La delgada línea roja: cómo optimizar el crítico “período de transición” de la vaca para obtener un alto rendimiento lechero
El período que comprende los 21 días antes y después del parto es una etapa crítica que define la futura producción y salud de la vaca lechera. Según Rodrigo Venegas, Product Manager Nutrición de Veterquímica, un estudio de 2024 reveló que las fallas en el manejo durante esta fase, son el origen de las principales causas de eliminación de vacas en los rebaños, impactando directamente en la rentabilidad del sistema productivo.
Un reciente análisis de la industria lechera ha puesto nuevamente el foco en una de las etapas más determinantes y a la vez más sensibles en la vida de una vaca productora: el período de transición. Definido como el lapso que abarca los 21 días previos al parto y los 21 días posteriores, esta fase es considerada una "línea roja" que, de no ser manejada adecuadamente, puede traer consecuencias económicas graves para el productor.
Rodrigo Venegas, Product Manager de Nutrición Ganadería de Veterquímica, explicó que los efectos de un manejo deficiente en esta etapa son directos y cuantificables. “El año pasado, se publicó un estudio en donde evaluaron las causas que generaban la eliminación de las vacas del rebaño”, señaló. Los resultados son decidores: el 52% de las eliminaciones se debieron a problemas reproductivos, un 21% a baja producción y un 18% a problemas de mastitis. El factor común de estas tres causas, según el estudio, es que “se originaban por problemas de manejo y/o nutricionales durante el período de transición”.
Uno de los aspectos fisiológicos más críticos es el metabolismo del calcio. Una alteración en sus niveles puede provocar menor contractibilidad uterina, resultando en partos difíciles y una mayor predisposición a infecciones como la metritis —una inflamación bacteriana del útero—, que a su vez impacta el futuro desempeño reproductivo del animal.
Para evitar estas complicaciones, la nutrición y el manejo son fundamentales. El primer pilar es asegurar una correcta condición corporal, un indicador del estado de reservas energéticas del animal. Basándose en estudios de 2023, Venegas indicó que el puntaje óptimo en la escala de 1 a 5 se sitúa entre 3,25 y 3,5. “Sobre 3,5 y bajo 3,25, la curva de producción de leche baja notablemente”, afirmó. Este ajuste debe realizarse durante el período seco de la vaca, previo al período de preparto.
El segundo pilar es el consumo. Es crucial que la vaca consuma entre doce a catorce kilos de materia seca diarios. Dentro de esta ración, se debe apuntar a un aporte de mil doscientos gramos de proteína metabolizable, lo que asegura una buena calidad de calostro para el ternero y un adecuado llenado de la ubre, entre otros efectos positivos. Además, el tamaño de la fibra es un detalle técnico de gran relevancia: debe medir idealmente unos 2,5 centímetros para evitar que la vaca seleccione el alimento y para no limitar su consumo por un llenado ruminal.
Para monitorear la efectividad de la dieta, especialmente el uso de sales aniónicas que ayudan a prevenir desbalances de calcio, existe una prueba de campo sencilla: la medición del pH en la orina. Los valores deben fluctuar entre 6 y 7. Venegas subraya la importancia de realizar esta medición de forma consistente, siempre a la misma hora y unas dos o tres horas después del consumo de la ración, para obtener datos fiables.
Finalmente, Venegas recalcó que estos cuidados son una inversión directa en la rentabilidad del negocio lechero, ya que una ternera criada en el sistema solo comienza a pagar la inversión inicial y a generar ganancias desde la 2,5 lactancia. Por lo que debemos procurar un buen estatus sanitario para que la vaca permanezca en el rebaño, aumentando su producción vitalicia.
Un reciente análisis de la industria lechera ha puesto nuevamente el foco en una de las etapas más determinantes y a la vez más sensibles en la vida de una vaca productora: el período de transición. Definido como el lapso que abarca los 21 días previos al parto y los 21 días posteriores, esta fase es considerada una "línea roja" que, de no ser manejada adecuadamente, puede traer consecuencias económicas graves para el productor.
Rodrigo Venegas, Product Manager de Nutrición Ganadería de Veterquímica, explicó que los efectos de un manejo deficiente en esta etapa son directos y cuantificables. “El año pasado, se publicó un estudio en donde evaluaron las causas que generaban la eliminación de las vacas del rebaño”, señaló. Los resultados son decidores: el 52% de las eliminaciones se debieron a problemas reproductivos, un 21% a baja producción y un 18% a problemas de mastitis. El factor común de estas tres causas, según el estudio, es que “se originaban por problemas de manejo y/o nutricionales durante el período de transición”.
Uno de los aspectos fisiológicos más críticos es el metabolismo del calcio. Una alteración en sus niveles puede provocar menor contractibilidad uterina, resultando en partos difíciles y una mayor predisposición a infecciones como la metritis —una inflamación bacteriana del útero—, que a su vez impacta el futuro desempeño reproductivo del animal.
Para evitar estas complicaciones, la nutrición y el manejo son fundamentales. El primer pilar es asegurar una correcta condición corporal, un indicador del estado de reservas energéticas del animal. Basándose en estudios de 2023, Venegas indicó que el puntaje óptimo en la escala de 1 a 5 se sitúa entre 3,25 y 3,5. “Sobre 3,5 y bajo 3,25, la curva de producción de leche baja notablemente”, afirmó. Este ajuste debe realizarse durante el período seco de la vaca, previo al período de preparto.
El segundo pilar es el consumo. Es crucial que la vaca consuma entre doce a catorce kilos de materia seca diarios. Dentro de esta ración, se debe apuntar a un aporte de mil doscientos gramos de proteína metabolizable, lo que asegura una buena calidad de calostro para el ternero y un adecuado llenado de la ubre, entre otros efectos positivos. Además, el tamaño de la fibra es un detalle técnico de gran relevancia: debe medir idealmente unos 2,5 centímetros para evitar que la vaca seleccione el alimento y para no limitar su consumo por un llenado ruminal.
Para monitorear la efectividad de la dieta, especialmente el uso de sales aniónicas que ayudan a prevenir desbalances de calcio, existe una prueba de campo sencilla: la medición del pH en la orina. Los valores deben fluctuar entre 6 y 7. Venegas subraya la importancia de realizar esta medición de forma consistente, siempre a la misma hora y unas dos o tres horas después del consumo de la ración, para obtener datos fiables.
Finalmente, Venegas recalcó que estos cuidados son una inversión directa en la rentabilidad del negocio lechero, ya que una ternera criada en el sistema solo comienza a pagar la inversión inicial y a generar ganancias desde la 2,5 lactancia. Por lo que debemos procurar un buen estatus sanitario para que la vaca permanezca en el rebaño, aumentando su producción vitalicia.
Fuente información: Agencia MI / Rocío Gambra
Esta nota podría tener imágenes de: https://pixabay.com/es/ - https://unsplash.com/
Esta nota podría tener imágenes de: https://pixabay.com/es/ - https://unsplash.com/