que deben ser un ejemplo de probidad, honestidad y rectitud para los niños, jóvenes y ciudadanos de nuestro país resultan ser simples personas deshonestas?

Señalemos, finalmente, que ante la evidente facilidad de obtener desde Internet trabajos completos en pocos minutos, las instituciones de educación superior han optado por reforzar las sanciones e informar a sus estudiantes acerca de las consecuencias de incurrir en conductas y prácticas reñidas con la ética, estableciendo sanciones para los tramposos que van desde calificar el trabajo plagiado con: (a) la nota más baja, (b) que el alumno repruebe la asignatura, (c) suspender al estudiante por un semestre o, incluso, (d) por un año lectivo, dependiendo de la gravedad y/o reiteración de la conducta del estudiante de plagiar trabajos ajenos.

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