Los profesores universitarios que investigan… enseñan mejor
Dr. Franco Lotito C. -
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)– www.aurigaservicios.cl
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” (Nelson Mandela, primer presidente negro electo democráticamente en Sudáfrica).
Primero que todo, hay que dejar establecido, que el “proceso de enseñanza-aprendizaje es aquel que se produce de un modo intencionado”, ya sea por parte del profesor, como así también por parte del estudiante. Lo anterior significa que “el profesor tiene que querer enseñar y el estudiante tiene que querer aprender”, es decir, ambas partes de la ecuación están relacionadas y son indispensables para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se dé de manera apropiada.
Ahora bien, una investigación llevada a cabo por la Universidad Complutense de Madrid, España, y la Universidad Jaume I, de Castellón, España, en la que participaron un “total de 604 profesores universitarios por un lapso de cinco años, llegó a la conclusión que una mayor producción en investigación por parte de los profesores se asocia directamente con una mayor calidad docente”.
El Dr. Teodosio Pérez Amaral, uno de los investigadores del Departamento de Economía Cuantitativa de la Universidad Complutense de Madrid, asegura que “aquellos docentes que cuentan con producción y resultados en investigación enseñan mejor que otros profesores con menos investigación”. De hecho, de acuerdo con este estudio longitudinal, los profesores “que no investigan son cinco veces más propensos a ser peores docentes”.
Este uno de los resultados obtenidos en una investigación titulada “La Calidad percibida de la Docencia Universitaria. ¿Son mejores docentes los mejores investigadores?”, donde se analizó la interacción entre las tareas de gestión e investigación y la calidad docente de los profesores universitarios.
Los docentes participantes de la investigación procedían de 25 departamentos de las áreas de Humanidades, Ciencias Sociales, Económicas, Ciencias Naturales e Ingenierías de la Universidad Jaume I. El estudio que fue publicado en la revista Applied Economics (Economía Aplicada) incluyó un total de 69 variables de fuentes oficiales, con la finalidad de medir los índices de enseñanza, tareas administrativas y de investigación de los docentes.
Uno de los índices analizados fue, precisamente, el Teachqual (o calidad docente), a través del cual, los estudiantes pudieron evaluar la calidad de la enseñanza impartida por los profesores en una escala que iba de 0 a 9. De acuerdo con lo que señala el Dr. Nikolaos Georgantzis del Laboratorio de Economía Experimental de la Universidad Jaume I y coautor del estudio, aquellos profesores que investigan demostraron tener un mejor criterio para elegir qué temas abordar en la docencia, así como también un mayor acierto y rigor debido a los continuos filtros y controles a los que está sujeta la actividad científica.
Debido a su experiencia en investigación, estos “profesores están en condiciones de dirigir Tesis doctorales con mayores garantías de éxito que los no investigadores”, así como también para orientar a sus estudiantes académicamente y/o profesionalmente con mejor criterio.
Por otra parte, un factor que también puede afectar a la excelencia educativa, es la realización de diversas labores administrativas, factor que le resta un tiempo importante al docente en la preparación de sus clases. Sin embargo, si el peso de las tareas administrativas es elevado y el profesor a cambio de ello recibe una disminución de la carga docente, en ese caso, la calidad de la enseñanza no empeora.
Al tomar en consideración las áreas en las cuales se desempeñaban los docentes estudiados, los profesores que pertenecían al Departamento de Educación consiguieron los mejores resultados, en tanto que al comparar el desempeño entre sexos, las mujeres fueron las que registraron una docencia de mejor calidad. Asimismo, la elaboración de libros y material multimedia benefició al proceso de enseñanza, no así los cursos de mejora pedagógica en los que participaron los profesores.
Otro aspecto que reveló este estudio, es el hecho que la investigación, en ocasiones, puede volverse en contra de la calidad de la enseñanza cuando ésta es excesiva, por cuanto, esta actividad le consume la mayor parte del tiempo y energía al docente. De acuerdo con lo que señalan los autores de la investigación, el hecho de dedicarse de manera intensa a la investigación puede dar lugar a que disminuya la calidad de la enseñanza.
Digamos, finalmente, junto con el escritor, humanista y economista español José Luis Sampedro, que “la enseñanza debe ser, sobre todo una provocación intelectual”, especialmente, si pensamos que cuando uno enseña, son dos las personas que, en realidad, aprenden.
En este sentido, habría que hacerle caso a Albert Einstein, ganador del premio Nobel de Física, quien decía que “nunca había que considerar al estudio como una obligación, sino que como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.
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“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” (Nelson Mandela, primer presidente negro electo democráticamente en Sudáfrica).
Primero que todo, hay que dejar establecido, que el “proceso de enseñanza-aprendizaje es aquel que se produce de un modo intencionado”, ya sea por parte del profesor, como así también por parte del estudiante. Lo anterior significa que “el profesor tiene que querer enseñar y el estudiante tiene que querer aprender”, es decir, ambas partes de la ecuación están relacionadas y son indispensables para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se dé de manera apropiada.
Ahora bien, una investigación llevada a cabo por la Universidad Complutense de Madrid, España, y la Universidad Jaume I, de Castellón, España, en la que participaron un “total de 604 profesores universitarios por un lapso de cinco años, llegó a la conclusión que una mayor producción en investigación por parte de los profesores se asocia directamente con una mayor calidad docente”.
El Dr. Teodosio Pérez Amaral, uno de los investigadores del Departamento de Economía Cuantitativa de la Universidad Complutense de Madrid, asegura que “aquellos docentes que cuentan con producción y resultados en investigación enseñan mejor que otros profesores con menos investigación”. De hecho, de acuerdo con este estudio longitudinal, los profesores “que no investigan son cinco veces más propensos a ser peores docentes”.
Este uno de los resultados obtenidos en una investigación titulada “La Calidad percibida de la Docencia Universitaria. ¿Son mejores docentes los mejores investigadores?”, donde se analizó la interacción entre las tareas de gestión e investigación y la calidad docente de los profesores universitarios.
Los docentes participantes de la investigación procedían de 25 departamentos de las áreas de Humanidades, Ciencias Sociales, Económicas, Ciencias Naturales e Ingenierías de la Universidad Jaume I. El estudio que fue publicado en la revista Applied Economics (Economía Aplicada) incluyó un total de 69 variables de fuentes oficiales, con la finalidad de medir los índices de enseñanza, tareas administrativas y de investigación de los docentes.
Uno de los índices analizados fue, precisamente, el Teachqual (o calidad docente), a través del cual, los estudiantes pudieron evaluar la calidad de la enseñanza impartida por los profesores en una escala que iba de 0 a 9. De acuerdo con lo que señala el Dr. Nikolaos Georgantzis del Laboratorio de Economía Experimental de la Universidad Jaume I y coautor del estudio, aquellos profesores que investigan demostraron tener un mejor criterio para elegir qué temas abordar en la docencia, así como también un mayor acierto y rigor debido a los continuos filtros y controles a los que está sujeta la actividad científica.
Debido a su experiencia en investigación, estos “profesores están en condiciones de dirigir Tesis doctorales con mayores garantías de éxito que los no investigadores”, así como también para orientar a sus estudiantes académicamente y/o profesionalmente con mejor criterio.
Por otra parte, un factor que también puede afectar a la excelencia educativa, es la realización de diversas labores administrativas, factor que le resta un tiempo importante al docente en la preparación de sus clases. Sin embargo, si el peso de las tareas administrativas es elevado y el profesor a cambio de ello recibe una disminución de la carga docente, en ese caso, la calidad de la enseñanza no empeora.
Al tomar en consideración las áreas en las cuales se desempeñaban los docentes estudiados, los profesores que pertenecían al Departamento de Educación consiguieron los mejores resultados, en tanto que al comparar el desempeño entre sexos, las mujeres fueron las que registraron una docencia de mejor calidad. Asimismo, la elaboración de libros y material multimedia benefició al proceso de enseñanza, no así los cursos de mejora pedagógica en los que participaron los profesores.
Otro aspecto que reveló este estudio, es el hecho que la investigación, en ocasiones, puede volverse en contra de la calidad de la enseñanza cuando ésta es excesiva, por cuanto, esta actividad le consume la mayor parte del tiempo y energía al docente. De acuerdo con lo que señalan los autores de la investigación, el hecho de dedicarse de manera intensa a la investigación puede dar lugar a que disminuya la calidad de la enseñanza.
Digamos, finalmente, junto con el escritor, humanista y economista español José Luis Sampedro, que “la enseñanza debe ser, sobre todo una provocación intelectual”, especialmente, si pensamos que cuando uno enseña, son dos las personas que, en realidad, aprenden.
En este sentido, habría que hacerle caso a Albert Einstein, ganador del premio Nobel de Física, quien decía que “nunca había que considerar al estudio como una obligación, sino que como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.
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